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  • Córdoba acoge a seis menores que se quedaron sin colegio por la DANA de Valencia

    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/11/2024 10:38

    A veces el destino es endiabladamente caprichoso y organiza viajes de ida y vuelta que no son como uno se había imaginado. El paso de la DANA por Valencia y otras provincias próximas ha puesto de manifiesto no pocos ejemplos de estos insondables caminos de la providencia. Ejemplo de ello son Lidia Leal y sus dos hijos, y Sonia Bello y sus sobrinos. En ambos casos, la tierra de la que salieron sus progenitores cuando buscaban otros horizontes vitales es la que les ha servido de referencia para no perder, pese a estar en el sur, el norte de sus vidas. Los menores, Érika, Lía, Valentino y Olimpia han visto cómo en unos minutos el agua convertía en escombros sus colegios e instituto y cómo en unos días el lugar al que acudían en verano a pasar sus vacaciones (la tierra de las yayas) les ha permitido reencontrarse con el aprendizaje interrumpido por la tragedia. Los primeros han vuelto a Fuente Obejuna, acompañados de su madre; los segundos, paradojas de la vida han regresado al Parque Figueroa de Córdoba, a un colegio que lleva por nombre Mediterráneo, el mismo que el mar que decidió enojar al cielo una tarde octubre. Otros dos menores se han incorporado a las clases del colegio La Inmaculada. La Delegación de Educación ha acelerado todo el proceso para hacer que los mejores recuperaran sus clases lo antes posible Historias similares Los relatos son parecidos, pero con matices. El primero, el de Lía y Erika, de 5 y 13 años, tiene su origen en Alfafar, donde su madre, Lidia Leal, residía en la vivienda que sus padres habían conseguido pagar con su trabajo desde que se fueron de Fuente Obejuna, cuando la hoy abuela, con 85 años, tenía 29. “Lo ha perdido todo, no se ha podido salvar nada”, explica Lidia, quien, separada, señala que se quedó con sus dos hijas y su madre sin ningún recurso. “Hasta el coche he perdido, que solo tenía tres meses”, explica. Sin casa y sin colegio para sus hijas, porque tanto el de la menor, el CEIP Orba, como el IES María Carbonell, de Benetússer, habían quedado totalmente arrasados y sin fecha para su recuperación. La única vía de escape que les quedaba era volver “a la casa que mi madre todavía tiene en Posadilla y sacar a mis hijas de aquel inferno”, señala Lidia. Lidia, Eusebia, Érika y Lía, en su casa de Posadilla (Fuente Obejuna). / CÓRDOBA Aquí, apunta, “todo han sido ayudas, nos han acogido maravillosamente, nos han arropado y traído de todo lo que necesitamos, la gente de Fuente Obejuna es muy generosa y nos han donado ropa, zapatos, juguetes y material escolar para las niñas y todo nuevo”, y en el colegio, también. Lía ya lleva unos días escolarizada, Érika está pendiente de unos últimos trámites relacionados con el transporte escolar y muestra su ilusión por llegar al instituto mellariense en los próximos días. La asistencia psicológica que están empezando a recibir les ayudará a superar mejor todo lo pasado. Volvieron con su tía Por su parte, Valentino (3 años) y Olimpia (4 años) han llegado a Córdoba con su tía Sonia, quien acudió a Aldaia, donde residían ellos para recoger también a sus abuelos, después de la inundación, que pasaban unos días allí mientras operaban a otro familiar. En este caso, se han venido a Córdoba, dejando a sus padres en su lugar de residencia porque tenían que intentar recuperar el trabajo y esperar la mejoría de la situación, porque “se habían quedado sin agua, sin luz, sin comida, sin todo”, explica su tía. Eran argumentos más que suficientes para que Sonia no dudara en traérselos hasta Córdoba, esperando momentos mejores. Improvisó el viaje de vuelta y después empezó a contactar con el colegio Mediterráneo, en cuyo comedor trabaja, y “donde se han portado de manera increíble, les han facilitado todo lo necesario para poder incorporarse a clase, se han emocionado, han llorado conmigo, todos los profesores y el equipo directivo. Les estamos muy agradecidos”, concluye Sonia, que reconoce la especial dedicación de May, Carmen y Pepa. En su primer día, explica la tía de los niños, “han estado un poco nerviosos”, aunque Olimpia entraba un poco preocupada porque en Aldaia las clases son en valenciano y no sabía si se adaptaría bien. Pero viendo el duro examen que ya han sido capaces de superar, lo que venga a partir de ahora, será otra historia. Suscríbete para seguir leyendo

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