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» Diario Cordoba
Fecha: 16/11/2024 15:05
No entiendo esa manía de desear el fin a cineastas de avanzada edad, cineastas que nos regalan cada año una excelente película en tiempos tan grises como los que vivimos para el arte cinematográfico. Es el caso de Woody Allen, con quien lo están consiguiendo, o Clint Eastwood -el caso que hoy nos ocupa- ... y tantos otros que han sufrido eso del edadismo en sus carreras, cuando la experiencia ha llegado a lo más alto. Desde que irrumpiera en la dirección cinematográfica allá por los años setenta, ya siendo una estrella, y , sobre todo, desde que en los noventa presentara Cazador blanco, corazón negro, Un mundo perfecto y, por supuesto, el western crepuscular Sin perdón, no ha dejado de entregarnos títulos de gran calidad, un puñado de memorables obras entre las que están Los puentes de Madison, Mystic River, Million dollar baby, Gran Torino... Hasta hoy, que, a partir de un notable guion del emergente Jonathan Abrams, con ciertos ecos de 12 hombres sin piedad y Falso culpable, se narra cómo el protagonista, elegido miembro de un jurado para decidir la culpabilidad de un acusado de asesinar a su novia, influenciará en el resto del jurado. Las interpretaciones, como siempre, son más que notables, sobresaliendo Toni Collette como fiscal con aspiraciones políticas. El protagonista, con buena carga de culpabilidad, como heredada de Crimen y Castigo, corre por cuenta de Nicholas Hoult, acompañado en el reparto de J.K. Simmons, entre otros y otras intérpretes. La intriga en este drama judicial está servida, poco a poco el espectador se introduce en la trama por la que nos conduce este maestro, aportándonos la información necesaria en cada momento como para ir conociendo al personaje, su pasado y los hechos que le llevarán a plantearse un gran problema de conciencia, manteniéndonos expectantes ante la difícil resolución del caso. Muy recomendable esta nueva producción de Malpaso, filmada con la gran efectividad que caracteriza a su director, que no se anda por las ramas y mantiene una narrativa transparente como buen heredero de los clásicos.
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