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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 16/11/2024 02:56
A través de pinturas, textiles e instalaciones, “En el plexo, la raíz”, muestra de la galería Biga, ingresa a la idiosincrasia, conformado por lo natural y lo cultural, del corazón de Tucumán. La exhibición es el primer paso del proyecto Excéntrica, “que busca mostrar y visualizar artistas por fuera de Buenos Aires”, explica Gabriela Campos, directora de la galería, que constará de dos exposiciones al año. “Comenzamos a trabajar con Cecilia Quinteros Macció para generar una situación federal para salir de este concepto de Buenos Aires o el interior y empezamos con artistas de Tucumán porque tiene que ver con mi identidad, y con el contacto que habíamos tenido con Cecilia a partir del trabajo que hicimos en la Feria de Salta, donde nos fue muy bien”, agrega. Y, en ese sentido, sostiene que se trata de “mostrar lo qué pasa en el interior, en el plexo de una región, de una sociedad, de una identidad, de un pueblo, expresado artísticamente”. La exhibición es el primer paso del proyecto Excéntrica, “que busca mostrar y visualizar artistas por fuera de Buenos Aires” Quinteros Macció sostiene que el proyecto busca “visualizar a los artistas de la provincia, sin caer en cuestiones que por ahí están más en boga o de las que se habla más, como el vínculo con lo antropológico” y que busca plantear “otra visión más vinculada a los entramados de lo afectivo dentro de lo que es la construcción de lo que pensamos como identidad y las raíces”. En esta primera edición, en la galería de Retiro se presentan Eugenia Correa, Emiliano D’Amato Mateo, Florencia Vivas y Jessica Morillo, que en distintos lenguajes proponen un corrimiento interno, manifiestan una mirada sobre el terruño que termina construyéndose a través de las experiencias personales. Por eso, agrega la curadora, “En el plexo, la raíz” es “esta cuestión de lo afectivo, como se construyen nuestras raíces como seres humanos, algo que identifica un territorio y al mismo tiempo puede ser proyectado a nivel colectivo”. Eugenia Correa es una pintora singular, con una técnica preciosista, que suele trabajar en sus obras con la herencia de la Historia del arte, del Renacimiento al Rococó, sobre la que opera con elementos y lecturas contemporáneas para construir piezas de una belleza inquietante. Para la serie, Correa trabajó a partir de fotografías antiguas En la muestra se presenta con su serie de El mandato, que a través de los retratos expone ciertas dinámicas de las relaciones familiares, de esas que muchas veces se silencian y en otras se ignoran de manera consciente, pero que jamás se aceptan abiertamente. Las herencias que se cargan sin desearlo, los hijos predilectos o, en el otro extremo, los invisibilizados, las mímesis que se generan para no romper con lo que se espera. En fin, los mandatos. “Ella trabaja a partir de las fotografías antiguas. Hizo toda una investigación sobre eso y extrapola toda esa información histórica a la propia historia de su familia y también a la propia como mujer, que de alguna manera carga con las herencias y lo que se espera de cada uno de nosotros”, sostiene Quinteros Macció. Así, los rostros se asimilan, en algunos casos casi son la misma persona, como en el caso de la madre e hija que, en una captura de una boda, expresan la misma ambigüedad, con ojos cansados, y visten de blanco, como una ciclo que ya está destinado a repetirse. O en otro, donde unos varones aparecen desdibujados, revelando la desaparición de una identidad, una eliminación de lo particular, de lo diferente, en pos de aceptar lo impuesto, lo normativo, quizá. "El mandato", de Eugenia Correa En los fondos de algunas de las obras se despliegan constelaciones, puntos que se unen formando pequeños firmamentos que suman una lectura esotérica que sigue presente en la sociedad actual, esa increíble necesidad de creer que una serie de correlaciones, de posicionamientos de estrellas más allá de nuestra galaxia, pueden marcar la vida, el destino de alguien. En ese sentido, la artista parece decir que las farsas y mandatos no solo son estructurales en el círculo más íntimo, sino que además se despliegan en otros ámbitos, aun cuando se los considere inocentes. La trampa está servida. La artista textil Jessica Morillo, “que es una referente, con muchas exposiciones en Latinoamérica y con muchos premios”, cuenta Quinteros Macció, presenta una “serie bastante inusual porque es la primera grande que construye y donde trabaja lo autobiográfico”. “En este caso, ella plantea lo que sucede de mujer a mujer, de abuela a madre, de abuela a nieta, de madre a hija. Y cuenta su propia historia y al mismo tiempo vincula esa historia a las configuraciones de lo femenino”, agrega. "La figura sigue intacta", de Jessica Morillo Por su parte, Florencia Vivas propone un juego entre la cuestión del material industrial, como es la chapa y la forma de la mujer, para poner el énfasis en la construcción de la imagen, a partir de gestos reconocibles. “La mujer en esta especie de miriñaque o también como de molde en el que suceden cosas dentro. El tema del lobo feroz, el del hilo rojo y toda esa información cultural que las mujeres vamos incorporando a nuestra estructura. Y, por otro lado, el vínculo con la naturaleza, que la mantiene como suspendida en el aire”, comenta la curadora. Y agrega: “En las piezas los pies no están en la tierra, están suspendidos en una especie de incorporación de ella a la naturaleza. Y en ese juego, de alguna manera, conecta lo natural con lo cultural y con lo político de lo femenino”. "Una tarde de domingo por el paseo de espinas", de Florencia Vivas Campos agrega: “Florencia genera una situación dramática y poética, a la vez, del rol femenino en la región. Aparecen objetos que pertenecían a su familia que parecen de cierta inocencia o de infantilismo, pero que utiliza para mostrar situaciones que fueron sucediendo, difíciles, de violencia, por ejemplo”. En distintos espacios de la muestra, aparecen las piezas de Emiliano D’amato, quien trabaja lo natural y lo cultural, en este caso a través de recreaciones de flores de lapacho que, a su vez, pueden tomarse como las cabezas de osos hormigueros. “Toma este material el plástico, que es tan demonizado en cuanto a la ecología, a la convivencia con la naturaleza, y decide crear esta fusión contradictoria de la flora y la fauna de Tucumán”, dice Quinteros Macció. "Resonancia mórfica violeta", de Emiliano D’Amato Mateo Y agrega: “Lo que busca es mostrar todas esas tensiones que configuran una identidad de un territorio, esas tensiones en las que los artistas también van dándole su forma, de vincularse con el mundo y con los entramados de una sociedad muy particular en la que estamos en estas polaridades constantemente”. En ese sentido, Campos suma: “En Tucumán, todos los meses de agosto se llena de lapachos amarillos, violetas y rosados. Es un momento de mucha sequía, cuando la flor del lapacho aparece. Esta intervención justamente genera una poética sobre lo dramático de la tradición, en donde los ciclos florales, los de la naturaleza, van a acompañar siempre las tradiciones, pase lo que pase”. *”Del plexo, a la raíz”, en galería Biga, Arenales 1181, CABA. Lunes a Viernes, de 10 a 19 hs. Hasta el 6 de diciembre. Entrada gratuita.
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