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» Misionesparatodos
Fecha: 31/10/2024 23:20
Hace un año, la joven vivió con emoción la apertura de su local ubicado en el barrio porteño de Belgrano. En charla con GENTE cuenta los desafíos de emprender a su edad y cómo su caso inspiró a otros. “La noche anterior no podía parar de pensar en qué pasaría si nadie venía a mi local”, con esa frase Ara Meniño (19) recuerda cómo fueron las horas previas a abrir su propia cafetería de especialidad con tan sólo 18 años. A finales de 2023, la joven que además es estudiante de medicina, se planteó la idea de abrir su propio negocio ya que contaba con un importante fondo de ahorro para hacerlo. Aunque para muchos era imposible a su edad, ella siguió su intuición hasta ver el resultado de lo que comenzó como un sueño y que se convirtió en el sustento para ella y su equipo: “Somos tres personas dándole vida a Lately Café, además de la pastelera. Por ahora tenemos un staff chiquito porque el local no es grande, pero somos la cantidad de personas ideal para atender de la mejor forma a nuestros clientes”, comienza diciendo. Ara, que hoy tiene 19 años, comenzó a ahorrar dinero desde que tenía 15 años pensando en qué podía hacer para invertir y asegurar su futuro. En charla con GENTE y mientras muestra con orgullo este espacio ubicado en Belgrano, donde el olor a café se siente desde antes de entrar y las tentadoras opciones atraen en la vitrina, la joven revela cómo hizo para tener ahorrados 6 mil dólares antes de su mayoría de edad y destinarlos a su emprendimiento. “Yo empecé a ahorrar desde mis 15 años porque empecé a trabajar como diseñadora freelance. Y, bueno, toda esa plata que a mí me entraba, yo la ahorraba. Traté desde chica de ir al contrario de la cultura de ‘consumistas compulsivos’. Mientras tenía amigos que se gastaban el sueldo en comprarse ropa y zapatos, yo siempre fui de ahorrar la plata y pensar en mi futuro. Fueron 4 años de ahorro y por supuesto, hubo mucho trabajo detrás”, recuerda. -Ahorraste, ¿y después? ¿Cómo nació la idea de abrir un café? PUBLICIDAD -Es una historia bastante interesante. Un día hablando con una amiga de la facultad después de clases, me dice que su plan a largo plazo era abrirse una tienda de zapatos y fue entonces que, por primera vez, me empecé a plantear la posibilidad de tener mi propio negocio. En ese momento yo trabajaba en una cafetería y ya había adquirido conocimiento en el rubro gastronómico, además tenía plata ahorrada. Y dije: “¿Por qué no lo invierto?”. Tuvo mucho que ver con la claridad de ideas que tenía mi amiga en aquel momento sobre su futuro laboral que me hizo pensar en lo que quería y podía hacer de ahí en adelante. –¿Qué sentiste el primer día que abriste tu cafetería al público? -La verdad que sentí mucho miedo y mucho estrés. La noche anterior recuerdo que no podía dormir porque no podía parar de pensar. Pensaba en qué pasaría si no venía nadie a mi negocio o si no funcionaba y le iba mal. Todo fatalista (risas). -¿Y qué pasó? -Después, cuando me levanté al día siguiente cansada por el desvelo, fui al local, hicimos la apertura y fue tipo “¡Wow tengo un local!”. Y al final salió todo muy bien. Desde ese primer día puse todo mi esfuerzo, cada peso de mis ahorros, y todas mis ganas para que la cafetería funcionara y ha sido uno de los sentimientos más gratificantes de toda mi vida el pensar que lo había logrado. Actualmente, Ara tiene tres personas en su equipo y sueña con poder algún día ampliar el negocio y tener más sucursales. Los desafíos de emprender en Argentina siendo joven -Ahora que ya es una realidad: ¿Qué es lo más difícil de emprender y cómo se sostiene un negocio en la Argentina de hoy? -La economía argentina es difícil, pero siempre lo fue o hasta donde yo recuerdo. Así que en ese sentido no ha sido una sorpresa para mí. Cuando abrí el local sabía que no sería fácil, hablando desde lo económico. Recuerdo los primeros meses que coincidían con el cambio de gobierno en el país, fueron días complicados para nuestra cafetería y supongo que para muchos negocios. Era obvio que iba a ser así, porque la gente no consume cuando hay inestabilidad política y social. Entonces en los primeros meses el consumo estuvo bajo, pero logramos mantenernos abiertos. No teníamos ganancias inmensas, pero con el pasar del tiempo fue mejorando todo. -¿Te generó preocupación en algún momento eso? -La verdad que no, porque cuando uno decide poner una empresa en Argentina sabe más o menos a lo que se enfrenta, entonces como emprendedor igual te las arreglás para que tu negocio funcione. Siento que al final, eso es lo que te hace un buen empresario y lo que hace que tu negocio sobreviva a largo plazo. Saber cómo manejar todo en la adversidad o en una situación económica puntual. Ara inauguró su local en la zona de Belgrano en 2023 y cada vez suma más clientes. -¿Cuál es el aproximado de ganancias que puede