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Diamante » Diamantefm
Fecha: 06/11/2024 11:09
Por Santiago Mestrovich – Octubre 2024 Es de público conocimiento que en Estados Unidos las elecciones se encaminan favorablemente para Donald Trump, y nuestro país debe atravesar un camino sinuoso en la política internacional para poder aprovechar de la mejor manera este nuevo orden mundial. Fue este presidente, y ahora candidato, quien comenzó a gestar una guerra económica con el gigante asiático, y colateralmente con la Unión Europea, para poder sacar de su mercado la avalancha de productos importados desde esos países. Esta situación estaba destruyendo la matriz productiva estadounidense y provocaba una migración de las empresas hacia esos lugares, lo que incrementaba la desocupación. Por otro lado, debemos recordar que en la política internacional no hay casualidades. Justo cuando el mundo parecía en paz, al menos para la parte occidental, comenzó a gestarse una guerra en territorio europeo entre Rusia y Ucrania. Pero, ¿qué consecuencias trajo esto para China y Europa? Debemos retroceder unos años para observar las noticias que publicaban los diarios más importantes sobre el aumento de los costos para la UE y China debido a que ambos carecen de grandes reservas de energía. Incluso, habían puesto como prioritario en su agenda reducir los niveles de emisiones ambientales debido a su panacea económica desde la caída del Muro de Berlín. Estos dos actores basaron su producción a costa de energía que se provee principalmente a través de gasoductos desde Rusia y Medio Oriente, provocando el inicio de la guerra e intensificando otras (Medio Oriente), grandes subas en el precio de la energía y, consecuentemente, el aumento de los costos de producción. A ello, debemos sumarle la escalada en las tensiones que se están produciendo en Taiwán. Para esto, Estados Unidos ha decidido realizar una alianza estratégica denominada AUKUS, con miras a contrarrestar la presencia china en el mar colindante a la isla, conformada por Inglaterra, Australia y Estados Unidos. Entonces, ¿cómo nos pueden afectar estas acciones internacionales en países que parecen tan lejanos? La historia no se repite, pero nos da lecciones. Debemos recordar que en 1980, en plena dictadura militar, Estados Unidos realizó un bloqueo de granos a la Unión Soviética, carente de este recurso para alimentar a su población. Este bloqueo fue acatado por todos los países aliados, excepto uno: Argentina. Nuestro país estaba atravesando una situación económica similar a la actual y aplicando las mismas medidas de contingencia que hoy el ministro de Economía, Luis Caputo, presenta como algo novedoso. Quizás estudió lo aplicado por su antecesor en el Ministerio de Economía, el Sr. Martínez de Hoz. Por ello, nuestros dirigentes deben estar muy atentos a cómo alinearse al mundo para proteger nuestras exportaciones de soja hacia el gigante asiático, pero a su vez adaptarse al nuevo orden mundial que ha dejado atrás el globalismo, reinante en la cabeza de nuestro presidente, y ha vuelto a un esquema de nacionalismos en materia productiva. Creo que el futuro de nuestro país debe estar signado por volver a un esquema de industrialización, aprovechando el nuevo contexto internacional que se dará si Donald Trump gana la presidencia del país del norte y profundiza su esquema de nacionalismo basado en el proteccionismo para la producción nacional, conocido como “Made in U.S.A.”. Argentina debe aprovechar esta oportunidad para convertirse en el proveedor industrial de América Latina. Nuestro país, junto con Brasil, son los únicos de la región con capacidad industrial instalada para poder abastecer a nuestros vecinos, quienes en su mayoría solo producen materias primas. Para lograrlo, debemos competir con ellos a través de los costos de producción, aprovechando nuestras reservas de energía continentales y marinas. Es decir, procurando tener energía barata que impacte en toda la cadena productiva, desacoplando los precios internacionales y realizando los costos internos de exploración y explotación para que se pague de acuerdo al costo, con una ganancia justa y razonable para quien lo explota y distribuye. Esto, a su vez, permitirá que el pueblo argentino impulse con el consumo interno la producción de bienes y servicios, considerando las latitudes en las cuales nos encontramos y por las que se nos hace difícil competir en logística con aquellos que están situados por gracia de Dios en la ruta de todo el comercio internacional. Sin embargo, hay un punto en el que ambos países deben converger: ambos deben expulsar a las potencias europeas que están ocupando territorio americano, por un lado los ingleses en nuestras Malvinas y por otro, los franceses en el Amazonas, utilizando como punto de partida una economía sólida y una industria competitiva. Nadie tiene la posibilidad de ver el futuro, pero creo que nuestro país debe volver a enamorar a los más jóvenes, que migran o descreen de nuestras capacidades, de que estamos, quizás, a las puertas del mejor contexto internacional para potenciar nuestra economía y alcanzar una estabilidad que por años venimos buscando. Siempre teniendo como premisa que primero está el interés nacional, donde Argentina será “lo nuevo y pujante”, y Europa “lo viejo e inestable”. Referencia: -El coste de producir energía se disparó un 40% en Europa en 2022 por el precio de los combustibles -China sufre la peor escasez de energía de su historia reciente -Estados Unidos envía dos buques de guerra a través del estrecho de Taiwán, el primer tránsito desde el viaje de Pelosi -¿Qué es AUKUS? El nuevo pacto militar entre Estados Unidos, Australia y el Reino Unido para contrarrestar a China -Cuando Videla hizo negocios con el Partido Comunista de URSS para conseguir dólares -El petróleo del Amazonas, detrás de la tensión militar de Brasil con Francia -Salida de la manufactura estadounidense de China: ¿El turno para Latinoamérica? -“Reshoring”: por qué empresas de EE.UU. quieren volver a fabricar en el país (y la oportunidad económica que supone para México)
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