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» Diario Cordoba
Fecha: 31/10/2024 04:01
Llevan más de veinte años cultivando el amor por el teatro clásico en Córdoba. Todo empezó en 2002, cuando detectaron que los versos de Lope de Vega, de Calderón de la Barca o de Tirso de Molina apenas ocupaban los escenarios de Andalucía y decidieron concentrar su atención en recuperar esos textos clásicos para deleite propio y del gran público. Se convirtieron así en un verso libre en Córdoba, una entidad que nadó en ocasiones contracorriente, pero que con mucho tesón y esmero ha conseguido situarse como referente del género. No en vano, detrás de la compañía estaba y está Antonio Barrios, un actor y director experto en el Siglo de Oro en torno al cual gira toda una saga de profesionales de las artes escénicas que han mamado desde la cuna el amor y el respeto profundo por el teatro en vivo. La Compañía de Teatro Clásico de Córdoba no tiene un número fijo de personas en plantilla, que se adapta a las necesidades de cada montaje y a los bolos que se van contratando. Según Álvaro Barrios, actor y productor, el teatro clásico vive un momento de auge, lo que perciben viendo al público, en el que cada vez hay más gente joven que se anima a probar y que repite. «Viene mucha gente de 14 y 15 años y los ves en primera fila super atentos, lo cual nos parece un buen síntoma porque ya no solo atrae a las personas mayores», comenta Álvaro, «entienden la obra y siguen la trama porque, aunque el teatro en verso cuesta los primeros minutos, cuando se te hace el oído llega muy fácil». Prueba del interés creciente por el teatro clásicoo son las cuatro funciones del Don Juan Tenorio de Zorrilla que representarán en la Diputación de Córdoba desde hoy y hasta el domingo, cuyas entradas volaron en cuestión de minutos. El atractivo del Tenorio es indiscutible. «Al público le entusiasma, es una obra trepidante en cuanto al texto y a la acción, que obliga al público a seguir a los actores y que hace que muchos repitan año tras año». Elena Moreno y Álvaro Barrios, Doña Inés y Don Juan, en el Tenorio. / CÓRDOBA Un montaje en verso Un montaje de estas características tiene más trabajo que una obra contemporánea. Según Antonio Barrios, montar una obra en verso es difícil, «el verso hay que medirlo my bien para que el público no lo rechace, por eso lo estudiamos y lo perfeccionamos cada vez, aunque llevemos años haciendo la misma obra, nunca es la misma porque la revisamos y ensayamos antes de cada montaje para darle frescura y no caer en la monotonía». A eso se unen la exigencias de escenografía y vestuario, que a menudo es más costoso. «Nosotros tenemos obras muy minimalistas, como El Caballero de Olmedo, que se mueve con unas plataformas donde realizamos toda la obra, sin cambios de escenografía, y otras con un despliegue muy grande, depende de lo que pida la obra». Tanto Álvaro como Antonio recuerdan que hay representaciones en las que hay más gente detrás que en el escenario, como El Tenorio, que moviliza a más de una veintena de personas. Las dos décadas de trayectoria y el bagaje teatral de Antonio Barrios, que sigue al pie del cañón con 88 años, han convertido a la compañía en punto de encuentro de muchos actores de Córdoba. «En la compañía, todos somos licenciados en Arte Dramático, apostamos en su día por quedarnos en la ciudad y hacer teatro aquí, no pretendemos ser una escuela, pero sí es verdad que por aquí ha pasado mucha gente que al final se ha quedado con nosotros o que a partir de aquí se ha movido y sigue en la profesión». La forma de trabajar de Barrios se basa en la exigencia respetuosa. «Aquí nunca se levanta la voz ni cosas así, pero cuando algo no funciona, el director siempre te lo dice», explica Álvaro, que además trabaja a las órdenes de su padre, lo cual es un plus de responsabilidad. «Yo siempre me dejo guiar por él porque, a diferencia de otros directores, él ha sido actor y sabe de lo que habla», comenta, «es curioso porque a veces él tiene más claro que tú lo que eres capaz de hacer, hay cosas que tú no ves y que él consigue sacar de ti sin que tú te des cuenta». El nombre de la Compañía de Teatro Clásico ha calado y las ofertas de trabajo llegan no solo desde la provincia sino desde otros puntos de Andalucía, donde les solicitan alguna de las obras que tienen en cartera. El pasado fin de semana acudieron al teatro de Cortegana con El Caballero de Olmedo de Lope de Vega y en breve saldrán de nuevo de Córdoba con El Perro del Hortelano, que cosechó un gran éxito en su estreno aquí. También los buscan por sus Autos Sacramentales, un género que ellos han cultivado y que no es muy frecuente en el panorama teatral actual. Para los miembros de esta compañía, el teatro clásico es una herramienta fantástica para educar en valores. «Se aprende mucho de los usos y costumbres de la época, se aprende de historia, pero también reflejan cuestiones relacionadas con la igualdad, de la que ahora se habla tanto, de la importancia que se daba a la mujer por parte de los dramaturgos de la época, por más que se diga que las obras clásicas son machistas, se aprende del amor, de lo que traen los celos y de muchas otras cuestiones», aseguran. La próxima primavera la Compañía de Teatro Clásico de Córdoba presentará nuevo espectáculo. «Es algo nuevo que nunca se ha hecho», aseguran con misterio. Habrá que seguirles la pista. Suscríbete para seguir leyendo
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