05/11/2024 01:09
05/11/2024 01:08
05/11/2024 01:08
05/11/2024 01:08
05/11/2024 01:08
05/11/2024 01:07
05/11/2024 01:07
05/11/2024 01:06
05/11/2024 01:06
05/11/2024 01:05
» Elterritorio
Fecha: 04/11/2024 02:55
domingo 03 de noviembre de 2024 | 6:00hs. La Estudiantina 2024 de Posadas llegó a su fin. Bueno, llegó a su fin si se habla de sus cuatro noches de desfiles, las dos de show de escolas, el escrutinio y el anuncio de los ganadores. Lo que recién empezó es la ya clásica polémica por los resultados. En medio de las denuncias mediáticas y formales, el tono fuerte de algunos reclamos y acusaciones, a estas alturas, uno se pregunta: ¿es tan importante ganar? ¿O lo central está en la magia de participar? Si uno les hace estas preguntas a los chicos que participan, es probable que respondan que ambas cosas son importantes. Y sin embargo, tras ese tobogán de emociones de al menos cuatro meses que dispara esta peculiar fiesta, bien se puede decir que, más allá de los resultados, quién les quita lo bailado. Es que las noches de desfiles y shows son el momento culminante pero no el único significativo en ese largo proceso de participar, ensayar, socializar, de todo el recorrido. La Estudiantina posadeña está rodeada de polémica, como todas las cosas que importan. Quiénes ganan y el desempeño del jurado son parte de esos temas siempre conflictivos. Y hay otros mucho más sensibles, como el lugar de los ensayos y, más reciente, la discusión por el cambio de escenario. Con más de 70 años, la Estudiantina, la mayor fiesta posadeña, se ha reinventado tantas veces como las que ha salido a la calle. Los desfiles como eran en los 50, en los 80 o en los 90 son impensables hoy. En su larga evolución, al ritmo de la vida de sus protagonistas, la fiesta fue mutando. Cambió al menos cinco veces de escenario. Hoy se ingresa al predio vallado tras un estricto control de seguridad que tiene como objetivo cuidar la vida de los miles de menores de edad que son sus protagonistas. Y en sus siete décadas, no ha dejado de sumar escuelas, más allá de crisis económicas. Cada cambio fue consecuencia de una necesidad, una discusión, una tragedia. El tema del jurado también tendrá que ser revisado y reglamentado, por sus protagonistas. Si efectivamente se resuelve que calificar a una escuela con 2 y a otra con 10 es inaceptable, habrá que reglamentarlo. El argumento parece discutible. Si no se confía en la idoneidad de algún jurado, pues no se lo convoca. Pero si se lo convoca, habrá que respetar su criterio. En todo caso, si su desempeño resulta cuestionado, entonces no se lo vuelve a llamar. En cambio, decirle lo que tiene que votar parece inaceptable. Y hay un punto central en la elección de los jurados: realizan una tarea titánica y agotadora, que muy pocos se atreven a aceptar. Más allá de las polémicas, si alguien piensa que estas discusiones ponen en riesgo la continuidad de la fiesta, simplemente no sabe de lo que está hablando. Hay Estudiantina cada año porque los estudiantes lo deciden y empiezan a prepararse. Y los acompañan sus familias y escuelas, e intervienen las autoridades garantizando el respeto de las normas de convivencia. Es un ejercicio cara a cara, que para esta generación de adolescentes mediados por las tecnologías y vidas virtuales es algo así como oro en polvo. Lo destacaba el director de Salud Mental de Misiones, Nicolás Aranda. Las actividades comunitarias son un factor protector ante los efectos negativos de tanta virtualidad. Los chicos salen porque quieren ser parte de ese rito. Una tradición que excede a todos y que sólo se entiende cuando se está ahí. Y se los ve vibrando, involucrados, dejando todo por un proyecto colectivo que les importa. Si los adultos lo queremos organizar, simplemente no nos sale. Eso sí, después hay que aprobar las materias.
Ver noticia original