Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La salida de Mondino: 10 meses de turbulencias marcados por internas y fallas que dañaron la política exterior oficial

    » Diario Opinion

    Fecha: 30/10/2024 21:35

    Destacó INFOBAE que el 30 de mayo de 2023, Javier Milei estaba con Diana Mondino en Retiro. Hacía frío, pero el entusiasmo de los buenos números en las encuestas los mantenía activos a la intemperie. Habían ido a plaza San Martín, frente al palacio de la Cancillería, para hacer una puesta en escena. A través de un posteo, el libertario confirmó que Mondino sería su candidata a encabezar la lista de diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires. La escenografía era el guiño para deslizar que si La Libertad Avanza ganaba las elecciones, la economista sería su canciller. Ambos se habían propuesto la misión de "reinsertar" a Argentina en el mundo, promocionar la marca país y captar inversiones. Un año y cinco meses después de aquella imagen, Mondino se quedó sin mundo, sin marca país, sin tantas inversiones y, en un pestañeo, sin cargo. Naufragó en un mar de internas palaciegas y fuego amigo que selló su destino afuera del Gobierno. En el comienzo de la gestión, Milei había depositado plena confianza en Mondino. Incluso, la economista fue uno de los primeros nombres que el libertario confirmó en campaña electoral como una de sus futuras ministras en caso de llegar al poder. Antes de asumir, era público y notorio que la cordobesa era la elegida para hacerse cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores. De pronto, todo lo sólido se desvaneció. Tras meses de rumores, el Presidente echó a su Canciller. Y a los pocos minutos anunció que Gerardo Werthein, embajador en Estados Unidos, será su reemplazante. La responsabilizó por la votación de Argentina en la ONU a favor de una resolución que rechazó el embargo de Estados Unidos a Cuba. El documento obtuvo 187 avales, entre ellos el argentino, y dos voluntades en contra: Washington e Israel. ¿Mondino avanzó por su cuenta, contrariando el deseo del Jefe de Estado, en esa votación en la Asamblea General? Una pregunta aún sin respuesta. Mondino asumió un rol ajeno a su experiencia profesional. Es economista, empresaria, banquera y su primera incursión política fue con Milei, donde fue electa diputada nacional en 2023. No llegó a jurar para ingresar al Congreso porque fue designada canciller desde el 10 de diciembre pasado. La funcionaria apeló al pragmatismo, al carisma y a su inglés fluido para sobrellevar el desafío. La buena voluntad no fue suficiente. Fueron 10 meses de turbulencias diplomáticas azuzados por tensiones de poder y presión de Balcarce 50. 10 MESES DE TENSIONES DIPLOMÁTICAS Mondino enfocó su agenda en la "reinserción" de Argentina al sistema internacional y en profundizar las relaciones comerciales para atraer inversiones. Siguió los lineamientos de Milei, que aplicó un giro geopolítico en el que trazó una alianza estratégica con Washington, Tel Aviv y las potencias occidentales. Las prioridades de la política exterior eran exhumar el Acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, iniciar el proceso de accesión a la OCDE, contribuir en la gestión para ser socio global de la OTAN. Al mismo tiempo, la ex canciller confirmó apenas asumió la salida de Argentina de los BRICS y desplegó una narrativa para endurecer la posición contra Venezuela, Rusia, Irán y las dictaduras del Caribe, como Cuba y Nicaragua. Eso se combinó con dotes de pragmatismo, que le exigieron equilibrios complejos, a la hora de sostener la relación diplomática con países centrales para la balanza comercial Argentina, tales como Brasil o China. La narrativa y los movimientos de Mondino comenzaron a chocar con la línea dogmática que Milei ordenó para la política exterior. Eso incluyó el desembarco de funcionarios no diplomáticos en Cancillería que oficiaron de rectores del discurso público de la diplomacia. El primer caso fue el de Úrsula Basset, la abogada que ingresó con un rol de asesora. Su debut fue durante una cumbre en la OEA, en junio, donde ejecutó una especie de curaduría sobre el documento que expresó la posición de Argentina. Replicaba la doctrina libertaria de rechazar la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Especialmente, contra las políticas sobre diversidad y el cambio climático. Algo similar ocurrió cuando Nahuel Sotelo asumió como secretario de Culto, un área dependiente de la