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» Diario Cordoba
Fecha: 31/10/2024 03:56
Me miras con una gran desolación. Quieres hacerme la pregunta, pero no te atreves a hacérmela, porque todos formamos parte de esa pregunta y de sobra sabes la respuesta. ¿Cómo hemos podido llegar a esta orgía de mentiras y teatro? Porque es la orgía perpetua de quienes se arrogan el papel de perfectos, desenmascarados por su propia hipocresía, y ahora no saben qué hacer sin careta, y están a ver dónde van a soplar los nuevos tiempos, porque no saben vivir sin la mentira. Mirándose unos a otros en este continuo navajeo de esta trupe y esta tropa que trepa con el tripi. Ya tienes de nuevo la respuesta a por qué no se arregla la violencia contra la mujer y por qué va a peor, pues ya también caen los hijos. Ya sabes de nuevo la verdad de lo que hay tras cada perorata y cada pose. Y les damos votos para su perpetua orgía y nuestro estupor. Porque quien vive de la mentira vive de la ensoñación de que no existe la verdad y así va a ser siempre. Pinocho es un chato al lado de toda esta orgía de narices kilométricas. Yo no quiero que me reconozcas que qué razón llevaba cuando no hace ni quince años, ¡ni quince años!, surgió toda esta nueva hornada de redentores que iban a regenerar la política. Yo te razonaba con que no podían engañarnos a nosotros, que vivimos y sufrimos en qué quedaron todos aquellos y aquellas del mayo del 68. La palabrería revolucionaria para tapar sus ansias de poder. Y sin saber qué hacer con tu decepción, me preguntas dónde están los maestros y las maestras de tanta podredumbre. Me lo preguntas para intentar aliviar la respuesta que bien sabes. Pues están en el dulce retiro de su vejez. El pueblo, ahogado de estupor, votando para recibir esta miseria de servicios públicos. La vivienda, el transporte, la sanidad, la escuela y, sobre todo, la cultura: esta orgía de zafios y cretinos. Y cada día tener que volver a escuchar, con esa boba música, que «hoy puede ser un gran día, plantéatelo así». ¡Me cachis! ¡No sé cómo no había caído antes! ¡Claro! ¡Ahora caigo dónde está la solución! Y eso que me había puesto a caer de un burro. Porque, claro, el burro soy yo, que no me entero y vuelvo a creerme la palabrería, y volveré a votar a esa señora de las muecas en su poltrona del Congreso, a ese señorito que ni asiste a las sesiones. Porque esa orgía no va conmigo; esa orgía son los otros, siempre los otros, los malos. Yo pertenezco, según mi discurso, según esa orgía perpetua, a los buenos, a los que siempre seremos los buenos, en este perpetuo reparto de papeles que me hago cada día. ¡Me es tan fácil hablar y decir mentiras! Total, es lo mismo; las palabras son sólo aire entre mis labios o entre mi trasero. Suscríbete para seguir leyendo
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