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Concordia » ConcordiaHoy
Fecha: 26/10/2024 16:50
En la Argentina, miles de niños enfrentan una realidad devastadora: crecer sin el amparo de una familia. Con once años y una vida marcada por el desamparo, un niño en un hogar de acogida le escribió una carta a un juez, suplicando una familia para él y su hermana. “Merecemos crecer en una familia”, expresaba, dando voz a los 10.000 chicos judicializados que esperan en hogares como “La Casita de Suceli”, donde residen niños vulnerados por situaciones de abuso, violencia o abandono. La Fundación Juguemos y Caminemos Juntos, una organización dedicada a brindar protección y afecto a estos chicos, alberga a casi un centenar de ellos en varias sedes. En lugar de llamarles “hogar”, se refieren a sus instalaciones como “casitas”, un intento por crear un espacio acogedor y menos institucional. Cada niño que llega, llega roto; cargando una bolsa de pertenencias y una historia que poco a poco los trabajadores sociales ayudan a recomponer. “Queremos que vuelvan a ser niños, que se sientan arropados y valorados”, comenta Mónica, una de las trabajadoras sociales de la fundación. Sin embargo, el proceso de adoptabilidad es lento y, a menudo, doloroso. Los tiempos judiciales pueden hacer que los niños pasen hasta dos años en un hogar de acogida, en espera de una resolución sobre su futuro. “Muchos llegan con una autoestima muy baja; han sido víctimas de adultos que les han dicho que no valen nada”, señala Celeste, responsable de comunicación de la fundación. Y el sistema no siempre responde: algunos chicos incluso han tomado la iniciativa de escribir cartas a los jueces, como el caso de este niño que, pese a su clamor, sigue sin recibir respuesta. El trabajo de esta fundación incluye la figura de “referentes de fin de semana”, familias voluntarias que brindan un entorno familiar temporal. Estos modelos familiares ayudan a los niños a tener experiencias positivas y prepararse para una adopción definitiva. De los 21 niños que residen en “La Casita de Suceli”, 18 ya cuentan con familias referentes. Esta labor permite a los chicos conocer una forma de vida distinta a la que han conocido, donde el afecto y los límites pueden coexistir en armonía. Mientras tanto, la carta del niño, que no ha recibido respuesta, recuerda la urgente necesidad de acelerar los procesos de adopción y proteger a aquellos que, desde tan jóvenes, han sido despojados de sus derechos. Crear conciencia sobre su situación no solo es un llamado de atención a la sociedad, sino una invitación a reflexionar sobre el derecho fundamental de cada niño a crecer en el seno de una familia amorosa y estable.
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