Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • ¡Adelante radicales!

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 04/11/2024 04:36

    “La Profesión de Fe Doctrinaria es el crédito político centenario del radicalismo, expresando su contenido filosófico que le otorga permanencia como requisitoria transformadora, nutre los imperativos éticos, los grandes principios que inspiran su ideología, orientan su conducta ciudadana y guían su accionar político” Carta Orgánica UCR Corrientes Que la Unión Cívica Radical fue el partido de la democracia y la república, sostenido por un fuerte propósito ético en la gestión política, no quedan dudas. Que ha modificado su histórico camino durante el siglo XXI, tampoco. La implosión del sistema de partidos tradicional causado por Javier Milei, ha afectado también a los radicales, tanto que la nave insignia de Alem, Yrigoyen y Alfonsín, ha abandonado en gran parte sus principios políticos, para internarse en un crudo pragmatismo en la pelea interna por el poder. Ello sucede tanto a nivel nacional como provincial. La división es hoy un factor común en ambos planos, no como el producto de una concepción distinta intra y extrapartidaria, sino por una descarnada lucha por los puestos de mando. La interna provincial Los correntinos de a pie somos mudos testigos de la saga radical, que llega a extremos verdaderamente inverosímiles y que día a día va sumando capítulos. Somos los sujetos pasivos de un régimen de gobierno que dura casi ya veinticuatro años y pretende continuar. ¿Qué discuten Colombi y Valdés? ¿Discuten valores, discuten ideas políticas, discuten modos de conducción interna o discuten poder, sólo poder personal? Hasta el momento fue infructuoso el propósito de elaborar un listado de diferencias conceptuales entre ambos popes radicales. Ambos trabajan casi con una misma bandera, aquella que llevó a la Unión Cívica Radical a una verdadera transformación, de la mano de Raúl Ricardo Alfonsín y su movimiento Renovación y Cambio. “Qué discuten hoy Valdés y Colombi: ¿ideas, proyectos o poder político? El “aire fresco” del video de campaña del mercedeño, viene de la mano de una auto interpretación de su regreso: el cambio y, consecuentemente la renovación. Hasta ahora, parece que ese cambio es su regreso al sillón de Ferré. No hay que olvidar que Ricardo Colombi fue el verdadero artífice de la creación de un nuevo radicalismo con ambición de poder en la provincia. Con su manera hosca, construyendo alianzas electorales sin repartir poder, gobernó con la simpleza del equilibrio fiscal y la previsibilidad financiera, que le permitieron atravesar muchos momentos, buenos y malos, saliendo indemne. No obstante, como todo político de raza, nunca quiso perder el poder político e institucional. Impedido por la Constitución, a la que no pudo reformarla, el sucesor “designado” fue su primo Arturo, al que enfrentó y ganó cuatro años más tarde, completando dos mandatos más. En total, doce años de gobernador. En 2017, el producto de su dedo fue Gustavo Valdés, que gobernará dos períodos continuos. Pero como caballo que llega, ganar quiere, el ituzaingüeño no fue el émulo de Alberto Fernández. Con mucha astucia política y sabio manejo de la lapicera, le copó las estructuras partidarias e incorporó a su redil a otrora viejos “amigos” del mercedeño, que vienen ocupando posiciones partidarias e institucionales hace muchísimo tiempo gracias al exgobernador. Valdés también pregona representar la renovación, a pesar de que gobernará ochos años y piensa ser el gran elector de su sucesor que, según las malas lenguas, tiene “in pectore”: su hermano, actual intendente de Ituzaingó. Así, con un gobernador que desde su sillón es el radiador dónde vienen a parar sus correligionarios, sostenido en una buena gestión, la disparidad de fuerzas internas decanta en una lucha judicial que terminó en una intervención partidaria y eventualmente una convocatoria a internas para diciembre. A esta altura, cabe preguntarse si en política la lealtad es un valor. Depende. Si hablamos de principios, sí. Las ideas también, aunque pueden cambiar en la medida de que sigan respondiendo a los principios. La disciplina partidaria es de relativa importancia, pero tiene vigencia en cuánto imponga a los representantes la impronta de los principios. “¿Quién representa la renovación? Si que es una buena pregunta. ¿Colombi, Valdés o ninguno?” Ahora, la lealtad personal, que es lo único que está ahora en cuestión, es la de menor importancia, no para el diputado Manuel Aguirre que se queja amargamente en una comunicado, de la “traición” de muchos correligionarios. ¿Le debe Valdés lealtad personal a Ricardo Colombi, para entregarle mansamente la posta? Las lealtades personales duran lo que tarda en aparecer la ambición política de los protagonistas. Le pasó al mercedeño con Arturo, le pasa con Gustavo. ¿Le ocurrirá a éste con su hermano o con quién elija? Decididamente, es hoy el radicalismo provincial un significante sin significado. Como partido tiene principios democráticos, en la práctica esté lejos de practicarlos en cuánto al recambio. Nadie sabe como terminará esta novela, seguramente con Valdés imponiéndose como autoridad partidaria. Pero, las generales son otra cosa, el mapa electoral ha cambiado, y nuevas fuerzas políticas piensan competir con el inestimable apoyo del huracán presidencial. UCR nacional: sin liderazgo ni identidad En el plano nacional, la crisis radical es más profunda, porque, en definitiva, en el ámbito provincial se reduce a la discusión por el poder entre dos personas, el resto se encolumna tras esa lógica; sin embargo la UCR nacional atraviesa una profunda crisis de liderazgo y de identidad. Con un presidente que vota distinto de sus propios senadores, con un conjunto de diputados que saltaron las vallas partidarias y se entregaron al oficialismo, lo que motivó un quiebre del bloque que preside De Loredo, los radicales no saben si seguir con su impronta socialdemócrata o ser furgón de cola del libertarismo. Es decir que, por un lado, no existe liderazgo moral, Martín Losteau no puede ejercerlo en la medida que su historia lo emparenta con el kirchnerismo, luego de haber sido alto funcionario de Felipe Solá y de Cristina Kirchner. Ya con Macri, pero fundamentalmente a partir de Milei, se ha agudizado el verdadero problema del radicalismo del siglo XXI, la falta de identidad. Hoy no sabemos dónde abreva ideológicamente el centenario partido, que se debate en la práctica entre dos extremos: el liberalismo recargado de Milei y el populismo corrupto del kirchnerismo. “Sin liderazgo, los radicales se debaten en una crisis de identidad: ¿libertarios o kirchneristas? Para colmo de males y como muestra del utilitarismo dirigencial y su fragmentación orgánica, ni siquiera son capaces de unirse ante la descalificación insultante del presidente Milei hacia Raúl Alfonsín, que hizo de la ética y de la democracia dos banderas caras al sentimiento radical. Es por ello que internamente casi nadie puede ponerle el cascabel al gato, todos hacen lo que les conviene. Los gobernadores quieren mantenerse en el poder, los legisladores repetir mandato el año próximo. Todos, en un toma y daca en el que los principios fueron tirados por la borda. En suma, ellos también fueron conquistados por la ética del mercado. ¡Adelante radicales!

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por