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Parana » Asdigitalnews
Fecha: 08/11/2024 08:33
El poder de poseer es una parte natural de la creciente toma de conciencia del niño. Durante el segundo y tercer año, cuando el niño empieza a pasar más tiempo separado de su familia, este trabaja para establecer una identidad separada de la madre. De ahí su constante interés por querer hacerlo todo y gritar "mío, mío". Esta aptitud para crear vínculos fuertes es importante para ser una persona emocionalmente sana. "Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea" -Paulo Coelho- Cuando podemos esperar que un niño empiece a compartir Un niño no entiende realmente el concepto de compartir hasta los cinco o seis años, más o menos. Esto significa que obligarle a compartir no sirve de nada. Es más, es contraproducente. El niño lo ve como una invasión y puede generar en él actitudes que, con el tiempo, le llevarán a ser realmente egoísta. Sin embargo, los niños pequeños pueden a entender algunas reglas básicas, como esperar el turno para usar algo o respetar que otro niño esté utilizando un juguete, por ejemplo. En este sentido, a medida que los niños comienzan a jugar juntos y cooperar en su juego comienzan a ver el valor de compartir. Con la fijación con el contacto materno los niños pueden ser más sensibles a las necesidades de los demás y, por lo tanto, pueden estar más dispuestos a compartir, pero también pueden ser más conscientes de su propia necesidad de preservar su sentido de sí mismo al no compartir.
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