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  • Rosarinos comegatos: la historia de la concejala que lo denunció y el "show mediático" que estigmatizó a la ciudad

    » La Capital

    Fecha: 01/11/2024 02:20

    Josefa Villalba es una histórica militante barrial radical. Hoy tiene 86 años y fue quien visibilizó en 1996 la situación de extrema pobreza que se vivía en las barriadas de Rosario. Tiene 86 años y asegura que sigue yendo a comedores para ayudar a los que más lo necesitan. "No puedo soportar que la gente no tenga para comer, es algo que me desespera" , confiesa con desesperación. Se hizo famosa en 1996 por una denuncia pública que dio la vuelta al país y al mundo y que luego se transformó en la leyenda de "rosarinos comegatos". Asegura que eso fue cierto y hasta pudo comprobar muchas cosas más, pero que prefirió callar por las "monstruosidad" que vio aquella vez, en plena década de los 90, en la zona del Bajo Ayolas, donde los cráneos de los felinos se acumulaban en cantidades al calor de las chapas de los ranchos. Es por eso que hasta hoy agradece al diario La Capital, entre otros medios, por haber visibilizado su vocación social. Se trata de la exconcejal radical Josefa Villalba, quien asegura en diálogo con este medio que su vida sigue como hasta entonces: ayudando a gente en comedores y con esa energía que transmite en su tono de voz y que asegura que tenía desde muy pequeña, cuando se detenía a conversar con "gente grande" al estilo Mafalda, el personaje de Quino. También subraya sus proyectos en el Concejo que no muchos conocen y también en la Legislatura santafesina. Pese a su polémico pase al peronismo, desmiente esa versión y asegura que nunca dejó la UCR, sólo que acompañó a personas y causas justas, siempre pensando en la gente. "¡Acá estoy, y sigo ayudando gente con 86 años, eh!", responde en tono jovial y alegre. Inmediatamente afirma: "Me encanta lo que hago: voy a un comedor, colaboro y esa es mi vida; cuando alguien me llama voy, es mi vocación. Me gustó toda la vida y jamás lo hice por política. Siempre digo que tengo que dar gracias a Dios y a ustedes, la prensa. Gracias a eso hemos salvado muchas vidas, hemos dado mucha comida y La Capital siempre estuvo al lado mío cuando yo luchaba por una causa justa". "Cuando era chica siempre pensaba qué podía hacer para ayudar a otros y así lo hacía. Siempre me detenía a hablar con la gente mayor y preguntaba", recuerda Josefa, quien es hermana menor de cuatro hermanos metalúrgicos varones y una mujer. "Vivíamos en familia. Almorzábamos y cenábamos todos juntos y mi papá contaba cuentos, jamás ví a mis padres pelearse, mi vida fue normal. Vivía por calle Colón hacia el sur y estudiaba en el colegio Santísimo Rosario", valora de aquella infancia. Rosarinos comegatos Lo coreaban las hinchadas visitantes de los equipos de fútbol que venían a jugar a Rosario, se escuchaba en canales de televisión. Era el mote que estigmatizaba a una población castigada por los efectos de la segunda ola neoliberal en el país encabezada por el gobierno del ex presidente difunto Carlos Menem y la desigualdad en los barrios se notaba. El caso emblemático que quedó inmortalizado en la sociedad fue cuando un periodista de la señal TN, Julio Bazán, montó una escena junto a Osvaldo Angel Cayetano "Tochi" Sosa, quien en vivo y directo y para todo el país carneó un felino y lo arrojó a la parrilla. Por ese entonces, el ex intendente Hermes Binner lo acusó de haber recibido "100 pesos" para montar un show mediático, aunque el ciruja —Nacido en el barrio porteño de La Boca— asegura que no sabía que estaba saliendo por televisión mientras asaba al animal al aire libre y a la vista de las cámaras de TV. "Me vienen a ver dos padres para decirme que sus hijos comían gatos porque ya no tenían qué darle de comer. Por ese entonces decían que mataban caballos, pero ya no tenían más para faenar y por eso habían comenzado a cazar gatos", confirma Josefa y recuerda que aquella vez Binner se ofendió con ella por visibilizar esa situación. Sin embargo, Josefa precisa aún más esa situación de extrema pobreza que giró en torno a los asentamientos ubicados sobre la barranca a la altura del Bajo Ayolas, un sector de la ciudad lindera a la zona portuaria y el frigorífico Swift que conecta con la avenida de Circunvalación y donde además transitan gran cantidad de camiones rumbo a la terminal portuaria local. "El sábado fuimos con mi hija para ver qué pasaba ahí y empezamos por el puente Ayolas. Mi hija me codeó