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» Diario Cordoba
Fecha: 10/11/2024 06:36
El paisaje de la época seguramente invitaba al reposo: lomas llenas de grandes encinas, el sosiego del campo, las sierras de la Subbética de fondo... Entre aquellas ondulaciones, en el término de un pueblo de Córdoba, una reina de España encontró cobijo para su descanso. Hoy en día, los olivares componen una imagen que, por entonces, estaba repleta de belloteros. Bajo la sombra de uno de aquellos, supuestamente, Isabel la Católica (1451-1504) encontró descanso. Eso cuenta, al menos, la leyenda. El pueblo, más tarde, aprovecharía esa historia para enorgullecerse y hacer valer su nombre, dándole más alcurnia e importancia. Esta localidad, compuesta por calles irregulares de casitas blancas, se asienta en una loma del sur de la provincia, más allá de Lucena. Un rincón pintoresco de la Campiña, de historia y leyenda. La fundación del pueblo Encinas Reales se fundó, como tal, en 1836. Sin embargo, en su entorno se han hallado restos romanos (Las Mersillas) que hablan de una historia mucho más antigua. En esta ocasión, no nos remontaremos tan atrás. Encinas Reales, de fondo. / Turismo de la Subbética Los primeros habitantes del municipio que más tarde se conocería con su actual nombre eran agricultores llegados de Lucena para trabajar las tierras de los duques de Medinaceli. El pueblo comenzó a habitarse en el siglo XVII, pero su construcción tuvo que esperar a las primeras décadas del siglo siguiente. Un campo de encinas En un principio, se denominó Encinas Ralas, tomando su nombre del paisaje en el que se enmarcaba: un campo de encinas dispersas (o ralas). Esa separación entre árboles se debió, según los datos históricos, a la tala resultante de las guerras entre cristianos y musulmanes del Reino de Granada. Con posterioridad, el 'apellido' cambió a Reales. Un nombre que se relacionó con ese reposo que la reina de Castilla realizó a la sombra de los árboles del pueblo. Isabel I la Catolica, en un retrato. / Real Academia de Historia Isabel I, que reinó durante 30 años, tenía importantes vínculos con la provincia de Córdoba, estableciendo una residencia temporal en el Alcázar de la capital. Esta curiosa leyenda invita a pensar en el idílico paisaje que pudo encontrar la reina en aquellos campos de la campiña cordobesa.
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