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» Diario Cordoba
Fecha: 26/10/2024 14:19
Ya escribió Ulpiano en el siglo III, que la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo. El día europeo de la justicia que hoy celebramos, nos sirve de pretexto para reflexionar sobre uno de los contrapesos al poder político y garantía de un Estado democrático y de libertades. Recordemos que un Estado «de» Derecho no es lo mismo que un Estado «con» Derecho, que también lo son las teocracias y las dictaduras. En el Estado de Derecho todo y todos están bajo el imperio de la ley, como proclama el artículo 9 de nuestra Constitución, por mucho que algunos quieran fraccionar la soberanía y volver a sus feudos ventajistas. Ley que no sólo es el texto escrito como mantenían los positivistas, sito también sus principios y valores proclamados en aquel y lo sustentan como la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo o la dignidad de la persona. Estado de Derecho que no es lo mismo que estado de opinión, donde manda el relato que tanto importa ahora, las encuestas o el control de la opinión pública que lleva incluso a anteponerse frente a aquél. Ni tampoco es lo mismo que Derecho o Razón de Estado, donde el poder de este se absolutiza por encima de las normas y se salta procedimientos y garantías para autoperpetuarse, empleando la justificación de algún atajo que supuestamente nos beneficia a todos. Otros artículos de Francisco García-Calabrés Cobo Tormenta de verano Aires de primavera Tormenta de verano Fiesta de todos Tormenta de verano Urbanidad y civismo Justicia que sirve a la verdad, ese valor hoy tan mancillado en las sociedades relativistas modernas. En el dintel de entrada de esos emblemáticos edificios donde se ejerce, se coloca el nombre de Palacio o Tribunales de Justicia, que así se llaman y que en ocasiones, parece que son el objetivo a batir porque se constituyen en la última línea frente a los atropellos o abusos, ya sean de particulares o poderosos. Ultimo bastión frente a las «soluciones innovadoras» como le ocurrió a Meloni ante los tribunales italianos cuando trató de deslocalizar centros de internamiento de extranjeros fuera de sus fronteras. Por eso la justicia es ciega y se representa con el rostro oculto; e imparcial frente al zarandeo de las pasiones e intereses a que se ve sometida. Justicia «humana» también, que comete errores. Colapsada y saturada en nuestro país donde haría falta duplicar las plantillas de sus titulares para alcanzar la ratio media europea. Necesaria porque, como decía Quevedo, donde hay poca justicia, es peligroso tener razón. Reina de las virtudes, que como escribiera Victor Hugo: lo fácil es ser buenos, lo difícil es ser justos. *Abogado y mediador Suscríbete para seguir leyendo
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