porque había un chico que estaba desayunando lombrices", asegura. Y sostiene: "Nunca lo dije a la prensa y me aguanté eso, pero a medida que seguíamos avanzando me asomé y vi que tenían arriba de los ranchitos cientos de cabezas de gatos, aunque nunca se las hice ver a los medios porque me pereció una verdadera monstruosidad, a tal punto que confirmé que era verdad que comían gatos". A renglón seguido recuerda que en aquella época, ya como concejal radical y vicepresidenta de la comisión de Salud del Concejo Municipal, tenía previsto un viaje a Brasil para participar de un congreso. Asegura que, automáticamente, dio de baja los pasajes y le envió una nota al intendente Binner y al gobernador Carlos Reutemann para que envíen comida. "Le solicité con carácter de urgente que por favor manden comida porque allí comían gatos. Me vinieron a buscar para el viaje y me llamaron todos los canales para preguntarme por la situación pero no entendía nada. Por eso devolví el pasaje de avión porque era muy grave lo que estaba pasando; estaba Menem de presidente y la gente no tenía qué comer", revela. Comedores Corría el año 96, segunda presidencia de Menem. El raíd televisivo (aún no existía internet en el país y tampoco había redes sociales) estremecía y estigmatizaba a una población. Según consigna Josefa, fue a partir de ese momento que los comedores comunitarios comenzaron a masificarse para ayudar a quienes más lo necesitaban. "El drama más grande es la comida porque si los chicos no tienen para comer, no pueden ir ni siquiera a la escuela. (Antonio) Bonfatti era secretario de Salud. Recuerdo que los chicos tenían toxoplasmosis, una enfermedad de los gatos y por eso fuimos a pedir que le brinden atención a todos esos chicos. El padre (Tomás) Santidrián estaba estaba conmigo, me dijo que no afloje, pero arriba (por la clase política) no me defendió nadie", asegura. Militancia y agradecimiento a la prensa Según recuerda Josefa, la reorganización de los comedores comunitarios surgió a partir de esta situación extrema ya que, a su entender, las partidas alimentarias no tenían el contralor y la distribución correcta para llegar de manera equilibrada y garantizada. "Sucedía que en tal lado de la ciudad no comían, no usaban esas partidas alimentarias para comedores y lo usaban para casamientos, cumpleaños. Y como me acompañaban ustedes (el diario La Capital) gracias al otro día reaccionaban y enviaban las partidas, ya que sola no hubiese podido", confiesa. También ese fue el camino que emprendió para ayudar y luchar por quienes necesitaban asistencia. "Me buscaba una silla, me sentaba al lado de la cama de una persona que necesitaba un marcapasos, me quedaba horas y días hasta que se enteraba la prensa y aparecía el dispositivo", sostiene. Eso es sólo una anécdota. Asegura que de esas historias tiene "un montón". Recuerda al viejo dueño de La Favorita como una persona muy solidaria. "Alberto García era dueño de La Favorita y presidente de Cáritas. Ayudaba muchísimo, él siempre me decía que siempre estaba apurada y yo le decía que la gente se moría, por eso mi apuro", describe. En ese marco, recuerda cuando logró que la señora que ayudaba en su casa ubicada en Regimiento 11 al 100 tuviera una casa digna y dejara un viejo rancho. "Vicenta ayudaba en casa y nadie la quería porque tenía tuberculosis. Vivía por Esteban Deluca, en un ranchito. Fue una asistente social y le dije que no le diga nada que sabía que era tuberculosa. Y así le hice la casa, Gracias a Roberto García", afirma. Mientras su vida militante transcurría como siempre, alguna vez se acercó al ex diputado nacional radical José Costarelli (fallecido en agosto de 1985) y allí saltó a la arena política para militar y afiliar partidarios a la UCR sobre el final del Proceso, previo a las elecciones que se avecinaban en el país, según recuerda. "Yo tenía 18 años, Costarelli había puesto a Usandizaga de intendente (sic). Fue diputado nacional dos veces, era radical a muerte, ahí lo conocí y empecé a estar en política. Comprábamos medicamentos y leche que hacía falta. Me dio dos fichas para afiliarme al comité radical, algo que no imaginaba. Nos dio un cuadernito a cada uno para buscar adherentes. De hecho, yo caminaba las villas tratando de afiliar gente mientras en la radio se escuchaba al gobierno de facto", asegura. Y prosigue: "Las zonas del Swift, San Martín, Garibaldi y Molino Blanco, todo lo hice yo con la cantidad de fichas de afiliación. Alfonsín se enteró por mí que yo estaba afiliando un montón