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» El Ciudadano
Fecha: 04/11/2024 05:04
Pablo Pereyra, presidente de la Asociación de Establecimientos Educativos Privados de Salta, advirtió sobre la crisis que atraviesa el sector por falta de apoyo estatal y crecientes costos operativos en una nota en Radio Salta. La educación privada no confesional en Salta está viviendo uno de los momentos más difíciles de su historia. Los incrementos salariales, la inflación y la falta de apoyo estatal han puesto al sector en una situación límite. Pereyra explicó en la entrevista detallada los desafíos a los que se enfrentan estos colegios y las medidas que han debido implementar para subsistir. Uno de los puntos más críticos que Pereyra destacó es el aumento de los salarios del personal docente, lo cual ha forzado a los colegios a ajustar sus cuotas. «La variable principal en la determinación de la cuota de un colegio es el salario. En octubre se estableció un incremento del 4%, lo que implica que las cuotas de noviembre deberán subir en la misma proporción. Esta situación se repite con incrementos del 4% en noviembre y un 6% en diciembre», señaló. «Migrar a la escuela pública» El problema, según el representante, es que estos ajustes deben realizarse en un contexto de crisis económica donde muchas familias ya no pueden soportar más aumentos. «Lamentablemente, las familias están entre la espada y la pared. Algunas siguen eligiendo los colegios privados por el vínculo y la historia que tienen con la institución, pero otras simplemente no pueden y deciden migrar a la escuela pública». Pereyra remarcó la falta de apoyo económico que recibe el sector. A diferencia de los colegios confesionales que perciben un aporte estatal de hasta el 75% para cubrir salarios, los colegios privados no confesionales apenas alcanzan un 15%, y en algunos casos, no reciben nada. «El último aporte que recibimos fue en julio, y ya estaba desfasado por los aumentos salariales acumulados mes a mes. Esa ayuda, entre comillas, fue totalmente licuada», explicó. Retrasos de pagos El representante también detalló la irregularidad y los retrasos en los pagos: «En la gestión del exministro (Matías) Cánepa, se nos debía de dos meses, y aunque era poco, al menos significaba un alivio. Hoy, con la nueva administración, no solo nos pagan de un mes, sino que ya llevamos un retraso de cuatro meses. Esto, sumado a que el incremento prometido no ha llegado, nos deja en una situación insostenible». Otro de los grandes problemas que enfrentan los colegios es el costo de los alquileres. Según Pereyra, «el 99% de los asociados son inquilinos y la nueva ley de alquileres, con actualizaciones trimestrales, hace que sea casi imposible mantener el control de los gastos». A esto se le suma el incremento en los costos de servicios esenciales como agua y electricidad, que han incrementado considerablemente. Crisis desde la pandemia La pandemia de COVID-19 dejó cicatrices profundas en la educación, y los colegios privados no confesionales no fueron la excepción. Durante el confinamiento, muchas familias dejaron de pagar las cuotas, lo que debilitó gravemente la economía de los colegios, a pesar de que el servicio educativo continuó de forma virtual y semipresencial. «Pos-pandemia ha sido muy difícil recuperar la estabilidad. La migración de alumnos fue significativa y, con los incrementos salariales, la situación empeoró», comentó Pereyra. Actualmente, se estima que el índice de morosidad en las cuotas ha subido del 20% habitual a cifras de entre el 25% y 30%, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de las instituciones. Para enfrentar la crisis de liquidez, los colegios han comenzado a abrir sus inscripciones de forma anticipada, ofreciendo promociones y descuentos para captar fondos y cubrir costos básicos como los salarios. «Antes, la inscripción en febrero nos permitía mantener los edificios y afrontar los gastos de enero y febrero. Ahora, la falta de efectivo nos ha llevado a adelantar la inscripción, incluso con descuentos», explicó. Pagos con tarjetas de crédito La crisis también ha obligado a las familias a recurrir a métodos de pago poco convencionales. «Es común que las familias paguen con tarjetas de crédito, y muchas veces dividan una cuota entre dos o tres tarjetas. Es un reflejo de la situación actual, donde cada familia busca la forma de seguir apostando por la educación de sus hijos», reveló Pereyra. La situación ha llevado al cierre inminente de al menos tres colegios, dos en la capital y uno en el interior de la provincia. «Es la primera vez que enfrentamos un panorama tan crítico. Mantener un colegio privado hoy en día no es negocio, es una lucha constante», afirmó el presidente. «El Estado debería considerar que apoyar a los colegios privados no confesionales es mucho más económico que abrir nuevas escuelas. Sin embargo, no recibimos ese trato justo».
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