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» Diario Cordoba
Fecha: 04/11/2024 08:11
A los europeos, también a los periodistas, nos cuesta mucho entender la política norteamericana. Con toda naturalidad comparamos la UE con Estados Unidos pero no transferimos las enormes diferencias internas entre los europeos a la escala de ese enorme país. Las distancias físicas y cognitivas entre, por ejemplo, las dos costas son tan grandes como las que puede haber entre Reikiavik y Estepona. A esta miopía se suma la distrofia de muchos articulistas que meten en un mismo texto hechos de la política internacional que no comparten ningún contexto. Evidentemente que hay conexiones entre Trump, Meloni y Orbán. Pero no son una sola cosa. Este sesgo es especialmente relevante cuando llegan las elecciones a la presidencia de Estados Unidos. Confundimos el electorado de aquel inmenso país con los protagonistas de las series ubicadas en Nueva York o en Los Ángeles. El resto del territorio son catetos que salen en las road movies y que periódicamente se equivocan y votan, por ignorancia, a tipos impresentables como Nixon, Reagan, los Bush o Trump, que ha convertido a todos sus antecesores en arcángeles. El resultado de este cóctel es que repetimos una y otras vez las maldades de Trump y las plagas que nos caerán encima, pero no sabemos responder a una pregunta como esta: ¿por qué los norteamericanos votan a Trump si tanto les va a perjudicar? ¿Qué tiene que pasar para que Kamala Harris obre el milagro y dentro de una semana entre en la Casa Blanca? Los lectores europeos no están llamados a las urnas, de nada sirve convencerlos de que el candidato republicano es malo, malísimo. Lo que necesitan es entender por qué puede llegar a ser de nuevo presidente. Obviamos cosas tan evidentes como que su tirria al multilateralismo pone en riesgo las ayudas a Ucrania pero también a Israel. A Trump le votan los machistas, los puteros o los meapilas pero también los que piensan que no tienen que pagar siempre la fiesta. Suscríbete para seguir leyendo
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