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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/10/2024 18:57
Separate Ways- DLC de Resident Evil 4 Remake En los últimos años, hemos visto el regreso triunfal del survival horror en la industria de los videojuegos. Títulos como Resident Evil 4 Remake y su preciado DLC, el fracaso de The Callisto Protocol, el aclamado Dead Space Remake, esa gema llamada Alan Wake 2, el regreso del clásico Alone in the Dark o el esperadísimo Silent Hill 2 Remake han revitalizado un género que, hace no mucho, parecía haberse quedado en el pasado. Hoy en día, tanto veteranos (como quien suscribe) y nuevos jugadores se sumergen en experiencias de pesadilla, que entremezclan el miedo, el suspenso y la tensión para aprovechar los avances técnicos actuales. Pero, ¿a qué se debe esta nueva ola de juegos de terror? ¿Es solo un guiño nostálgico a los clásicos o estamos ante una evolución del género? ¿Es una moda que volvió, o una necesidad de una industria que, por momentos, se siente falta de ideas? En la era de los gráficos hiperrealistas, los desarrolladores han encontrado en el terror un lienzo perfecto para aprovechar los nuevos y poderosos motores, como podría ser el Unreal Engine 5. Los motores gráficos actuales permiten crear atmósferas completamente inmersivas aunando música, efectos de sonido, luz, oscuridad, efectos visuales y, por supuesto, mecánicas y gameplay. Hace una década o una década y media atrás, todo esto era impensable, pero los logros de aquellos tiempos no nos hacían pensar en el futuro. Aquella era una época de apuestas vertiginosas, y no de saltos a lo seguro. The Evil Within, DreadOut, Alan Wake, Resident Evil Revelations y Resident Evil Revelations 2, Dead Space 2, Silent Hill: Downpour, Deadly Premonition y un gran etc. le daban vida a nuestro tiempo libre. Alone in the Dark | Desarrollador: Pieces Interactive | Distribuidor: Nordic Games En aquel momento, como se podía, se manejaban de forma asertiva e inteligente los detalles de los juegos en general, las sombras, los efectos de sonido y el realismo de los ambientes que hacían que cada rincón oscuro y cada crujido nos ponga los pelos de punta con lo que tenían, porque no pedíamos más. Había una clara retroalimentación del juego para con nuestra imaginación. Sin embargo, los títulos más recientes han logrado que el jugador no solo vea y escuche el terror, sino que lo viva en cada paso, y esto es algo que las tecnologías de las generaciones anteriores no permitían. Ahora podemos hablar de experiencias, con todo lo que eso implica. Sí, es algo que se viene gestando hace muchos años, pero llegamos a un nivel de inmersión tal que es “mucho más simple” contagiar miedo a generaciones que tiene muy asimilado el terror como parte de su narrativa diaria. Los estudios están apostando fuerte, y el resultado ha sido un renacimiento que combina lo mejor del pasado con las capacidades técnicas del presente. Como siempre digo, cuando yo era joven, el gore era un género controversial, que sólo encontrábamos en los rincones más alejados de algunos videoclubs. Con el paso de los años, ese mismo gore se comenzaba a presentar de forma cada vez más concisa en el cine comercial, con películas como la saga Saw, Hostel, incluso Rambo destripaba y trituraba enemigos con una ametralladora antiaérea. Hoy, en 2024, Terrifier 3 es todo un suceso en los cines. La gente está cada vez más permeable para con el terror, y eso supone un desafío en aquellos que quieren asustar. Volviendo a los videojuegos, el regreso del survival horror no se trata solo de un aumento en la calidad gráfica. Hay una búsqueda más compleja y digna de analizar detrás. Este género siempre se ha distinguido por jugar con la psicología del jugador, manteniéndolo en una constante sensación de vulnerabilidad: los escasos recursos. En lugar de ofrecer armas y munición ilimitada, los mejores juegos del género actuales vuelven a limitar estos recursos, haciendo que cada bala y cada