dar un local de café en la actualidad? -No me gusta decir cuánto tiene de ganancia mi local, porque eso lleva a la comparación y para los emprendedores que tal vez están comenzando pueden pensar “mi negocio no factura tanto”, y puede tener un efecto contraproducente, entonces prefiero reservarlo. Pero sí te puedo decir que depende mucho de la zona en la que estés y de las cosas que ofrezcas en tu local. Y también depende de las cosas que vos hagas para reducir los costos, para aumentar la rentabilidad y para aumentar la ganancia. En realidad cuánto va a ganar tu local tiene mucho que ver con lo que vos hagas como dueño. -¿Te da para vivir netamente de esto y sostener a tu equipo? -Sí, se gana bien, porque una cafetería como cualquier negocio si lo manejás bien, te da para vivir netamente de eso. Cualquier emprendimiento si vos sabés promocionarlo y sabés gestionarlo te va a permitir sostenerte. Así que sí, he podido dedicarme de lleno a esto. Además de ofrecer café, aprovechan el espacio para capacitar a otros jóvenes interesados en el arte y en el barismo. –¿Cómo sentís que ha evolucionado tu negocio en este tiempo? -Se aprende mucho en el camino. Al ser mi primer negocio, me tocó aprender muchísimo desde que abrí hasta ahora. Pasó casi un año y siento que la evolución es tan positiva y está a la vista. Por ejemplo, al principio abríamos muchas horas al día, y eso pudimos mejorarlo y hacerlo más rentable y funcionar mejor. -¿Qué más? -Cambiamos un par de recetas, incluimos recetas nuevas. Los chicos que empezaron a laburar con nosotros, antes no tenían nada de experiencia y ahora trabajan súper bien. Ojalá hubiese tenido a alguien que me dijera ese día que no podía dormir “¡Va a funcionar si lo hacés funcionar!”. Porque la verdad es esa, el negocio empezó a funcionar cuando yo dije: “Me pongo la 10”. Una propuesta innovadora creada por jóvenes para enseñar a otros jóvenes -En una ciudad donde hay una cafetería cada dos cuadras, ¿cómo hacés para que tu negocio se diferencie del resto? -Desde que abrimos el café tratamos de hacer sentir cómodos a nuestros clientes y que sientan que es un espacio para el encuentro, para compartir, para incluso aprender. Además de nuestro menú, también damos cursos de barista para mostrar un poco lo que hacemos y también es una manera de conectar con la gente que nos visita, lograr esa fidelización y hacerlos entender por qué lo que le estamos vendiendo es diferente a lo que hacen los demás locales. -¿Sólo eso? -La pastelería es totalmente casera, en una zona donde hay mucha pastelería industrial o terciarizada. Y nuestro principal foco es que intentamos dar la mejor atención posible. -Te hiciste viral en TikTok por contar tu historia y todo lo que hay detrás de abrir un negocio a los 18 años… -Sí, le dedico tiempo a hacer esos videos donde les cuento cómo fue todo el proceso de abrir el café, cómo es tener un negocio siendo joven, y eso ha creado también la curiosidad de mucha gente que finalmente termina visitándonos y probando todo lo que ofrecemos. Hay quienes en realidad les importa y deciden apoyar un negocio fundado por jóvenes y dónde todos los días buscamos reinventarnos y presentarles nuevas propuestas. En su local, ofrecen café de especialidad y pastelería casera muy variada y de muy buena calidad. -Además de ser amante del mundo del café, también estudiás medicina, ¿cómo combinás tus dos pasiones? -La verdad es que son dos mundos completamente distintos, que no siento que los combino, sino que los aprovecho por separado. Está bueno además porque a veces si la facultad está muy complicada o me empiezo a estresar, me dedico a hacer cosas para el local, que es algo que me apasiona mucho. Pruebo una receta nueva, hago algún video para TikTok o anoto algún pendiente, y después vuelvo con la mente un poco más clara a estudiar, y viceversa. Al ser cosas tan diferentes me ayuda en ese sentido, porque puedo despejar la cabeza. -Desde que contaste tu historia en redes sociales, muchos jóvenes se sintieron inspirados. ¿Tener un negocio sería el nuevo “sueño del pibe”? -Mirá, a mí me cuesta mucho verme como una figura inspiradora, porque sólo soy yo. Ojalá que sí, que mi historia inspire a otras personas, porque no hay nada que me haría más feliz que eso. Que pueda inspirar a otras personas a emprender, a trabajar, a esforzarse, a ahorrar, a estudiar, a abrir un negocio. Creo que eso es lo que más feliz me haría en toda la vida. Cuando comencé a subir videos, era con la idea de dar a conocer el local, no esperaba que fuera una historia inspiradora porque a mí me parecía solamente mi realidad… pero cuando empezaron a llegar muchos comentarios lindos caí en cuenta lo que eso significaba. Me hizo muy feliz que más allá de traer gente al negocio, mi historia también pudiera inspirar a otra gente y tuviera tanto alcance como lo tuvo. Por Vanessa Rivas-Revista Gente
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