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» Diario Cordoba
Fecha: 01/11/2024 13:43
Si a su lado escucha decir en plan y su cerebro recibe algo parecido a un calambrazo, no lo dude. Está rodeado de jóvenes, donde la locución formada por preposición y sustantivo ha cundido como el pánico a las cartas de Hacienda. Hasta seis funciones diferentes se le atribuyen a la expresión, que ha enterrado en tiempo récord a o sea, que tanto éxito tuvo a partir de los 80 del pasado siglo. No había pija que no te soltase un o sea mientras se recogía el pelo detrás de la oreja derecha en aquellos tiempos boomer, felizmente pretéritos. El uso principal, dicen los filólogos, es el de un reformulador, una simple corrección de lo ya dicho. El segundo es citativo, que introduce una expresión no literal pero a la que se le aporta un poquito de drama. El tercero es el de un prolongador. Lo que viene a ser una muletilla, que permite rellenar los huecos que va dejando el joven hablante a lo largo de su parlamento. Aquí, en plan no significa absolutamente nada más que eh, tú, atiende que te estoy hablando. Otros artículos de Rafael Ruiz Si en plan les causa algo parecido a la sensación de tocar un cable pelado, qué no sentirán cuando escuchen que dos propios han tenido un beef o enfrentamiento. O cuando un pimpollo se refiera a su amigo como loko o bro. O que alguien tenga un jari (que es un cierto malestar) antes de que le dé un jai (que es lo que pasa cuando se abusa de las cositas) y acabe mórtimer, que es estar fatal. Nashe, dicen, viene a ser el viejo guay mientras que pussy -antes, una vagina- se refiere a las personas cobardes, de poco carácter ante las adversidades. Aunque random, crush, flow, outfit o puto convertido en un prefijo (verbi gratia, putoflipar) les hagan querer tomar cicuta, no se alarmen. Al igual que ustedes hablan el dialecto del lugar donde han hecho la comunión, cada generación tiene su sociolecto. Y cada situación, su registro, que en este caso es coloquial. Los chavales, que son listísimos y tienen el B1 de inglés, saben saltar de registro en registro, según sus necesidades. Visto con perspectiva, también había partidos que estaban construyendo espacios seguros, sus políticas estaban pensadas desde el empoderamiento y la sororidad, y sus líderes eran aliados sin mácula de la causa feminista. ¿A que nunca imaginaron que una frase tan simple como sí es sí pudiese tener el reverso tenebroso de va a ser que sí, compañera? Sólo son palabras, cuyo poder fija leyendas, declara guerras y describe dramas como el de Valencia, que dejan el corazón roto. Suscríbete para seguir leyendo
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