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  • ¿Una Corte en comisión?

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 05/11/2024 19:22

    “En el convencimiento de que ni usted, ni su hermana, ni Santiago Caputo, ni el nuevo canciller han leído alguna vez la Constitución Nacional.” Lilita Carrió, carta al presidente Milei La buena salud del presidente es siempre una alegre noticia para la nación. Que le vaya bien en su gobierno, también. Pero, siempre hay un pero, para una persona con el temperamento de Javier Milei, los buenas noticias lo pueden conducir a un estado de excitación, y de ello, está probado, pueden salir decisiones altamente inconvenientes o directamente “kamikazes”. La mejora en los índices de la “macro”, ayudada por los resultados del blanqueo de capitales, ha disparado una euforia generalizada en el gobierno, especialmente en el triángulo de hierro del poder. Con ello, se sienten empoderados a ir por todo, y éso, en personas poco afectas a ceñirse al ordenamiento jurídico, puede significar un grave deterioro institucional. “Tener su “propia” Corte, es el paso siguiente del presidente Milei” Ya lo expresó el “mago del Kremlin”, Santiago Caputo, que logrado el equilibrio fiscal y la baja de la inflación, su próximo paso es lograr una Corte Suprema que comulgue con la “agenda de la libertad”, en criollo significa para el gobierno tener su “propia” Corte, como en los tiempos de Carlos Saúl. Allí tendrían cerrado el círculo para avanzar con la reforma de la Constitución: gobernar a golpe de decreto de necesidad y urgencia, vetar las leyes inconvenientes y tener una justicia adicta que convalide sus decisiones. Cartón lleno. Se habla por éstos días, que es decisión del Poder Ejecutivo avanzar con la designación para la Corte, del académico García Mansilla y del juez federal Ariel Lijo, una vez que el Congreso entre en receso. Cuentan para ello, con la inestimable colaboración de Mauricio Macri, que en sus primeros días de gestión, en diciembre de 2016, designó en comisión a los Dres. Rosenkranzt y Rosatti, fundados en el art. 99 inc. 19 de la Constitución, que permite nombrar en comisión a funcionarios que deban tener acuerdo senatorial, mientras ese cuerpo esté en receso. También colabora en el propósito gubernamental el propio Senado, a través del cajoneo, hace meses, de la propuesta de Milei y luego de haber transcurrido la audiencia pública y todo el proceso previo. En suma, el cuerpo legislativo ni aprueba ni rechaza los pliegos de Lijo y García Mansilla, en un limbo que le da “justificativos” al presidente. “Jurídicamente, la designación de jueces sin acuerdo del Senado es inconstitucional” Si vemos la cuestión desde el ángulo estrictamente jurídico, el caso de jueces en comisión, según mi criterio, sería inconstitucional, porque viola los principios republicanos de división de poderes (jueces sin inamovilidad, y por tanto sin independencia real), y de especificidad. En este caso, existe una norma concreta -el art. 99, inc. 4 C.N.- que establece un modo específico de designación de los magistrados de la Corte. Hacer uso de un recurso excepcional, en cuestiones que involucran la designación de la cúpula de un poder que debe controlar al poder, la Justicia, es ingresar en un tembladeral que pondrá en peligro la vigencia de un verdadero estado de derecho. Esta conclusión tiene vigencia efectiva y caliente, porque estamos en manos de un presidente que demuestra a cada paso que la república no es su fuerte, que la democracia sólo le sirve de argumento para su legitimidad de origen, pero no para la de ejercicio, dejando estela de autoritarismos a cada paso. Cabe aclarar que las designaciones “en comisión” de Macri, luego de furibundas críticas de todos los sectores, no llegaron a hacerse efectivas. Finalmente, los Dres. Rosenkrantz y Rosatti tomaron posesión de sus cargos a mediados del año siguiente, luego del acuerdo senatorial. Sin embargo, existe el peligro que los mismos, teniendo en cuenta sus propios antecedentes en la materia, tengan el condicionamiento de convalidar las designaciones en comisión, y allí sí que estamos fritos. “El Senado, al no tratar los pliegos de Lijo y García Mansilla, le está dejando servida a Milei para que los designe en comisión. ¿Lo hará?” En realidad, lo que está haciendo “la casta”, es dejarle servida la mesa a Javier Milei, para designar los cortesanos por simple decreto, y así conformar una “mayoría adicta” con la inestimable colaboración de Ricardo Lorenzetti, el verdadero cerebro de la movida. El Senado debe tratar los pliegos de Lijo y García Mansilla, y darles el acuerdo o rechazarlos. El limbo es razón oportunista para una justificación “política” del decretazo. Tengo la desagradable sensación de que la omisión senatorial se debe a la negociación del toma y daca entre senadores, gobernadores y gobierno nacional, para repartirse los cargos y los casi 150 jueces federales cuyos pliegos el gobierno mandará en los próximos días. Tampoco estaría ausente una eventual ampliación de los miembros de la Corte, que beneficiaría al kirchnerismo con un cortesano y, obviamente algún salvavidas para las causas de Cristina. Intuyo que asiste razón a Carrió cuando afirma que el triángulo del poder no leyó la Constitución, siendo la permanente apelación a la figura de Alberdi parte del relato libertario antes que una consciente adhesión al pensamiento del jurista tucumano, a quien seguramente sólo conocen por el chat de la inteligencia artificial. No son buenos tiempos para la república.

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