de gente y hasta tengo una foto con Illia". Fue así que tras la muerte de Costarelli "en un accidente muy grande en barrio Las Flores", ella queda presidenta del comité radical. "En las primeras elecciones gané, quedé de presidenta del comité y durante 12 años estuve en la asociación más grande de Rosario por amplias mayorías. Mi clave era ayudar a la gente y no mentir, siempre dar y ayudar. Por eso Usandizaga me ofreció ser concejal, pero había un problema porque en la otra lista estaba (Luis Alberto) Changui Cáceres... hasta que logré ser concejal", consigna. Su trayectoria como concejala y diputada provincial Josefa fue concejala durante el período 1993-97, cuando Binner ya era intendente de Rosario. "Mi primer proyecto fue la creación de un fondo de emergencia de salud y esa ordenanza continúa. También el detector de metales en boliches, el uso obligatorio del casco para motociclistas y el decreto de ticket obligatorio para desayunar posterior a una extracción de sangre, además de la inclusión de mujeres albañiles", según asegura. También sostiene que atendía a entre 30 y 40 personas por día en el Concejo y a otras 50 en el comité radical. "No puedo soportar que la gente pase hambre, por eso me gusta ayudar. Mi papá tenía una quinta y comerciaba lo que cosechaba en el mercado, ayudaba mucho en el colegio Santísimo Rosario, donde yo iba a estudiar. Mis padres eran españoles, nunca actuamos en política, soy feliz viendo cuando los demás son felices y así vivo en paz", sentencia. "Nunca me fui de la UCR" Corría abril de 2007 y en julio se llevarían a cabo las internas abiertas para pugnar por un ingreso a la listas que renovarán una porción del Palacio Vasallo. Histórica dirigente y militante barrial por la UCR, de pronto figuraba encolumnada en la nómina que encabezaba Agustín Rossi por el kirchnerismo. "Silvestre Begnis estaba mal, tenía serios problemas de salud. Entonces me llama y me dice: «Jose, ¿te puedo pedir un favor?, no puedo entrar con Rossi en la lista». Me pidió por favor y yo lo hice, nadie me pidió que me hiciera peronista, era una radical que iba en esa lista y lo hice. Estar en una lista fue terrible para mí, pero fue un pedido suyo", explica. En ese sentido, asegura: "No tengo nada que ver pese a que voté dos veces proyectos del peronismo. Cuando el mercado de concentración no podía pagar impuestos y pedían recompensa con verduras para hospitales y colegios, no me pareció mal y apoyé la iniciativa. El bloque radical dijo que iba a votar en contra y en ese momento estuve a favor y voté en consecuencia por el bien de la gente". Y luego recuerda cuando era diputada provincial (entre el 99 y 2003) y el PJ había presentado un proyecto para que les dieran viviendas a familias en Santa Fe capital. "Vivían lejos de las escuelas y tenían que estar horas arriba de un caballo; me dijeron que al momento de votar me fuera del recinto, era la única a favor del peronismo, y voté a favor por la gente", se enorgullece, quien también cuenta en su haber con una ley para la evaluación oftalmológica obligatoria al primer año de ingreso escolar. Planes sociales y el sueño de un plan integral de alfabetización Conocedora de la calle y las zonas marginales, Josefa asegura que los planes fueron un gran desconcierto y vinieron a entorpecer todo. "Veo que los padres van con sus hijos a cobrar un sueldo por una contraprestación que no hacen y los chicos se están criando así. Tendría que ser distinto, en el país hay mucho terreno vacío al costado de los ferrocarriles, ocuparlo con fábricas y darle trabajo a la gente de lo que haga falta, pero cerca de su lugar de origen", cuestiona. Inmediatamente recuerda el Plan Alimentario Nacional (PAN), cuya política de emergencia consistía en la entrega de hasta 1.200.000 cajas mensuales con alimentos de primera necesidad para reducir la pobreza. "Cuando llega Alfonsín y entrega la caja PAN, la gente desayunaba con arroz con leche, después siguieron dando otro bono, pero sin buscar de hacer algo; los conozco a todos (quienes serían beneficiarios) y la mayoría no va a querer trabajar porque no aprenden nada", apunta. Josefa ensaya un plan integrados como tantas veces se mencionó en el plano político. Desde su visión, los niños y niña deberían permanecer en una institución educativa de la mañana a la noche. "Sería bueno que hagan actividad física, gente capacitada y que pueden tener otra salida que no sea la situación que viven en su barrio u hogar", propone.

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