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» Diario Cordoba
Fecha: 06/11/2024 07:38
No es ficción, pero ni el mejor guionista podría inventarse una historia así. Ocurrió en 1981, tres meses después del intento del Golpe de Estado en el Congreso, en un lugar tan céntrico como la barcelonesa plaza de Cataluña, y mantuvo en vilo a España durante 37 interminables horas. Porque, ese 23 de mayo, 11 encapuchados irrumpieron en el Banco Central y retuvieron a las más de 200 personas que allí se encontraban. El motivo, que no era el hacerse con los 60 millones de pesetas que había en la caja fuerte, como pudiera parecer, se conoció cuando dejaron una nota en una de las cabinas cercanas: exigían la inmediata liberación del teniente coronel Antonio Tejero y otros implicados en el 23-F. Si no, matarían a los rehenes. Aunque luego se descubrió que no era esa la razón, sino recuperar unos papeles del Cesid que podrían haber comprometido al entonces Rey. El secreto mejor guardado de la Transición, que aún no se ha podido desvelar. Y esto es lo que cuenta 'Asalto al Banco Central', serie que estrena Netflix este viernes, 8. Hovik Keuchkerian, María Pedraza y Miguel Herrán, en 'Asalto al Banco Central'. / / Manolo Pavón Esa apasionante historia la habían recogido algunas novelas homónimas, como la de Alberto Speratti, en 1981 o la última, de 2023, de Mar Padilla, además de la película realizada por Santiago Lapeira en 1983, protagonizada por José Sacristán, pero ahora Netflix la ha querido convertir en miniserie de cinco capítulos, dirigida por un profesional con la solvencia de Daniel Calparsoro, con gran experiencia en producciones protagonizadas por atracadores. La ficción, aunque nació como serie, pudiera parecer una película larga (de cinco horas si se ve de un tirón, algo a lo que empuja), aunque no fuera esa la intención. “Es la estructura de 'Asalto al Banco Central'. Pero es verdad que me gusta, en series cortas y no tan cortas, mantener el concepto cinematográfico, que no esté todo atado a un 'cliffhanger' (final en suspenso) o una isla, sino que todo tenga una continuación, que vaya un poco más allá, incluso que pueda saltar las normas y hacer una especie de 'flashback'”, explica el director. El atraco al Banco Central. / REDACCIÓN Un personaje "fascinante" Calparsoro, no obstante, niega cualquier inspiración literaria o cinematográfica, ni tan siquiera en su celebrada película ‘Cien años de perdón’, con la que se corría el peligro de encontrar similitudes. “Cuando me llegó el guion, me recordó demasiado a mi película, y pensé: esto ya lo he hecho, no lo voy a hacer”, confiesa. Pero luego decidieron ampliar el espectro y centrarnos más en tres puntos: “Por un lado, lo que es el asalto y un hecho real, porque teníamos testimonios reales, empezando por el del líder de los atracadores. En segundo lugar, el desarrollo de este personaje, que es fascinante. Y, para finalizar, la posibilidad de retratar un momento histórico en este país", cuenta. "Un momento histórico --prosigue-- en el que las cosas estaban muy al límite, donde parecía que se salía de una dictadura, pero las garras del dragón no dejaban escapar. Donde había ganas de quitarse el corsé, de disfrutar de abrirse a la vida de una manera desconocida para este país”. Y ese compendio de cosas hicieron que resultara mucho más que la historia de un atraco. “Podíamos retratar ese momento histórico y descubrir a un personaje que es misterioso, fascinante y fantástico. Eso es lo que me inspiró. Y alejarme de otras películas”, resume. Y ese personaje fascinante es Número 1 (su alias en el atraco), ‘El Rubio' (el de su carrera como delincuente), José Juan Martínez (su nombre en el DNI). “Una persona hecha a sí misma, que tiene muy claro lo que quiere y cómo lo quiere”, define Miguel Herrán, el actor que lo interpreta, “que se enamora de una vertiente política concreta (el anarquismo)”, prosigue, y “que tiene esa doble moral por la que a veces utiliza el sistema y a veces va contra el sistema, aun perteneciendo a él”. Y concluye: “Siendo una persona muy determinante y haciendo cosas que ‘a priori’ no son acertadas ni están bien hechas, era una bellísima persona", asegura el actor, que construyó el personaje sin leer ni ver nada previo, porque el director prefería que lo hicieran mano a mano, dándole incluso alas a la improvisación. Los periodistas Junto al actor, protagonizan la serie otros dos intérpretes de ‘La Casa de Papel’. Por un lado, María Pedraza, que allí era la rehén Alison Parker y aquí Maider, una periodista inexperta con una profunda herida emocional inferida por el terrorismo en el País Vasco, de la que se esforzó en plasmar “esa determinación, esa vocación” y su ambición, y que “va a ir a por todas sin ningún tipo de miedo”, compitiendo con la policía y autoridades por conocer la verdad”. Y Hovik Keuchkerian, el grandullón Bogotá, es un veterano fotógrafo que ha perdido la pasión por su trabajo tras perder a su hija. “Según llega Maider y le dice que están asaltando el Banco Central, el Berni que no ha perdido a su hija y no está hundido, es muy posible que, se levantara y dijera: «¡Vámonos!». Pero, no, le tiene que arrastrar, porque ni siquiera su profesión le saca del pozo”. Un asalto, un encierro, unos atracadores, los tres famosos actores, Netflix…. La ficción tiene todos los ingredientes para que quien no conozca el hecho histórico se espere una especie de ‘La Casa de Papel 2’. Y aunque en esos momentos en que los asaltantes interactúan con los rehenes o que ‘trabajan’ en la sala de la caja fuerte recuerde a la ficción de los atracadores con nombre de país, no tiene “absolutamente nada que ver”, dice tajante Herrán. Lo corrobora Calparsoro, quien asegura que no ha intentado huir de esa comparación, pero que la que aquí se cuenta es una historia muy concreta: “Es el primer atraco en el que los rehenes se utilizan de una manera muy especial. Un atraco histórico que ha sido referencia para muchas ficciones, tanto nacionales como internacionales. Es un poco el origen, el garbanzo. Si a los fans de a Casa de Papel' les encanta esto, mejor que mejor. Bienvenido sea. Porque es una serie entretenida, que engancha y que va como un tiro”, asegura Calparsoro. Aunque los ‘boomers’ disfrutarán mucho con la ambientación, la estética y la excelente banda sonora de Carlos Jean (canciones de los años 80 , de Bosé, de Carrá..., archiconocidas- y bien escogidas como elemento narrativo), el director considera que también puede atraer al público joven, aquel que no conoce los hechos porque aún no había nacido (aunque eso no sea excusa). “Es una serie que está parida para todos los públicos. Y que narra un momento muy específico, en el que se utilizan palabras como 'amnistía', 'ultraderecha', 'corrupción'… que, curiosamente, se utilizan hoy en la prensa. Hay un metalenguaje, en el sentido de que es una serie de rabiosa actualidad, con lo cual no es solamente un elemento nostálgico”, subraya. Y concluye: “A la gente que no conoce la historia le supondrá una gran sorpresa”. Una realidad que supera a la ficción.
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