botiquín se sientan como una bendición. No solo hay que sobrevivir, sino que hay que pensar muy bien cómo hacerlo, cuándo es preciso disparar, cuándo es necesario esconderse o correr. Esta mecánica no solo mantiene a los jugadores al borde del asiento y contagia tensión, sino que también reaviva un sentido de “supervivencia” que muchos juegos modernos habían olvidado en su enfoque hacia el combate directo, la acción frenética o el simple hecho de experimentar situaciones explorando de forma lineal y tomando decisiones de peso ético y moral. The Last of Us Part II Otro factor importante fue, sin dudas, el cambio en la narrativa. Los desarrolladores han empezado a construir historias más profundas y complejas en los juegos de terror, con personajes de amplitud emocional, que responden a los aspectos que conforman a la trama e incluso se pueden ver afectados directamente por ellos. En este camino, el miedo no proviene únicamente de los monstruos, entes o fantasmas carroñeros que nos persiguen, sino también de la propia condición humana, nuestros propios miedos, nuestra propia oscuridad. Títulos como The Last of Us Part II o Signalis (por solo mencionar dos ejemplos concretos y bien diferentes) han demostrado que el survival horror puede entrelazar relatos de pérdida, culpa y redención, invitando a quien está del otro lado de la pantalla a confrontar miedos más personales y emocionales, a veces sabiendo qué es lo que se siente en carne propia. De esta manera, la forma de abordar el horror se convierte en algo más íntimo y menos superficial, logrando una completa empatía que termina siendo uno de los puntos más importantes y resolutivos. Pero más allá de todo esto, siento que no podemos ignorar el papel de la nostalgia y todo lo que esto genera. El amor por lo retro, ese concepto de “todo pasado fue mejor”, y la notoria falta de ideas fuertes que hace que muchas empresas quieran revivir viejos éxitos en busca de nuevos éxitos frente a nuevo público y, obviamente, para con aquellos que realmente jugaron a dichos títulos en sus primeros días de ver la luz. Los remakes y las remasterizaciones de clásicos como -los ya mencionados- Silent Hill, Resident Evil, Dead Space o Alone in the Dark son un claro guiño a los jugadores más veteranos que crecimos con estas historias. Creo que es justo, entonces, señalar que este enfoque explota, de alguna forma, la nostalgia que queda presa dentro de cada posible jugador. Pero lo cierto es que las nuevas versiones de estos exponentes han atraído a audiencias jóvenes, como decía antes, que descubren el encanto de los clásicos en su versión moderna. La nostalgia se convierte aquí en una herramienta de unión generacional, atrayendo tanto a los fanáticos de siempre como a los nuevos jugadores. Por eso remarcaba antes que no es sólo una idea que nace desde la creatividad, es también un doblón de oro de la suerte que tiene la industria para arriesgar lo menos posible. Este tipo de cosas pueden salir o muy bien o muy mal, pero por ahora, si nos basamos en los resultados, las cosas que están teniendo un impacto positivo. Silent Hill 2 Remake | Desarrollador: Bloober Team | Distribuidores: Konami La respuesta más simple que encuentro, entonces, es que el regreso del survival horror no se limita a un factor único, sino que es el resultado de una convergencia entre tecnología, diseño de juego y narrativa, acompañado del poder de la nostalgia y la fuerte imposición de lo retro como moda. Por suerte, en cada uno de estos nuevos títulos podemos ver cómo cada elemento ha sido cuidadosamente afinado para crear experiencias que no sólo asustan, sino que también impactan y dejan huella desde lo emocional. Si mencioné a Signalis, también me gustaría mencionar a Hollowbody, Tormented Souls o Conscript, y a los próximos a salir como Holstin, Silent Hill F, The Sinking City 2, The Thing: Remastered, Until Dawn Remake y tantos otros que siguen manteniendo viva la llama del género.
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