14/11/2024 20:22
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
14/11/2024 20:21
Parana » Uno
Fecha: 14/11/2024 15:41
La Semana Argentina de la Ciencia y la Tecnología es una puerta abierta a la innovación y el desarrollo. La Universidad Nacional de Entre Ríos se propuso conectar los avances científicos con los intereses de las comunidades. La Semana Argentina de la Ciencia y la Tecnología es un encuentro anual entre la comunidad científica y la ciudadanía para la popularización de la ciencia, la tecnología y la innovación. Si bien este evento fue promovido por el ex Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, actualmente ya forma parte del sistema universitario nacional. La Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) se sumó este año con una amplia agenda de actividades presenciales y virtuales. Charlas, talleres, contenidos audiovisuales, micrófonos abiertos en espacios públicos y experimentos en vivo, fueron algunas de las propuestas que acercaron el trabajo de científicos y científicas al público, en un esfuerzo por hacer de la ciencia un conocimiento accesible. Los institutos de investigación (UNER-CONICET), las facultades, los laboratorios, los clubes de ciencia, organizaciones sociales, emprendedores y escuelas, colaboraron en actividades para todas las edades en un espacio transversal que tuvo como eje la democratización del conocimiento. Gabriel Gentiletti, Secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNER, destacó que la Semana de la Ciencia tiene como fin instituir a nivel nacional “lo que tenemos en nuestro sistema científico-tecnológico, y que, como todo aquello que hacemos en la Universidad, es en beneficio del desarrollo de las personas y de nuestro país. Y resulta necesario que a través de la divulgación de las ciencias y de nuestros avances tecnológicos, la sociedad y los sectores productivos validen el esfuerzo que implica sostener ese sistema científico tecnológico”. Por su parte Beatriz Gómez, Directora de ICTAER (UNER-CONICET) sostuvo que la ciencia y la tecnología no son disciplinas aisladas ni pertenecen exclusivamente al ámbito académico. “Para que estos avances sean realmente útiles, es necesario que la sociedad se apropie de ellos. El encuentro entre la ciudadanía, investigadores/as y científicos, se convierte en una herramienta esencial”. UNER 5.jpg Democratización del conocimiento El valor y el quehacer científico puede traducirse en un lenguaje simple y accesible para toda la población, especialmente para niños/as y jóvenes. Inspirar la vocación temprana promueve una imagen cercana y accesible de la ciencia. Mara Petitti, Directora del INES (UNER–CONICET), destacó la satisfacción de ver a estudiantes de diversos niveles participando activamente en talleres y ferias de ciencias, lo cual, además de despertar su interés, ayuda a consolidar una educación superior inclusiva y una verdadera ciencia aplicada al servicio de la sociedad. “La universidad investiga pero también hace docencia, vinculación, extensión y eso impacta positivamente en el ingreso de primeras generaciones a la Educación Superior”. La democratización del conocimiento permite disipar mitos y fomentar un mayor aprecio por la labor científica. “Es ver de primera mano el trabajo que realizan los investigadores y las investigadoras para un futuro más sostenible y justo, en el que las decisiones políticas y sociales están basadas en el conocimiento y la evidencia”, afirmó Gómez. Científicos y científicas más allá del laboratorio ¿Quiénes están detrás de los avances científicos? “El científico no siempre lleva una bata blanca o está detrás de un microscopio; también se dedica a generar soluciones en ciencias sociales o a colaborar con sectores productivos y sociales”, explicó Petitti. La digitalización de archivos y el desarrollo de aplicaciones tecnológicas y servicios específicos de asesorías que aportan innovación en sectores productivos, son algunos de los ejemplos donde la comunidad científica aplica un enfoque práctico para resolver problemas concretos de la sociedad entrerriana. “En el caso del INES, las actividades de transferencia y vinculación involucran a escuelas, municipios, archivos gubernamentales y de organizaciones, pequeños productores, clubes, bibliotecas”, remarcó Petitti. El sistema científico tecnológico en Argentina enfrenta el desafío de transferir el conocimiento y hacerlo útil para la sociedad. Según Gentiletti el papel