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» Diario Cordoba
Fecha: 04/11/2024 08:11
En estos momentos ya hay alguien en una gran empresa encargado de hacer el listado de a quién se le va a enviar un regalo corporativo en Navidad. Es el hombre más poderoso del mundo. Un hábil movimiento de ratón y te incluye en la lista de los que recibirán un jamón ibérico. Otro movimiento y quedarás excluido de la bombonería, los licores, las peladillas, el turrón blando y los parabienes. Feliz Año, Manolo. Envío selectivo de felicidad. La elegancia social del regalo, que decía el viejo eslogan. Una manera también de saber si para esa empresa eres un top o un mindundi, un caña de lomo y gran reserva o un mentecato acreedor solo a mantecados, incluidos los de limón, que son los últimos que se quedan en la caja. La cesta de Navidad como medidor de tu éxito social. También de la boyantía o carestía de una empresa o sociedad. Lo importante es el detalle, hombre, te dices a ti mismo abriendo la cajita de bombones de esa entidad tan maja que a tu jefe sin embargo le ha mandado también una botella de whisky, un queso y turrón del bueno. Y bolitas de coco. En algunas empresas la cesta es obligatoria por convenio. Es como obligar por contrato a tu pareja que se acuerde de cuando es tu cumpleaños y obligarla a que te regale algo. El ejecutivo que está elaborando la lista de quienes recibirán regalo navideño ensaya hipocresías, pone en la lista algún nombre a su pesar y espera tal vez algo a cambio. Y luego la afición a no insistir en lo que se hace bien. Sí, a ver, para qué una marca de cervezas manda un libro. Para qué una firma de conservas manda una agenda. Cuando hacen las listas en las empresas circularán también listas B. Listas apócrifas, listas con tachaduras, lista de vetados o de regalados con reparos. Nunca sabremos si estuvimos a punto de ser excluidos. O si en realidad sustituimos a alguien. Nunca sabremos si ese salmón ahumado tenía nuestro nombre. O nuestro destino. Suscríbete para seguir leyendo
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