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» Diario Cordoba
Fecha: 12/11/2024 14:37
A lo largo de las últimas décadas el azúcar ha pasado a ser uno de esos ingredientes omnipresentes en la dieta diaria, especilamente por su uso en alimentos ultraprocesados. Aunque no hay ningún alimento que sea en si mismo perjudicial para la salud si se toma en cantidades moderadas, asbusar del azúcar en la dieta sí que se ha demostrado que tiene graves consecuencias para la salud. En concreto, en Europa, el exceso de consumo de azúcar supera los 100 gramos diarios por persona: una cifra que triplica la recomendación de la OMS, que propone que se limite a tan solo 25 miligramos diarios. Consumir azúcar en exceso, como la mayor parte del muno sabe, puede tener unos efectos muy negativos en el sistema cardiovascular y en el endocrino (como el riesgo de diabetes y obesidad) pero muy pocos conocen cuál es exáctamente el impacto de este ingrediente en el la piel: que a su vez es el órgano más grande del cuerpo. En un momento donde cada vez más personas están preocupadas por llevar a rajatabla una rutina de skin care, es importante recordar que los alimentos y la dieta también tienen un impacto directo en esto. Así afecta el consumo de azúcar a la piel Un estudio de Raymond Noodam publicado en la revista AGE ha revelado que los altos niveles de azúcar en sangre suelen percibirse como mayores que las personas con niveles más bajos de azúcarrecepción se debe al efecto del azúcar sobre los tejidos de la piel que con un consumo elevado y sostenido en el tiempo pueden dar lugar a signos visibles de envejecimiento prematuro. La razón por la que el consumo excesivo de azúcar puede provocar el envejecimiento de la piel es la glicación: un proceso que ocurre cuando las moléculas de azúcar se unen a las proteínas de la piel, como el colágeno y la elastina (las estructuras que confieren elasticidad y firmeza a este órgano). Este proceso forma lo que los científicos llaman productos finales de glicación avanzada (AGEs), unas moléculas que debilitan el colágeno y la elastina, volviéndolos rígidos y quebradizos. Como consecuencia, la piel pierde su elasticidad, se vuelve más seca y opaca, y se acentúan las arrugas y la flacidez. Además, el proceso de glicación es particularmente problemático para las personas con diabetes, quienes, al tener dificultades para regular sus niveles de azúcar, presentan signos de envejecimiento en la piel a edades más tempranas
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