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  • El fallido de uno de los militares apuntados por la muerte del oficial Chirino

    » Tumisiones

    Fecha: 28/10/2024 10:33

    Lo dijo el teniente Emmanuel Aguilar, uno de los siete militares que declararon ante el Tribunal Oral Federal. El caso tiene nueve acusados. Siete de los nueve militares del Ejército Argentino que son juzgados por la muerte del subteniente de artillería Matías Chirino (22) declararon en el juicio oral en su contra. Los acusados oscilaron entre involucrar a sus superiores en el ritual de bienvenida o desconocer los abusos que infligieron a los tres oficiales que se sumaban al Grupo de Artillería de Monte 3 de Paso de los Libres, Corrientes, tras su egreso del Colegio Militar. Siete de los militares están detenidos en Buenos Aires, lugar hasta donde se trasladó el Tribunal Oral Federal de Corrientes para tomarles declaración. La mayoría optó por no responder preguntas y sólo se limitó a realizar un relato de lo que, aseguraron, ocurrió la noche del 18 de junio de 2022 en el casino de oficiales del Grupo de Artillería. Unos pocos justificaron el ritual al calificarlo como algo histórico en el Ejército. Chirino murió a la madrugada a causa de una broncoaspiración alimentaria. Las pericias determinaron que tenía 1,45 gramos de alcohol en sangre. Cuando lo hallaron los oficiales de guardia, ya no presentaba signos vitales. Los acusados son los capitanes Claudio Andrés Luna (37), Rubén Darío Ruiz (37) y Hugo Reclus Martínez Tarraga (36); los tenientes Darío Emmanuel Martínez (33) y Exequiel Emmanuel Aguilar (33); y los subtenientes Facundo Luis Acosta (28) y Gerardo Sebastián Bautista (33), quienes están acusados de ser coautores de la muerte de Chirino. La subteniente Claudia Daniela Cayata (36) y el teniente Franco Damián Grupico (28) llegaron a juicio como partícipes secundarios del crimen y son los únicos que están libres. Martínez Tarraga fue el primero en apuntar contra los jefes del cuartel como los ideólogos de la recepción a los subtenientes Chirino, Jorge Manuel Chaile y Rufino Ezequiel Meza. Sostuvo que el 13 de junio de 2022, después de una reunión en el barrio militar, fue el mayor Mangone, segundo jefe del Grupo de Artillería de Monte 3, quien preguntó si tenían previsto alguna “bienvenida” para los oficiales. Y que designó al capitán Luna la responsabilidad de la organización por ser el más antiguo. Afirmó que esa decisión se la comunicaron al jefe, el mayor Dellatorre, y que la respuesta fue “bueno”. Sobre la velada en el casino, sólo habló de charlas con los recién llegados y que Chirino se dirigió esa noche a Paso de los Libres en busca de cigarrillos. El capitán aseguró que se retiró cerca de la medianoche junto a Rubén Ruiz porque su familia lo esperaba. Martínez Tarraga habló de un ambiente “tranquilo y armonioso” y que se enteró al día siguiente que Chirino, Meza y Chaile habían sido obligados a sumergirse en una pileta a punto de congelación. Y aseguró que tampoco sabía que a los tres les hicieron tomar vino con abundante sal. Además, reconoció que “siempre se han hecho bienvenidas, siempre se han hecho bautismos” y que en esas reuniones era habitual beber alcohol. En toda su exposición no hizo referencia a los movimientos vivos (un tipo de castigo militar con ejercicios físicos a repetición) que tuvieron que hacer los tres subtenientes recién llegados ni de los tratos humillantes que recibieron. “Si lo hicieron, fue después de que los capitanes nos retiramos”, se atajó. El teniente Darío Martínez aseguró que fue Mangone el que ordenó la fiesta de bienvenida y que se armara el grupo de WhatsApp con los tres subtenientes que se incorporaban. Y que en ningún momento los obligó a beber alcohol. Dijo que en un pasaje de la noche observó a Chaile y Meza con uniforme de gimnasia junto al subteniente Acosta. “Se van a la pileta y yo voy detrás de ellos. Le pregunté a Chaile si sabía nadar y me dijo que sabía pero poco. Le dije que se arrojara cerca del borde. No era con intención de ahogarlos ni de torturarlos, sino que era una broma que tradicionalmente se hace en el Ejército”, relató. La subteniente Claudia Cayata dijo que esa noche (18 de junio) la llamó el capitán Luna para preguntar si ya habían llegado los subtenientes. “Le dije que no pero después veo a una soldado con bolsas y al abrir vi que había fiambres, cigarrillos. Saqué una foto y le envié”. La respuesta de Luna fue “un ok o una manito”, contó. Reconoció que, al momento de dirigirse a las habitaciones, los nuevos oficiales estaban alcoholizados y que el teniente Grupico le pidió que buscara una palangana, dando por seguro que esa noche iban a vomitar. El teniente Aguilar dijo que en los nueve años que estuvo en las filas del Ejército, “existieron las bienvenidas. Y lo de esa noche fue una bienvenida”. Y pareció cometer un fallido cuando dijo a los jueces: “Mi intención esa noche no era lastimar a nadie”. El oficial dijo que se fue de la cena a la 1.30 y que hasta ese momento no vio “que se le faltara el respeto a ninguno de los subalternos”. Por su parte, Acosta aseguró que “las bienvenidas son antiguas como el Ejército mismo” y que en 2020, cuando comenzó su carrera militar el oficial de servicio del cuartel lo hizo “hizo cambiar de gimnasia, comprar comida y bebida, me hicieron lo de la pileta (sumergirse), e incluso le cargué combustible al auto de uno de los oficiales”, argumentó. Acosta es un personaje clave en el caso, ya que fue quien contactó via WhatsApp a los subtenientes para anunciarles que debían presentarse dos días antes y pagar la cena de bienvenida al cuartel. Reveló que en el Colegio Militar fue padrino de Chirino y que fue el segundo jefe del Grupo de Artillería el que le dijo que escriba a los nuevos subtenientes para que llegaran antes. “Me dice: 'Vos Acosta, ya que compartiste, ¿tenés el número de ellos? Escribiles, convencelos de que vengan antes'. ¿Que hice? Acaté la orden y les escribí”, relató. Y agregó que lo hizo en tono coloquial porque los conocía. El oficial indicó que “bajo ningún punto de vista" pudo "haber tenido la intención de que muera. Y estoy acá declarando como imputado de haber causado la muerte de alguien que yo quería”. Otro de los que apuntó a los jefes del cuartel fue el capitán Luna. Sostuvo que las bienvenidas siempre existieron y que esa noche no necesitaban pedirle bebidas a los nuevos subtenientes porque en el depósito del casino había, ya que habían quedado sobrantes de diferentes fiestas. Y que antes de retirarse acompañó a Chirino a la habitación, sin hacer referencia al estado en que se encontraba y que había sido obligado a arrojarse a una pileta y hacer movimientos vivos en esa fría noche. El juicio oral seguirá el martes en la ciudad de Corrientes con los alegatos de los fiscales y los abogados querellantes. Todo indica que ambos pedirán la condena de los nueve militares involucrados en la trágica bienvenida a los tres jóvenes oficiales. Fuente: Clarin

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