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  • El derecho en Borges

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 08/11/2024 09:57

    Por Luis R. Carranza Torres Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899, muerto en Ginebra el 14 de junio de 1986, fue casi todo en las letras: escritor, poeta, ensayista y traductor. En Borges más allá de la literatura, sostuvimos: “Aun siendo un autor imprescindible para la literatura, su obra trasciende de las letras, no sólo argentinas sino universales. Claramente, es el más universal de los escritores argentinos, o quizás, el más argentino de los escritores universales”. Sus ficciones y ensayos, por su capacidad poco común para ser conectada con diversas áreas del saber, en cuanto a su análisis de las acciones humanas, o de su interacción con las cosas del mundo, las han convertido en un tópico recurrente de semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos. También, de análisis desde el campo del derecho. Borges no fue abogado, como sí lo fue su padre, Jorge Guillermo Borges, o su amigo y admirado Macedonio Fernández. Tampoco llevó a cabo comentarios directos sobre el ámbito jurídico. Pero, tal como nos apunta Pitlevnik en su libro Borges y el derecho: “Borges fue, además, un polemista, y se vio convertido en el referente de muchas de las discusiones estéticas e incluso políticas que él mismo definió (…) Imposible, por último, no llegar con él también al derecho, un sistema que intenta construir un orden racional del mundo. Los humanos nos dictamos reglas destinadas a moldear determinado tipo de sociedad a la que decimos aspirar. Más autoritaria, más democrática, más o menos rígida; más o menos tolerante. El derecho consiste, en definitiva, en la práctica de imponer determinado orden o de gestionar los conflictos en función de un núcleo de ideales que la comunidad, presuntamente, comparte. Desde esa perspectiva, quizá se vuelva más evidente por qué los relatos de Borges son herramientas útiles a las que recurrir para entender las maneras en que juzgamos, reprochamos, perdonamos”. Héctor Gonzalo Ana Dobratinich en Borges y el derecho. Aproximaciones desde la filosofía del derecho se extiende sobre los “aspectos del ámbito jurídico tratados en los textos borgeanos, a saber, la norma, el poder, la formación del discurso jurídico, el determinismo, la delación, la infamia, el derecho alternativo, la construcción de sujetos (orilleros, gauchos, malevos, arrabal, compadritos), la idea de encierro, la pena, el desconocimiento de la ley, entre otros”. A nuestro entender, una de las referencias centrales de Borges sobre el derecho se da en el cuento Deutsches Requiem, publicado por primera vez en la revista Sur en el año 1946 y posteriormente incluido en el libro El Aleph. En él narra la historia de Otto Dietrich zur Linde, quien dirigió un campo de concentración nazi y espera a ser ejecutado por haber sido condenado a muerte por sus delitos aberrantes. “En cuanto a mí, seré fusilado por torturador y asesino. El tribunal ha procedido con rectitud; desde el principio yo me he declarado culpable. Mañana, cuando el reloj de la prisión dé las nueve, yo habré entrado en la muerte”. Se trata de los últimos instantes reflexivos de un ser racionalmente violento que se asume como tal, a pesar que la consecuencia sea la destrucción de muchas cosas, incluso de sí mismo. Sin remordimiento alguno por lo hecho ni deseo de ser perdonado o incluso de salvar su vida, sólo pretende ser entendido. En el parecer de Christian Sperling, en el trabajo “La representación de la Shoah en Deutsches Requiem”, dicha obra tiene un estilo narrativo y resulta pionera en la literatura ficcional sobre la temática del Holocausto. De nuestra parte, entendemos que estamos más frente a un ensayo ficcional que frente a un cuento, compartiendo con Giovanny Ariel Rodríguez Cisneros (en “Análisis del cuento ‘Deutsches Requiem’ de Jorge Luis Borges: el nazismo como malinterpretación de la filosofía de Nietzsche”) que Borges pretende mostrar en tal texto al nazismo como una errada interpretación de la filosofía de Nietzsche. Un año antes, en la misma revista Sur, Borges en su artículo “El verdugo piadoso”, al analizar la figura de Raskolnikov, el protagonista de la novela rusa Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski, entendía: “En la realidad no hay, estrictamente, asesinos; hay individuos a quienes la torpeza de los lenguajes incluye en ese indeterminado conjunto (…) su ‘crimen’ no es libre, pues una red inevitable de circunstancias lo prefijó y lo impuso (…) por ende, no hay castigo sin injusticia”. Culmina con la sentencia de Madame de Staël “comprender todo es perdonar todo“. Tan metafísico como eso. Alejandro Martínez, en Irrepresentabilidad y subversión en la narrativa de Borges dice respecto de lo buscado en Deutsches Requiem: “Más bien la intención del relato indica que para realmente combatir el mal, no basta sólo con atribuirlo al otro sino también reconocer su presencia, al menos potencialmente, en uno mismo”. Como nos dice Fuenzalida Carrasco en Jorge Luis Borges y Derecho: “A pesar de que Borges no se dedicó al estudio del derecho, su obra contiene varias reflexiones interesantes sobre la ley, la justicia y la condición humana en relación con estos temas. Borges utilizó la literatura como una herramienta para explorar y cuestionar las normas y convenciones sociales, incluyendo la ley y la justicia”. Y vaya si lo hizo.

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