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  • La Mezquita de Córdoba, sin naranjos: así era el patio más famoso de Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 10/11/2024 06:38

    En sí mismo, el Patio de los Naranjos puede considerarse un monumento con autoridad propia y distinta a la Mezquita-Catedral. Al menos en belleza e interés, aunque no deja de ser una extensión del templo. Pero, ¿y si te dijéramos que el Patio de los Naranjos no siempre tuvo ese símbolo identificativo del que toma nombre? Así era el patio sin naranjos. La evolución del patio a lo largo de la historia no ha estado limitada a lo arquitectónico. Ni siquiera a lo funcional. Funciones y arquitectura han ido variando. Primero durante toda la etapa califal. Más tarde, con el cristianismo. A lo largo de la historia, otro de los aspectos que ha cambiado es el botánico. No siempre tuvo los mismos árboles, esos naranjos tan representativos que impregnan de colorido y azahar sus rincones. ¿Qué había entonces antes que los naranjos? La evolución del Patio de los Naranjos El Patio de los Naranjos cumplió, durante la época musulmana, una función tan vinculada a la religión como la purificación previa al rezo, un ritual que se efectuaba gracias al agua que emanaba del aljibe existente bajo el patio. También sirvió para la enseñanza y la administración de justicia en aquella época. Bajo influencia cristiana, no perdió esa relación con los ritos sagrados, sino que era lugar de tránsito de las solemnidades. Algunos de los cambios más significativos que experimentó el patio afectaron a la fachada norte, que se encontraba abierta en época califal y se cerró a partir de la construcción de capillas cristianas, y a las galerías. En origen, el patio fue porticado y posteriormente se acometieron las galerías que, hoy en día, delimitan sus lados. Antes de los naranjos En la actualidad, casi un centenar de naranjos aromatizan este espacio abierto entre los muros de la Mezquita, en el que confluyen millones de turistas cada año. Pero antes de estos árboles tan presentes en la ciudad de Córdoba, las palmeras se alzaban en el patio de las abluciones. Hoy en día, siguen manteniéndose algunos ejemplares de palmera. Desde el siglo XIII hay constancia de la existencia de este tipo de palmas. El único olivo plantado en el Patio de los Naranjos, entre naranjos y palmeras de fondo. / RAFA ALCAIDE / EFE No fue hasta dos siglos después, en el XV, cuando se constató la presencia de los naranjos que hoy son el símbolo de este rincón del monumento Patrimonio de la Humanidad. Más tarde todavía se plantarían olivos y cipreses. Unos cuantos de estos últimos alcanzan el cielo. Olivo solo hay uno, tricentenario y rey del patio, con historia propia. Porque los plantas también cuentan la historia de la ciudad. Y, en este caso, marcan la identidad de uno de los monumentos más importantes de Córdoba.

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