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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/11/2024 10:48
El equipo del Museo Británico descifró detalles en la tabla Imago Mundi, sugiriendo un vínculo con el Arca de Noé (Shutterstock) La tablilla Imago Mundi podría ser un mapa antiguo que señala la ruta hacia el Monte Urartu , identificado con el Monte Ararat. Expertos en cuneiforme del Museo Británico descubrieron instrucciones de viaje en la tablilla que coinciden con textos babilónicos y bíblicos. La teoría apunta a que la historia del diluvio bíblico se originó en la mitología babilónica. Lo esencial: un equipo de arqueólogos y expertos en cuneiforme descubrió en la tablilla Imago Mundi, datada del siglo VII a. C., posibles indicaciones hacia el Monte Urartu. Este monte, en el relato babilónico del diluvio, sería el lugar donde quedó varada el Arca de Utnapishtim, equivalente al Arca de Noé. Según el Dr. Irving Finkel, estos descubrimientos sugieren que el relato bíblico podría tener raíces antiguas en la cultura babilónica, ofreciendo una perspectiva que une la historia y mitología de ambas civilizaciones. Por qué importa: este hallazgo podría redefinir nuestra comprensión de los relatos del diluvio en distintas culturas antiguas. Refuerza los paralelismos entre los relatos de Mesopotamia y la Biblia. Genera interés sobre el Monte Ararat como un sitio arqueológico y espiritual. Abre debates en la arqueología bíblica sobre el origen de las historias sagradas compartidas. La Imago Mundi, descubierta en Irak, contiene grabados cuneiformes que podrían indicar rutas míticas Un grupo de arqueólogos y expertos en escritura cuneiforme ha logrado descifrar detalles ocultos en una reliquia de más de 3.000 años de antigüedad, conocida como la Imago Mundi. Esta pequeña tablilla de arcilla, que data del siglo VII a. C., es considerada el mapa más antiguo del mundo. Durante siglos, ha sido objeto de estudio y especulación por su aparente representación de la antigua Mesopotamia y sus alrededores, pero hasta ahora su verdadero significado permanecía oculto. En las últimas semanas, investigadores del Museo Británico han hecho un descubrimiento que ha despertado gran interés en la comunidad científica y en el público: creen que esta tablilla podría indicar el camino hacia el Arca de Noé. Desde su descubrimiento en 1882 en el actual Irak, la tablilla Imago Mundi ha sido interpretada como una representación rudimentaria del mundo conocido por los babilonios. Sin embargo, las inscripciones en su reverso, escritas en cuneiforme, contienen instrucciones detalladas para un viaje misterioso. Después de meses de análisis intensivo, los expertos piensan que esas indicaciones podrían llevar a un lugar descrito en antiguos textos babilónicos y también en la Biblia: la montaña de Urartu, a la que muchos identifican con el Monte Ararat en Turquía. Según las creencias antiguas, fue allí donde el arca de Noé quedó varada después de las aguas del Gran Diluvio. Este hallazgo no solo arroja luz sobre el conocimiento geográfico de los babilonios, sino que también subraya los paralelismos entre la mitología babilónica y el relato bíblico del diluvio. Para el Dr. Irving Finkel, curador y experto en escritura cuneiforme del Museo Británico, estos descubrimientos indican que el relato bíblico pudo haber tenido raíces más antiguas en la cultura babilónica. “Esto demuestra que la historia era la misma y, por supuesto, que una llevó a la otra”, explicó Finkel en una entrevista con The Sun, quien señala que en ambas narrativas se describe una embarcación masiva construida para salvar a la humanidad de un desastre. La Imago Mundi: ¿el mapa más antiguo del mundo? La tablilla Imago Mundi ha sido reconocida por la comunidad arqueológica como el mapa más antiguo del mundo desde su hallazgo en el siglo XIX. Fabricada en arcilla, representa a Mesopotamia, una región situada entre los ríos Tigris y Éufrates en el actual Irak, rodeada por un doble anillo que, según los babilonios, delimitaba el “mundo conocido”. Esta circunferencia, conocida como el “Río Amargo”, simbolizaba la frontera natural de la Tierra según la concepción babilónica, y fuera de ella solo se hallaban tierras desconocidas. Además de su función como mapa, la Imago Mundi contiene una serie