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» Diario Cordoba
Fecha: 15/11/2024 19:35
Exigimos tolerancia cero con los violentos, con los incompetentes, con los bulos, con los xenófobos, con los misóginos y los homófobos y con otros muchos comportamientos y actitudes más que atacan nuestros derechos y libertades, intoxican nuestro principios y certezas y hacen daño a la convivencia. Pero en la víspera de la jornada mundial de la tolerancia, cuya declaración fue firmada por la Unesco el 16 de noviembre de 1995, merece una reflexión su necesidad para construir espacios comunes de entendimiento. Sobre todo, hoy que tanta polarización existe, donde cada uno sólo admite sus propias ideas y criterios que quiere imponer a toda costa, incluso destruyendo la verdad y tergiversando la realidad si hace falta. La tolerancia es el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. Frente a la ignorancia, aquélla se fomenta con el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica que deberíamos de fomentar, porque contribuye a sustituir la cultura de confrontación y la guerra por la cultura de la reconciliación y la paz. Otros artículos de Francisco García-Calabrés Cobo Tormenta de verano El arcángel convicto Tormenta de verano Aquellas pequeñas cosas Tormenta de verano Justicia Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia, pasividad, aguante o indulgencia, sino una actitud activa de reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales de los demás que, en ningún caso, puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y su práctica no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las convicciones personales o atemperarlas. Significa que toda persona es libre de adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las suyas. En un mundo que se caracteriza por su diversidad, la intensificación de la intolerancia y de los conflictos representa una amenaza potencial para todos, por eso es más esencial que nunca. La tolerancia no es que «todo» valga, ni que ignoremos cual es nuestra identidad y nuestro papel en el mundo actual, sino todo lo contrario: que prevalezca aquello que es genuino frente a la impostura, y que nos demos cuenta de que ya no vivimos en sociedades monolíticas sino plurales y abiertas donde también existen espacios igual de legítimos para otras formas de ser y sentir, de pensar y creer, que no son una amenaza sino un derecho que, además, nos enriquece a todos. *Abogado y mediador
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