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» Diario Cordoba
Fecha: 12/11/2024 13:55
Las devastadoras consecuencias de la reciente DANA han puesto de manifiesto la necesidad de adaptar el urbanismo a los procesos naturales para evitar que se produzcan desgracias como la de Valencia. Los expertos insisten en adoptar soluciones basadas en la naturaleza para prevenir inundaciones. Es el caso de los jardines de agua y evitar el hormigón al máximo. Dos expertos en esta materia, Mariona Ferrandiz, de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y Annelies Broekman, investigadora del Centre de Recerca i Aplicacions Forestals (CREAF) de Cataluña, exponen las posibles actuaciones. "Hacer las ciudades más resilientes ante los fenómenos climáticos extremos es un reto complejo y no hay una única respuesta, pero seguro que hay que integrar la naturaleza; hacerlo con base científica puede ayudar mucho", explica Ferrandiz. Más allá de las zonas urbanas, también se tiene que analizar con perspectiva todo el conjunto de la cuenca, "ya que una riera puede inundar una población que se localiza a muchos kilómetros de distancia y, por lo tanto, también es importante aplicar medidas a escala de paisaje", añade Broekman. “Cuanto más verde, menos riesgo de inundación” Una de las medidas para adaptar las urbes pasa por crear más espacios verdes en la ciudad, como parques, jardines o bosques urbanos. El motivo es que el suelo de las zonas verdes es poroso y actúa como una esponja capaz de absorber el agua cuando llueve; también las raíces de árboles y arbustos ayudan a retenerla. Ejemplo de jardín de lluvia contra las inundaciones / Agencias En cambio, el cemento es impermeable y, por lo tanto, no retiene el agua cuando llueve, que se acumula y circula mucho más rápido. Según Ferrandiz, "cuanta más infraestructura verde haya, más se minimiza el riesgo que se inunden calles y edificios". En cuanto a la elección de especies para plantar, se tienen que priorizar árboles y plantas que estén adaptadas a las condiciones locales y que tengan más resistencia a las condiciones climáticas extremas, afirma. Sistema de drenaje natural Otra acción que hay que tener presente es implementar sistemas de drenaje sostenible (SUDs). Por ejemplo, hay pavimentos que imitan al "suelo natural" y son permeables. También se pueden construir adoquines intercalados con vegetación o bloques de hormigón con espacios que ayuden a reducir el volumen de agua. Otro ejemplo enfocado al agua son los 'jardines de lluvia', construcciones en medio de la ciudad que tienen una ligera depresión donde se planta vegetación y se llenan de agua cuando llueve; estos jardines se componen de especies de plantas resistentes tanto a la sequía como el exceso de agua. Otro caso de SUD son las zonas húmedas urbanas, áreas inundadas de forma controlada donde se utilizan plantas acuáticas para filtrar el agua de la escorrentía cuando llueve, plantar vegetación en los márgenes de las calles o promover los techos verdes para canalizar y filtrar la lluvia. Jardín de lluvia para evitar inundaciones / Agencias En cuanto a las zonas junto a los ríos que circulan por dentro de la ciudad, es necesario plantar árboles que puedan hacer raíces profundas y que sean estables cuando hay un elevado caudal de agua. En este caso, una buena opción son las especies propias del bosque de ribera, como por ejemplo el chopo, el avellano o el saúco. También es recomendable plantar vegetación allí donde puede haber riesgo de desprendimientos de tierra, puesto que con sus raíces ayudan a compactar el suelo y evitar que se erosione. Respecto a las áreas costeras, también se tienen que recuperar las dunas y plantar vegetación autóctona que las ayuden a consolidarse, "de este modo, si hay un temporal podrá infiltrar el agua y hará de barrera natural de contención", explica Broekman. Un caso de éxito lo ha puesto en marcha Malgrat de Mar (Barcelona), que en 2001 empezó a revegetar con psamófilas en la playa de la Cuenca y plantea un proceso gradual de renaturalización de los tramos de paseo marítimo, repetidamente afectados por los temporales. Gestionar el agua y también el suelo Además de estas propuestas, más enfocadas a las ciudades, también se tiene que analizar el conjunto de la cuenca hidrográfica y apostar por renaturalizarla con criterios de adaptación a la crisis climática, que pueden mitigar la inundación y reducir el riesgo de que el agua llegue a las poblaciones. Por ejemplo, algunas de las soluciones incluyen mejorar el estado de los bosques de ribera, que viven al lado de los ríos; crear espacios de laminación de avenidas -zonas inundables junto al río-, para que el agua se desvíe hacia aquí si hay una lluvia torrencial; respetar antiguos barrancos y no impermeabilizarlos; restaurar los deltas y zonas húmedas y también hacer una gestión de bosques adaptativa, "para cumplen su función de regulación hídrica". Mantener y conservar los bosques de ribera es clave / Dani Bruno También hay que evaluar a qué actividades se destina el suelo - agricultura, turismo, urbanismo o industria- y apostar por modelos más adaptativos, como por ejemplo la agricultura regenerativa, que recupera la salud del suelo y por tanto su capacidad de retener agua. En definitiva, "evitar inundaciones va más allá de gestionar el agua, se tiene que gestionar también el uso del suelo", alerta Broekman. Ríos: evitar canalizaciones Recuperar riachuelos y ríos también es importante para frenar crecidas y posibles desbordamientos. En este caso, siempre teniendo en cuenta que se tiene que evitar al máximo la canalización y diques de contención, "que, además, dan una falsa sensación de seguridad y, cuando hay inundación, el agua se estanca y no puede volver al río", explica Broekman. Efectos del desbordamiento de un río en Valencia por la DANA / CREAF En cambio, se tiene que mantener un río vivo y dinámico, que pueda crear meandros –curvas en el curso del río– que hacen que el agua tenga que recorrer una distancia más larga y zigzagueando, lo cual disminuye su velocidad, permite que el espacio se vaya desaguando progresivamente y evita que se concentre demasiada agua en una misma zona. "Además, también se tiene que favorecer la biodiversidad, puesto que la vegetación también actúa como una esponja que absorbe el agua, ayuda a mantener el suelo compacto gracias a sus raíces y retiene sedimentos", puntualiza Ferrandiz. Otro punto crítico es paralizar y revisar nuevos proyectos de infraestructuras que estén cerca de zonas inundables, como las zonas cercanas a la costa o los ríos, porque a pesar de que se puedan tomar medidas para minimizar los desbordamientos, no se puede suprimir el riesgo. ......................... Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es
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