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» Diario Cordoba
Fecha: 01/11/2024 12:31
La carencia previa de suministro eléctrico suficiente en el entorno del campo de fútbol de Paiporta, que hoy es un lugar de devastación y terror, protegió la vida de dos familias de feriantes de Lucena. Las caravanas, constituidas en sus propios hogares, permanecían a unos 10 kilómetros de esta localidad valenciana, azotada sin compasión por la DANA, cuando una tormenta transformada en tempestad destrozó este municipio, situado a unos 13 kilómetros de la capital. Una semana atrás, el viernes pasado, la expedición de Los Fandangos, apodo colectivo de identificación en su tierra de origen, retornó, como cada octubre desde hace años, a esta población de unos 27.000 habitantes. Al igual que otros compañeros procedentes de Asturias o Sevilla, elegían este destino dentro de una ruta nacional diseñada en cada temporada, entrelazada a un modo de sustento económico heredado entre generaciones y de gran sacrificio. Pepe Pérez suplica "mano de obra" que contribuya a extraer "de uno a dos metros y medio de tierra" sus atracciones de feria, El Barco Pirata y Space Roller, formas materiales de subsistencia de estos lucentinos, y actualmente inmovilizados en un panorama de desprotección, dolor y angustia. Grupo de feriantes en el lugar en el que habían instalado sus atracciones en Paiporta. / CÓRDOBA A punto de ser llevados por el río La apertura de la puerta de un colegio cercano al extenso terreno donde funcionaba esta feria salvó al hermano de Pepe y a otros cuatro compañeros más de que “se los hubiera llevado el río” cuando, el fatídico martes 29, explotó una gota fría invencible. El guardia del centro educativo los socorrió, en uno de los incontables episodios de zozobra, brindándoles un rescate vital en el centro educativo. El resto de la familia aguardaba en Aldaya, refugiada en sus casas portátiles, en una zona menos perjudicada por esta catástrofe. El lodo en la zona donde estaba la feria ha alcanzado en algunas zonas los dos metros de altura. / CÓRDOBA Indignación y desolación A través de un teléfono convertido en altavoz audiovisual del colosal desastre y las tragedias humanas, Pepe Pérez narra, abrazado a la impotencia y a la desesperación, que “aquí todavía no ha venido nadie a ampararnos", “ni del Ayuntamiento, ni la Policía”. Exteriorizando indignación, aunque conservando la templanza, transmite, desolado, que “nadie nos ha preguntado que cómo estamos o si falta algo”. Los “saqueos” en los supermercados “vacíos” y establecimientos de primera necesidad”, porque “hay gente robando”, describe una fotografía general de “caos, coches volcados y sin luz ni agua por la noche”. Los vecinos que resisten en Paiporta han de buscar comida y víveres esenciales y agua, caminando, a otros pueblos. Detalle del estado en el que han quedado algunas de las atracciones. / CÓRDOBA En unos días plagados de incertidumbre y trayectos erráticos y sin rumbo claro, transitan varios kilómetros desde la zona donde pernoctan hasta la superficie que envuelve en piedras, lodo y barro sus atracciones. Admite que, entre las incalculables historias de muertes de seres queridos y evanescencia de casas y vehículos, se aferran a su suerte de tolerar “sólo daños materiales”, entretanto lanzan su voz de alarma, ya que “no sabemos si hay gente enterrada aquí, debajo de la tierra”. Sólo poseen sus propias palas para tratar de liberar sus estructuras. “Es mi trabajo y mi negocio, cómo voy a dejar esto aquí”, exclama. “Faltan palas y grúas”, insiste, en su objetivo básico de liberar a las atracciones de feria, desmontarlas y regresar cuanto antes a Lucena y proceder a repararlas. Barco pirata de una de las familias de feriantes lucentinos. / CÓRDOBA Justo donde se encuentran, en un perímetro donde se distribuían unas 13 atracciones, en las inmediaciones del río y donde se aprecia “un puente tirado por el suelo”, los operarios desplegados están trasladando los coches apilados y destrozados en el interior del pueblo. Pepe Pérez finaliza con repetida insistencia clamando por que se les proporcionen medios humanos y maquinaria adecuada porque aguantan desatendidos tres días después de una tromba imparable de agua, lodo y barro que ha causado más de 200 fallecidos y centenares de desaparecidos. El alcalde de Lucena, Aurelio Fernández, ha contactado con estas familias y les ha transmitido que, desde el Consistorio, "vamos a intentar hacer todo lo que esté en nuestra mano" en el propósito de "ayudarles a pesar de la situación tan complicada que hay". Además, les expresa que "vayan pidiendo lo que vayan necesitando" y ha elevado sus demandas a la Junta de Andalucía. Actualmente, "se está priorizando salvar vidas y encontrar cadáveres", finaliza el regidor. Suscríbete para seguir leyendo
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