de inscripciones que narran el proceso de creación del mundo por el dios Marduk y menciona a figuras míticas como el hombre-escorpión y otras criaturas sobrenaturales. A través de estos grabados, los babilonios reflejaron no solo su percepción geográfica, sino también sus creencias y mitología. El interés de los arqueólogos por este artefacto aumentó mucho en el último año, cuando un equipo liderado por el Dr. Finkel descubrió que el reverso de la tablilla contenía textos que nunca habían sido completamente interpretados. Tras varios meses de estudio, los expertos concluyeron que esas inscripciones representan una serie de instrucciones detalladas para una travesía, con descripciones de puntos específicos a lo largo de un camino que conduce hacia el noroeste de Mesopotamia, donde, según los antiguos textos, se encontraba el monte Urartu, destino final del Arca de Noé en el relato bíblico. El descubrimiento arqueológico reciente revela vínculos entre antiguas narrativas babilónicas y bíblicas ¿Un camino hacia el Arca de Noé? El análisis de los símbolos en la parte posterior de la tablilla reveló lo que parece ser un itinerario de viaje. Uno de los fragmentos indica que el viajero debe recorrer “siete leguas” hasta divisar “algo tan grueso como una vasija parsiktu”, una referencia que los especialistas interpretan como una embarcación de grandes dimensiones. La palabra parsiktu aparece en otros textos babilónicos para describir la estructura de una embarcación capaz de resistir un diluvio, similar a la construida por Utnapishtim, el “Noé” babilónico. Este personaje, al igual que Noé en la Biblia, fue advertido por un dios de la inminente destrucción de la humanidad y fue instruido para construir una embarcación y llenarla de animales. Según los antiguos poemas de Gilgamesh, el arca de Utnapishtim también terminó su viaje en una montaña, identificada en los textos babilónicos como Urartu, el equivalente en asirio de Ararat, el sitio bíblico donde Noé desembarcó. El Dr. Finkel señaló que, desde una perspectiva babilónica, esta historia no era una simple leyenda. “Para los babilonios, esto era un hecho”, dijo Finkel. “Si alguien emprendiera este viaje, vería los restos de esta embarcación histórica”. Esta declaración ha despertado el interés de arqueólogos y otros científicos, que se preguntan si es posible que realmente existan vestigios de una embarcación en los picos del Monte Ararat. En años recientes, un equipo de expertos de la Universidad Técnica de Estambul ha estado llevando a cabo excavaciones en el Monte Ararat, y en 2023 revelaron el hallazgo de materiales de arcilla y restos marinos en la zona, lo que sugiere actividad humana en ese lugar hace entre 3.000 y 5.000 años. Estas pruebas han sido interpretadas como posibles indicios de que allí pudo haberse refugiado una población tras una gran inundación, aunque no existe consenso al respecto. Estudios geológicos desafían la teoría del Arca de Noé en el Ararat, sugiriendo una formación más reciente No obstante, algunos geólogos y expertos en arqueología dudan de la autenticidad de estos hallazgos. El Dr. Andrew Snelling, un geólogo conocido por sus investigaciones en arqueología bíblica, argumenta que el Monte Ararat es geológicamente mucho más joven que el tiempo en el que habría tenido lugar el Gran Diluvio. Según Snelling, esta montaña no podría haber existido en la época de Noé, lo que rechaza cualquier posibilidad de que el arca se asentara en ese lugar. La Imago Mundi proporciona una rara oportunidad de observar cómo los babilonios veían y representaban su mundo, y también permite entender cómo las culturas antiguas compartían y reinterpretaron sus mitos fundacionales. La semejanza entre el relato babilónico de Utnapishtim y el bíblico de Noé ha sido tema de debate durante siglos, y los estudios recientes sobre la tablilla parecen acercar aún más ambas historias. Los arqueólogos continúan estudiando esta antigua reliquia, convencidos de que aún puede revelar más secretos sobre el pensamiento y las creencias de los babilonios. En palabras del Dr. Finkel: “Cada descubrimiento sobre la tablilla nos conecta más con una civilización que, hace miles de años, ya buscaba respuestas sobre su origen y su lugar en el mundo”.
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