de la universidad es preservar la verdad y la evidencia científica por encima de los intereses individuales, en un esfuerzo por contribuir con una ciencia abierta y al servicio de las personas. En palabras del Secretario de Ciencia, la universidad se convierte en un “perito sin intereses” que ofrece sus conocimientos para apoyar el desarrollo de nuevas tecnologías y servicios en beneficio de la sociedad. Esto, junto a la articulación con actores sociales, busca no solo la circulación de saberes sino también la integración de las necesidades territoriales en la formación profesional. Proyectos como “la elaboración de aplicaciones, contenidos audiovisuales, el desarrollo de archivos, el trabajo de laboratorios y servicios tecnológicos competitivos, mueve fronteras”. UNER 2.jpg Ciencia aplicada al servicio de la sociedad En un mundo cada vez más tecnificado, con avances en inteligencia artificial y tecnología, Argentina necesita una sólida capacidad científica y tecnológica. Como señaló Gentiletti, en tiempos de desfinanciamiento, el peligro es “descalificar a la universidad pública y no valorar el esfuerzo de investigadores y docentes, quienes, a pesar de las dificultades, sostienen el sistema universitario y científico”. En un contexto en el que se ha recortado el financiamiento en ciencia y tecnología, la función de este sector “es fundamental para construir un futuro autónomo y soberano en Argentina”. Y tal como señaló el filósofo argentino Mario Bunge: “No hay desarrollo nacional sin desarrollo científico”. En este sentido, “la formación académica es clave así como también la necesidad de un plan de innovación curricular articulada con el desarrollo del territorio, de nuestra gente, y de nuestras empresas”, remarcó Gentiletti. Los logros científicos en Argentina no son un privilegio de pocos sino que tienen una institucionalidad social. La historia y el prestigio del sistema científico argentino, representado en instituciones como el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), han permitido importantes avances en salud, tecnología y ciencias sociales. Estos aportes, como señala Gómez, construyen un ecosistema de innovación local que apoya el crecimiento productivo del país y permite afrontar los desafíos futuros con mejores herramientas. “Entre Ríos puede posicionarse como un centro de intercambio científico que permita el desarrollo de nuevos sectores productivos con innovación en productos, servicios y modelos de negocios”. Los avances y desarrollos en clave de soberanía En mayor o menor medida la ciencia siempre estuvo en la historia de la humanidad. Cuando hablamos de ciencia aparecen rápidamente nombres de personas, inventos y lugares emblemáticos y resultan en temas relevantes para pensar el futuro de un país. En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, el desarrollo científico es un factor estratégico para la soberanía de los países. La ciencia no solo permite crear conocimientos, sino que también forma profesionales que, en el caso de Argentina, son clave para asegurar un crecimiento autónomo y sostenible. “No hay ningún país que no utilice a fondo su sistema universitario en una era de conocimientos donde la soberanía de los países se discute en términos de sus capacidades científico-tecnológicas y de la formación de profesionales y de personas”, sostuvo Gabriel Gentiletti. La historia científica en Argentina ha sido marcada por logros y avances reconocidos internacionalmente. Sin embargo, en los últimos meses el sistema científico se ha enfrentado a recortes presupuestarios que ponen en riesgo su futuro. Si este sistema se desfinancia, lo primero que va a ocurrir es un “impacto negativo en las personas que se estuvieron formando durante quince años o más en la carrera de investigación. Y lo segundo que va a ocurrir, es que se va a poner en juego todo el sistema”, anunció con preocupación Gentiletti. En conclusión, la ciencia en Argentina no es un lujo, sino una inversión fundamental para el desarrollo social y económico. La Semana de la Ciencia y la Tecnología en la UNER demuestra que el conocimiento científico puede ser accesible para todos y todas, fortaleciendo el sentido de pertenencia y el compromiso social. Este esfuerzo colaborativo es un recordatorio de que, a pesar de los retos, la ciencia es un motor de progreso, y fortalecerla es una responsabilidad compartida que marca el rumbo hacia un futuro mejor.
Ver noticia original