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Federal » El Federaense
Fecha: 31/10/2024 05:13
En el vasto escenario de la opinión literaria, es crucial reconocer que siempre hay espacio para la rectificación. En mis reflexiones sobre nuestra ciudad, he señalado su carácter cazurra y pretencioso, una caracterización que podría haber sido válida en el agitado siglo XIX. Sin embargo, cada época trae consigo su propia narrativa, rica en matices y recovecos. Un Encuentro Significativo Recuerdo vívidamente un caluroso verano, durante la azote del virus chino, cuando me crucé con César Pérez Gracia en el conocido Puente de los Gitanos. Su semblante era de preocupación mientras se dirigía hacia el Servet. Durante la presentación de su último libro en el Paraninfo, revivió momentos de su vida que se asemejan a las grandes obras literarias, como su travesía en una fragoneta de gitanos, que lo llevaron a descubrir la Eneida a través de la mirada de una enigmática Julieta. Puentes de la Memoria El puente que une Sagasta con Gran Vía podría recibir el título de Puente de la Eneida o, de ser por el autor de esa memoria reciente, Puente Melero. Zaragoza está plagada de puentes anónimos que, al igual, merecen un reconocimiento. Así, el puente del Instituto Goya podría ser conocido como Puente Blecua, en honor a ilustres figuras que han dejado su huella en la ciudad. Un Viaje al Pasado Recientemente, visité el Museo Valencia de don Juan en Madrid, donde se daban cita eruditos como Menéndez Pidal y el notable arabista Asín Palacios, originario de Zaragoza. Este museo alberga el único retrato existencial de Quevedo, ese hombre de melena plateada que en su juventud encontró el amor de manera furtiva en el castillo de Cetina. Las peripecias sentimentales de nuestros clásicos son, sin lugar a dudas, fuentes inagotables de guasa. Travesuras Literarias Un ejemplo gracioso es la fallida boda de una sobrina de Cervantes con un Lanuza del Jalón, cuya dote se transformó en simple sarcasmo literario, convirtiéndose en la emblemática Ínsula Barataria situada a orillas del Ebro. En palabras de nuestros más grandes poetas, los versos son, sin duda, como la lluvia que llega en el más esperado de los momentos. La Luz de la Creación En el Museo de Quevedo de Madrid, dos paisajes barrocos de Pardo y Valsaín dejan entrever la belleza del arte, tal vez obra de Jusepe Leonardo, cuyo destino fue trágico, falleciendo de formas enigmáticas en el Hospital de Gracia. La luz de esos lugares recuerda a la creación literaria, donde cada trazo de pincel evoca la esencia del alma humana. En esta soledad creativa, rodeado de libros que embellecen mi mundo, me encuentro en un diálogo constante con las **sabinas**, mientras los vientos susurran historias que cautivan mi mirada y mi mente. Así, sigo siendo un testigo y también un creador de los relatos que dan vida a nuestra rica historia.
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