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» Diario Cordoba
Fecha: 13/11/2024 10:39
A nadie le cabe que la llegada del divorcio no significara un avance sin precedentes en la historia de la civilización española; porque mantener un matrimonio sin amor y con odio no solo era una pesadilla sino una condena. Sin embargo, puede que el que esta ley llegara tan tarde (1981) debido a la oposición franquista puede que nos dejara una evidente falta de cultura en administrar la nueva situación familiar. Lo que no se puede pretender es que la decisión de unirse un día a la persona equivocada y divorciarse después solo signifique borrón y cuenta nueva porque no es así cuando hay descendencia y ruptura de núcleo familiar. Ya lo dice el viejo refrán: a lo hecho, pecho. Y los hijos no pueden devolverse a la fábrica como si fueran productos defectuosos. Hay que asumir que somos de ellos y nuestra obligación es hacerlos felices aun en progenitores divorciados. Pero desgraciadamente lo que abunda no es solo que los divorciados no piensan en sus hijos lo suficiente, sino que ocurre el más difícil todavía: se utiliza a los chiquillos como armas arrojadizas de venganza. Y eso no es de ser buenos padres o madres porque quienes sufren son los niños, que se dan cuenta de todo y lejos de ser armas contra el otro se erigen en el principal objetivo de dichos ataques. Ellos sí que son comprensivos y humildes, que se callan todo por no liarla más. Hace unos días estuve en un parque con mi niña y conocí a un angelito que se juntó con nosotros y sin decirle yo nada me contó muchas cosas. Se sinceró. No voy a dar más datos, pero aquello me obligó a escribir esto para dejar un mensaje a todas esas parejas: si te has divorciado, te has divorciado tú, pero no tus hijos. Intenta llevarte bien con tu antigua pareja normalizándolo todo, aunque no sea de tu gusto. Si no lo haces, sencillamente te quieres a ti más que a tu niño. Y eso no solo demuestra que nunca debiste ser padre o madre, sino que probablemente no seas ni hombre ni mujer sino un demonio como persona. *Abogado Suscríbete para seguir leyendo
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