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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/11/2024 02:30
Anne Hathaway nació el 12 de noviembre de 1982 (REUTERS/Maja Smiejkowska) Brilló en la pantalla con Les Misérables (2012) y El diablo viste a la moda (2006), y enfrentó duras pruebas tanto dentro como fuera de las cámaras. El acoso mediático conocido como “Hathahate” casi terminó con su carrera tras ganar el Oscar en 2013, mientras luchaba con la inseguridad personal y los comentarios sobre su cuerpo. Anne Jacqueline Hathaway nació el 12 de noviembre de 1982 en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos. Hija de Kate McCauley, actriz, y Gerald T. Hathaway, abogado, ambos originarios de Filadelfia. Tiene exactamente el mismo nombre que la esposa de William Shakespeare, y es de ascendencia irlandesa, inglesa, alemana y francesa. A Anne le picó por primera vez el “bichito” de la actuación a los seis años, cuando vio a su madre en el papel de Fantine en una producción teatral de Les Misérables. Veinticinco años después, Anne interpretaría el rol de Fantine en la versión cinematográfica de Les Misérables (2012) de Tom Hooper, por la que ganó treinta y cinco premios en todo el mundo y fue nominada a otros diecisiete. La actriz es madre de dos hijos. Le costó mucho quedar embarazada (REUTERS/Annegret Hilse) Su primer papel importante llegó en la serie de televisión Get Real (1999). Obtuvo un amplio reconocimiento por su protagónico en El diario de la princesa (2001) y su secuela de 2004, como una joven que descubre que es miembro de la realeza, junto a Julie Andrews y Heather Matarazzo. Hathaway, ex soprano de alto rango en Nueva York, era una de las favoritas para el rol de Christine en El fantasma de la ópera (2004). Sin embargo, debido a conflictos de programación con otros trabajos, no pudo asumir el papel, que luego fue otorgado a Emmy Rossum. Durante su adolescencia, la actriz sufría de depresión y ansiedad, pero no estaba dispuesta a tomar medicamentos para tratar sus padecimientos. Aunque de adulta se arrepintió de esa decisión, como reflexionó públicamente: “Lamento que haya sufrido durante tanto tiempo”. Anne tuvo que lidiar con muchas luchas internas mientras crecía: “Me disgustaba a mí misma tan intensamente. Era simplemente una forma de pensar. No sabía cómo amarme, lo que significaba que no sabía cómo amar a nadie. Cuando crecía, la felicidad, parecía imposible para mi. Tenía demasiados problemas”, explicó. Anne Hathaway y Raffaello Follieri en 2005. El hombre resultó un estafador (Bruce Glikas/FilmMagic) Incluso después de conseguir trabajo como actriz al final de su adolescencia, Hathaway confesó que seguía sufriendo inseguridad, nerviosismo y ansiedad. La tormenta pasó, en parte gracias a su familia. “Me siento muy afortunada: puedo hacer lo que me gusta. Estoy con el hombre indicado y nos hacemos felices el uno al otro. Y tenemos el regalo más hermoso: nuestros hijos”, explicó. Aunque hoy Anne y su esposo, Adam Shulman, tienen una hermosa familia junto a sus dos hijos, el camino para convertirse en madre fue una dura experiencia. “No soy yo, son ustedes” La protagonista de la película Get Smart (el Superagente 86) estrenada en 2008, lleva mucho tiempo lidiando con los comentarios de la gente sobre su peso. Todo empezó cuando tenía 16 años, según la actriz, le daban un papel pero enseguida le advertían: “No subas de peso. Lo que significaba que tenía que adelgazar”, cuenta Hathaway. Con el tiempo, terminó recurriendo a métodos poco saludables para mantenerse delgada. En el 2019, recordó que “apenas comía” durante las vacaciones y creía que las estrellas de cine tenían que tener un cierto cuerpo inalcanzable: “Me llené de nervios y no me alimentaba”. Anne Hathaway junto a su esposo y padre de sus hijos, Adam Shulman (REUTERS/Stephane Mahe) La pérdida de peso para su papel en Les Misérables (2012) la perjudicó a largo plazo, físicamente. Explicó que tardó en recuperarse, ya que adelgazó mucho en sólo dos semanas. Su dieta poco saludable se vio alentada por el body-shaming que, según ella, sufría con frecuencia y contó que recibía tanto insultos directos como micro insultos. Desde entonces, Hathaway cambió su forma de abordar su cuerpo y a los haters, como publicó en Instagram: “Estoy ganando peso para un papel en una película. A toda la gente que va a cuestionarme por mi peso en los próximos meses: no soy yo, son ustedes”. Su ex estafador Antes de que Hathaway encontrara su felicidad con su marido Adam Shulman, mantuvo una relación seria con el promotor inmobiliario italiano Raffaello Follieri. Se conocieron a través de un amigo común en el 2004 y “fue amor a primera vista”, confesó ella. Parecía que Follieri era el hombre perfecto, y la actriz comentaba feliz en cada entrevista: “Mi novio es increíble en muchos aspectos, pero cuando se trata de su caridad... Uno de los afrodisíacos más desconocidos del mundo es la caridad”. Aunque Hathaway aprendió por las malas que Follieri no era quien ella creía. En 2008, fue detenido por fraude, blanqueo de dinero y conspiración, y se deshizo rápido de él, explicando: “Me abrieron los ojos. En cuanto me enteré de la detención, tuve que tomar un avión a México para hacer una gira de prensa de la película El Superagente 86. Y luego pasé una semana en estado de shock en casa de un amigo”. Incluso después de la ruptura y de la condena, Follieri siguió humillando a Hathaway diciendo a los medios que ella lo abandonó en un momento de necesidad: “Las últimas palabras de Annie fueron ‘Te quiero para siempre’. Me arrestaron. Nunca volví a hablar con Annie. Ella decidió que salvar su carrera era lo más importante”. Anne Hathaway y sus hijos en la playa (The Image Direct/The Grosby Group) Follieri se declaró culpable en septiembre de 2008 de apropiación indebida de 50 millones de dólares en un esquema Ponzi que involucraba propiedades de la Iglesia Católica, y pudo haber defraudado a inversionistas, incluido Ron Burkle, por hasta 100 millones de dólares. Durante la investigación del caso, el FBI confiscó a Hathaway. Y, como si la pesadilla no tuviera fin, en 2019 Follieri dijo que estaba considerando escribir un libro, revelando “una historia más detallada”. Hathahate A principios de los 2000, Anne la pasó bien, gracias a varios papeles de alto nivel, como Secreto en la montaña (2005), El Superagente 86 (2008) y Alicia en el país de las maravillas (2010). Pero todo cambió en el 2013 luego de que aceptara un premio de la Academia por su papel en Les Misérables. Su discurso con problemas de sonido y su vestido mal ajustado causaron que Hathaway sea el foco de todas las críticas. Las cosas se pusieron tan mal que surgió el término “Hathahate”. La tildaron de “artificial” y dijeron que hasta al agradecer un premio parecía “guionada y sobre actuada”. También la llamaron “irreal y molesta”. Anne Hathaway se propuso superar el alcoholismo (REUTERS/Eric Gaillard) El Hathahate casi arruina su carrera pero ella siguió trabajando y defendiéndose. La estrella explicó que después de interpretar a Fantine en Les Misérables, notó que seguía actuando con mentalidad de víctima: “Perdí un poco la cabeza haciendo esa película. Tuve que ponerme delante de la gente y sentir algo que no siento, que es la felicidad sin complicaciones Intenté fingir que era feliz y me lo reprochaban, a lo grande”. Una vez que comenzó el Hathahate, Anne no podía entrar en Internet sin enfrentarse al ciberacoso. En las primeras planas de los medios, se publicaban historias como “¿Por qué todo el mundo odia a Anne Hathaway?”, experiencia que la hirió profundamente y le costó superar que lo que decían los trolls era cierto. “Al inicio escuché. No podía evitarlo y luego noté por qué no podía. Si no te quieres a ti mismo cuando alguien te dice cosas horribles, una parte de ti siempre va a creerles”, admitió. Hathaway también asumió parte de las críticas, al declarar que se equivocó al aceptar el Oscar a la mejor película que ganó Los Miserables. Admitió que fue una grosería por su parte hablar antes de que sus colaboradores subieran al escenario. Sobria por 18 años Hathaway expuso su malestar por el consumo excesivo de alcohol que tuvo durante la crianza de sus hijos, hasta el punto de que decidió terminar con ese hábito. La actriz admitió que luego de empezar a consumir mucho alcohol en la universidad, no hizo más que aumentar con el tiempo. “Nunca se interpuso en mi camino para poder trabajar, pero creo que se estaba acercando a un nivel poco saludable”. Y explicó que dejó de tomar alcohol por un compromiso de 18 años: “Voy a dejar de beber mientras mi hijo esté viviendo en mi casa solo porque no amo del todo la forma en que lo hago”. La actriz caracterizada como Rebecca para la película Eileen (NEON) Más tarde, contó un incidente concreto que la llevó a realizar el cambio: una resaca de cinco días tras un periodo de consumo social. “Nunca seré esa persona que puede consumir una copa de vino durante toda una noche. No dejé el alcohol porque mi forma de beber fuera un problema, lo dejé porque mi forma de beber me lleva a tener resacas”. Aun así, no tiene intención de mantenerse sobria para siempre, ya que piensa volver a beber una vez que sea madre veterana. El amor que la sanó La protagonista de La idea de tí (2024) lo pasó mal al intentar concebir su segundo hijo. Por eso, una vez que quedó embarazada, aprovechó el anuncio para comunicar a quienes puedan estar luchando contra la infertilidad que no están solos. Publicó una foto de su panza y escribió: “Para todos los que están pasando por el infierno de la infertilidad y la concepción, por favor, sepan que no fue fácil ninguno de mis embarazos”. Y admitió más tarde su angustia: “Cada vez que intentaba quedar embarazada y no me salía bien, otra persona se las arreglaba para concebir. Lo que odiaba era cuando la gente decía: ‘¿Por qué tardas tanto?’ O trataban de maquillar lo que me estaba pasando. Yo sólo pensaba: ‘Estoy bastante desolada ahora mismo, así que digas lo que digas, me voy a seguir sintiendo así’”. Anne recorrió un largo camino en su búsqueda de la autoaceptación sobre todo porque solía ser su peor crítica, y da crédito a su marido, Adam Shulman, por haberla ayudado a cambiar de perspectiva. “Él cambió mi capacidad de estar en el mundo cómodamente. Su amor único y particular me ha cambiado”. Julie Andrews y Anne Hathaway en El diario de una princesa También utiliza mecanismos de afrontamiento para procesar la negatividad que solía interiorizar, como escribir sus preocupaciones en un papel y luego prenderlo fuego. Además, Hathaway tiene más cuidado con su imagen para no tener que enfrentarse a más críticas: “Ahora cuido mis palabras. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Tal vez ya haya pasado”. Y en cuanto a su camino para encontrar la autoestima, confesó que fue “un largo viaje”. Hoy que cumple 42 años, posiblemente Anne ande más liviana de equipaje y disfrutando del paisaje.
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