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» Diario Cordoba
Fecha: 06/11/2024 07:44
Mientras la Brigada Guzmán el Bueno X retira los escombros de una calle de Alfafar, un hombre permanece impasible, apoyado junto a lo que un día fue el marco de su puerta. Está tan absorto en los militares que no se percata de la presencia de otras personas junto a él. Tras unos instantes de confusión, se disculpa y añade: «Por primera vez, veo que las cosas avanzan; es el primer día que tengo algo de esperanza; yo también lo he perdido todo». Con un leve gesto de mano, Rafael Serrano, de 47 años, invita a pasar a lo que hace siete días fue la primera planta de su casa. Con una entereza sorprendente, señala las marcas del agua en las paredes y el nivel alcanzado: «Superó los dos metros, pero lo peor es que se quedó a cinco escalones de llegar a la planta de arriba, donde estábamos mi mujer, mi hija y yo», afirma. Serrano no tiene dudas en catalogar la noche del 29 al 30 de octubre como la peor de su vida: «Hasta las 4.00 horas estuvimos midiendo con un punto de referencia si subía o bajaba el agua. Una vez que lo hizo, pudimos respirar; nos habíamos salvado». Otro de los momentos delicados de aquella jornada fue «no saber cómo estaba mi madre, que vive unas calles arriba en un bajo; por suerte, se escondió en el rellano de la segunda planta», comenta aliviado. "Algún día lo asimilaremos" La DANA reventó la puerta metálica de su casa y acabó por completo con toda la primera planta, donde tenía la cocina, la sala de juegos de su hija y un salón familiar. Respecto a la pequeña, de cinco años, «se lo toma como un juego y barre con nosotros», dice mientras busca con la mirada la cabeza de una de sus muñecas, apilada entre la basura. Serrano vuelve al rellano mientras lamenta el caos organizativo que han sido los días siguientes al desastre. Mira por última vez a la máquina y, mientras se le quiebra la voz, confiesa: «Algún día lo asimilaremos, pero hoy solo hay shock y ganas de salir adelante; no queda otra». Suscríbete para seguir leyendo
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