Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Justicia para Gisèle

    » Diario Cordoba

    Fecha: 27/10/2024 01:53

    Todas nos decimos lo mismo siempre: que a nosotras no nos va a pasar, que no vamos a vernos envueltas en una relación de violencia machista pero el caso es ninguna, por muy concienciada, sensibilizada y consciente que seamos, estamos libres de ello. A mí me pasó. Y aún hoy años después me sigo preguntando cuál fue el primer gesto que permití que dio pie a que se desatara la espiral salvaje en la que me vi envuelta a los 23. Da igual cuanto tiempo haya pasado desde entonces: siempre hay un trozo que se queda roto en ti y al que sigues dándole vueltas, a «tu parte de responsabilidad» por legitimar el inicio de su conducta, aunque sepas que tan solo fuiste la víctima, te continúas culpabilizando el resto de tu vida. Otros artículos de Ana Castro El cuerpo en guerra La modelo El cuerpo en guerra Fronteras de ida y vuelta El cuerpo en guerra Creer El caso de Gisèle Pelicot en Francia ha llegado a causarme pesadillas. ¿Qué clase de psicópata droga a su mujer para ofrecerla para ser violada, como si se tratara de un objeto cualquiera, a decenas de hombres a través de internet durante décadas? Es casi imposible para mí contener la náusea. ¿Cómo no va a declararse ella «totalmente destruida» después de ello? Aunque su caso en los juzgados franceses se inició en septiembre no fue hasta apenas unos días cuando Gisèle se dirigió a su exexposo y agresor: «Hoy, en esta sala, sigo sin entender cómo este hombre, este hombre perfecto, pudo llegar a esto.» Esa extrañeza y falta de explicaciones continúan latentes dentro de una pese al paso de los años. Y es que nunca sabes si tu vecino, mejor amigo o primo, o incluso tu padre, puede ser capaz de ello, por mucho que te resulte una persona muy normal, respetuosa y encantadora. De ahí la necesidad de las mujeres de vivir continuamente en guardia. Una noche puede relajarse ni cuando cree haber encontrado al «hombre de su vida». Sin embargo, con lo embarazoso y truculento del caso, Gisèle en ningún momento ha contemplado que el juicio se realizara a puertas cerradas, precisamente «consciente de que no debía tener vergüenza», «de que no podía reprocharme nada» y de su pretensión de hacer de su historia pedagogía social: «quería que todas las mujeres víctimas de violaciones pudieran decir ‘si la señora Pelicot lo hizo, nosotras podemos hacerlo’». Y no se cansa de advertir que «el violador también puede estar dentro de tu familia, de tus amigos». De hecho, en la mayor parte de los casos se trata de una persona cercana, de ahí la importancia de no bajar la guardia en ningún caso, porque... ¿se llega verdaderamente a conocer a alguien al completo? No lo creo. Todos ocultamos algo. Gracias, Gisèle, por semejante ejemplo de valentía y compostura, por darnos una lección de trascendencia de la condición de víctima, por luchar por todas nosotras para que contemos con un referente. Por recordarnos que da igual cuál sea la historia que se encuentre detrás de la agresión o violación, que siempre hay que denunciar y señalar al agresor. *Escritora Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por