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» Diario Cordoba
Fecha: 30/10/2024 04:21
La semana pasada se produjeron dos noticias entre las muchas noticias que se producen cada semana. Esa semana Joan Manuel Serrat recogía el premio Princesa de Asturias de las Artes y empezaba su discurso de esta manera, «como pueden ver soy un señor mayor, tirando a viejo, vengo de una larga posguerra que tardó mucho en concluir y de una familia humilde que me dio lo mejor que se puede dar». Unas frases más adelante admitía: «Prefiero los caminos a las fronteras, la razón a la fuerza y el instinto a la urbanidad. Creo en la tolerancia, en el diálogo, en la libertad, en la justicia y en la democracia», para preguntarse, «¿Cuándo llegará el tiempo de vendimiar los sueños?», antes de cantar la hermosa «Aquellas pequeñas cosas», un canto a los días pasados, a los recuerdos que no se olvidan porque siempre acechan y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve. Fue un instante hermoso, un violín, la voz susurrante de Serrat y la fuerza de un hombre grande, de un hombre bueno, sabio, absolutamente necesario. La otra noticia a la que me quiero referir no es bonita, habla de violencia, de machismo, de agresión y de todas esas cosas feas que hacen los hombres porque son hombres y porque no saben respetar, porque no saben amar y porque son incapaces de entender que solo sí es sí y perturban con reglas de rigor ancestral y provocan el pánico cerrando pestillos y anulando la voluntad de una mujer que se sabe agredida, que tiene miedo y que quiere gritar y decir basta. Pero no lo hace porque el terror es mayor y solo las mujeres sabemos de ese miedo que paraliza y rompe todo y te coloca en un lugar donde no hay referentes y es preciso buscar la puerta de salida y dejar que pase lo que tenga que pasar porque lo importante es encontrar la puerta de salida y huir de ese hombre que no es grande, que no es bueno, que no es sabio y que es absolutamente prescindible. Se preguntaba Serrat en su breve y sencillo discurso, lleno de bondad, cotidianeidad y una porción necesaria de pesimismo, ¿cuándo llegará el tiempo de vendimiar los sueños? Le cojo prestada esa maravillosa frase y me pregunto, ¿cuándo las mujeres podrán vendimiar sus sueños lejos de tanta violencia, de tanto tipo despreciable que se cree más importante jodiendo la vida de una mujer que solo quiere caminar y que la dejen caminar? Que solo busca un lugar donde descansar tranquila bajo la sombra de un amor limpio, sin arañazos, ni imposiciones, ni sombras alargadas de sexo traidor que navega de pantalla en pantalla. *Periodista y escritora Suscríbete para seguir leyendo
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