Cancillería. Se trata de un joven dirigente del riñón de Santiago Caputo, el estratega presidencial y autor intelectual de la narrativa libertaria. Al igual que Basset, el funcionario ingresó también con la venia de Karina Milei, la secretaria General de la Presidencia. Esa baja de línea ideológica y narrativa causó malestar en la Cancillería. Los diplomáticos cuestionario esa orden, aunque en silencio la acataban. Para disciplinar el personal del Servicio Exterior, Milei emitió el 18 de octubre un comunicado para exigir que todos debían alinearse con sus ideas y valores o, sino, que renunciaran. Dos semanas después, Leopoldo Sahores, entonces vicecanciller, renunció a su cargo. Fue reemplazado por Eduardo Bustamente, que ejercía de cónsul en Uruguay, un diplomático más cercano a la perspectiva ordenada por la Casa Rosada. CRÓNICA DE UNA SALIDA ANUNCIADA Antes de asumir, Mondino se ocupó de tejer lazos diplomáticos con el Itamaray. Se encargó en persona de hacerle llegar la invitación a Lula Da Silva para la ceremonia de asunción de Milei. Al mismo tiempo, anunció en noviembre que Daniel Scioli continuaría como embajador en Brasilia. Fue un gesto para dar cuenta de la relevancia del vínculo con el Planalto y aplacar los roces que se habían generado en la campaña por los dardos verbales del libertario contra el presidente brasileño. Además, el líder del PT había explicitado su apoyo a la candidatura de Sergio Massa. Mondino supo construir un vínculo fluido con Maurio Vieira, el canciller de Lula, y con Julio Vitelli, embajador en Buenos Aires. También tendió puentes con Celso Amorín, el referente del Planalto en política exterior. Pero no fue suficiente. Aunque se buscó relativizar, los constantes embates directos e indirectos entre Milei y el presidente de Brasil tensionaron la relación. A mediados de diciembre, hizo un viaje relámpago a París. Fue para afianzar el vínculo con Emmanuel Macron. Se apoyó en Ian Sielecki, el joven embajador argentino que conoce Champs Élysées como la palma de su mano. Con buenos lazos y llegada al Gobierno francés, el diplomático logró que el Jefe del Palacio del Elíseo sea el primer mandatario europeo en llamar a Milei para felicitarlo por su triunfo ante Massa. Volvió a desplegar su agenda para organizar la visita de la canciller argentina. Mondino buscó en París apoyo de Macron para las negociaciones con el FMI, el intento de ser socio global de la OTAN y el proceso de acceso a la OCDE. Al mismo tiempo, manifestó la voluntad de Milei de avanzar con el Acuerdo del Mercosur con la UE, aunque conocía la posición contraria del líder francés ante ese pacto. En enero, integró la comitiva oficial que viajó con el Jefe de Estado al Foro Económico de Davos. Gestionó las bilaterales de Milei y mantuvo reuniones diplomáticas para promocionar la marca país y fortalecer lazos comerciales con aliados clave para Argentina. Fue la primera vez que habló del tema Malvinas en su rol de canciller. Es que en ese marco, el Presidente se reunió con James Cameron, por entonces jefe de la diplomacia británica. En febrero, la ministra acompaño a Milei en su gira por Israel y Roma. Participó en las reuniones con las autoridades políticas de Tel Aviv y estuvo en la visita a Jerusalén. Luego, fue testigo del encuentro del Presidente con el Papa Francisco y se reunió, además, con Antonio Tajani, canciller de Giorgia Meloni. Tejieron allí la participación del Jefe de Estado en el G7 de Italia, al que viajó invitado por la presidenta italiana en su rol de anfitriona. A finales, de febrero, la canciller voló a Río de Janeiro para participar de la reunión de Ministro de Asuntos Exteriores del G20. Allí volvió a reunirse con Cameron y mantuvo una ácida discusión por la soberanía de Malvinas. El Reino Unido estaba en plena campaña electoral y el diplomático había hecho un sugestivo viaje a las islas para dejar un mensaje con tinte proselitista. El tema Malvinas generó varios roces en la gestión Mondino. La canciller protagonizó en septiembre una reunión con David Lammy, titular de la Foreing Office. El resultado fue anunciar que se retomaban los vuelos semanales a Malvinas con escala en Brasil y Córdoba. La noticia produjo ruido en la opinión pública y un agravante: un cuestionamiento desde las redes sociales de Victoria Villarruel, vicepresidenta de la Nación, quien consideró que la decisión era en detrimento del reclamo de soberanía de Argentina.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por