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» Impactocorrientes
Fecha: 01/11/2024 21:21
Javier Milei y Victoria Villarruel: un reencuentro público que estuvo marcado por la distancia y la frialdad El Presidente y su vice volvieron a mostrarse juntos después de 45 días en un acto de la Policía Federal, pero ni se hablaron. Compartir en Facebook Compartir en Twitter Mucha frialdad, ninguna palabra entre ellos, distancia a pesar de la cercanía física. Después de 45 días, Javier Milei y Victoria Villarruel volvieron a compartir una actividad oficial en el 203° aniversario de la Policía Federal que se incluyó la graduación de los cadetes de la Escuela Comisario General Juan Ángel Pirker, pero fue una nueva muestra de la frialdad que domina la relación. Las sonrisas, los abrazos o los comentarios siempre fueron por separado. Apenas coincidieron para aplaudir los discursos o el paso de los integrantes de la fuerza en el desfile final. Y el tarareo conjunto con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de la letra de la Marcha de San Lorenzo. A diferencia del desfile multitudinario del 9 de julio en la avenida del Libertador, donde hasta se subieron juntos a un tanque que había sido reparado, Milei y su vice casi no cruzaron las miradas durante la hora y cuarenta minutos en las que se los vio juntos. Más allá de la solemnidad y el protocolo que rodeó al acto, hubo más acercamiento entre el Presidente y Bullrich, que lució un conjunto de color beige, que con su compañera de fórmula en las elecciones. Tanto Milei como Villarruel soportaron estoicos el intenso calor reinante. Solamente después de un largo rato les alcanzaron copas y vasos con agua. Ni en ese momento hubo un comentario o un intercambio entre ambos. Los dos estuvieron vestidos de azul. La vicepresidente llegó unos minutos antes de las 10 y a su lado se colocó el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem. El jefe de Estado, acompañado de una fuerte custodia y con las sirenas de las camionetas policiales a tope, lo hizo sobre la hora del acto. Había arribado a la Casa Rosada a las 9:10 y tras un breve paso por su despacho se dirigió al predio ubicado en Villa Lugano, al sur de la Ciudad de Buenos Aires. La última diferencia política que surgió fue por la visita que Villarruel le hizo a la ex presidente María Estela Martinez de Perón en España, que continuó con la colocación de un busto de la ex mandataria en el Senado. Milei salió a despegarse inmediatamente de ese accionar en un reportaje televisivo posterior. En este palco quedó más que en evidencia que la relación está rota: Milei en varias oportunidades sonrió de manera cómplice con Bullrich e incluso se dijeron cosas al oído, pero la vice, a su lado, pareció parte de una escenografía. La única vez que se saludaron con un beso en la mejilla, casi de compromiso, fue en la llegada y en la despedida. Ni siquiera en la entrega de los presentes institucionales -el del Presidente fue distinto al que recibieron los demás- se pudo apreciar cierta cercanía. El líder libertario a la ministra la abrazó calurosamente en un par de ocasiones, después de sus palabras. A diferencia del año pasado, cuando el evento fue encabezado por el ministro de Seguridad Aníbal Fernández pero no tuvo otras presencias gubernamentales de relevancia, Milei se puso al frente de la ceremonia en la que reivindicó con especial énfasis las políticas de seguridad que se implementaron, con foco en los resultados derivados de la aplicación del protocolo antipiquetes y de las tareas para reducir el accionar del narcotráfico y la delincuencia con el Plan Bandera en la ciudad de Rosario. Por eso, en el palco hubo representantes de los tres poderes: estuvo Mariano Borinsky, presidente de la Cámara de Casación Penal, muy elogiado por Bullrich en su discurso. También en la entrega de reconocimientos por algunas acciones destacadas participaron el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, y el secretario de Lucha contra el Narcotráfico, Martín Verrier. Milei fue el primero en irse y volvió a la Rosada. Villarruel se fue en sentido contrario y en un trayecto de unos 60 metros, familiares de los efectivos presentes y algunos integrantes de la Policía la interrumpieron el paso para sacarse selfies. Hasta que la vice dijo, “que esta sea la última”, y se fue con paso apurado hacia su camioneta rodeada de sus custodios. Bullrich salió por otra puerta, también después de más de 15 minutos, en las que se sacó innumerables fotos. Su sintonía con el personal policial fue absoluta. Por Eduardo Menegazzi
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