Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Iemakaie, 25 años de trabajo por las personas en exclusión social en Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 26/10/2024 14:18

    La Asociación Iemakaie celebra 25 años de trabajo atendiendo a personas en riesgo de exclusión social, con discapacidad intelectual y niños con trastornos en el desarrollo en Córdoba. Lo que nació como una organización para atender a las personas con VIH en los años 90 ahora se ha convertido en tres recursos completos ubicados en la capital, Guadalcázar y Montoro. Belén Lovera coordina el espacio sociocomunitario ubicado en Ciudad Jardín, un barrio en el que perciben cada vez más dificultades. «Nuestra sede está llena todos los días de gente que viene solicitando acompañamiento y apoyo y el equipo de trabajo está consiguiendo acompañar y ayudar de manera integral a las familias en riesgo de exclusión social». Para ella, la satisfacción «es lo que conseguimos ver en el día a día cuando una situación cambia, cuando una persona consigue salir». «Nunca vemos la instancia en nuestro centro como algo permanente, queremos que sea una vida autónoma. Mejorar la conducta para que puedan volar», coincide así Mónica Taboada, la responsable de la Residencia para Personas con Discapacidad Intelectual y Trastornos de Conducta (Pditc) que la asociación tiene en Guadalcázar, que se completa con el trabajo del Centro de Atención Infantil Temprana (CAIT), en Montoro. Una labor más necesaria Sin embargo, son conscientes de que el trabajo social no parece tener un fin. Algunos problemas han mejorado a lo largo de estos 25 años, pero otros se han cronificado y algunos han aparecido con el tiempo o con las sucesivas crisis económicas. En el año 1999 la idea de Iemakaie era construir una residencia para personas con Sida. En aquella época todavía tenía sentido, pero pronto el éxito de los tratamientos antirretrovirales hicieron que la asociación tuviera que cambiar su idea, aunque aún siguen haciendo pruebas de VIH y abordando el estigma y discriminación que todavía sufren los pacientes. Usuarios de la Residencia para Personas con Discapacidad Intelectual y Trastornos de conducta. / CÓRDOBA Así fueron surgiendo poco a poco sus recursos. A nivel del área de familia «hemos notado en los últimos años cómo la gente está muchísimo peor y nos vamos encontrando con muchos impedimentos para poder conseguir acompañarles a salir de esto», explica Belén Lovera, que agrega que hoy hay en Córdoba «muchas personas con dificultad de aceptar que antes eran clase media y ahora son media baja, que antes podían permitirse una cosa y ahora no tienen ni qué comer. En eso estamos trabajando bastante». Más demanda Las asociaciones como Iemakaie llegan hasta donde las administraciones no pueden, conocen la realidad del entorno y están especializados en esta atención. Aunque cuentan con ayudas y subvenciones «no es suficiente el apoyo para la cantidad de demanda que hay», alertan, sobre todo en barrios que aunque tienen muchas dificultades, no han sido declarados como zona de necesidad de transformación social. «Nuestro trabajo siempre va a ser necesario porque llegamos al pie del cañón, ahí donde las administraciones públicas no van a llegar», agrega Lovera, que menciona además el trabajo que hacen para atender a las supervivientes de trata y explotación sexual en clubes del alterne donde «no entra ni la policía, si no fuera por las asociaciones la atención a esas personas no llegaría». Ahora mismo hay cerca de 56 trabajadores en todos los recursos de la asociación, que cuenta con psicólogos, trabajadores sociales, logopedas, fisioterapeutas, enfermeras, auxiliares de clínica y de personas dependientes,un equipo multidisciplinar para atender todas las realidades que abordan. Premios de la Fundación Mutua Madrileña por un proyecto de ayuda a la infancia. / CÓRDOBA «La satisfacción la encuentras en el día a día, por mucho que el trabajo sea muy estresante, cuando un usuario está mejor compartes su alegría y el subidón de ilusión y de ver cómo las cosas mejoran y prosperan. Eso te eriza la piel y te engancha a hacer esto», expresa Belén Lovera. Su compañera Mónica Taboada la secunda: «sientes que puedes cambiar la vida de esas personas que han pasado situaciones muy malas, le puedes ofrecer otras soluciones». Cambios a través del tiempo Así como cambió en su momento el objetivo por el que nació Iemakaie (una palabra tomada de una lengua africana que significa bienvenido), también ha cambiado la manera de trabajar y de abordar los problemas que surgen, sobre todo en el ámbito de los trastornos de conducta. El centro para personas con discapacidad intelectual cuenta con 27 plazas para hombres y mujeres a partir de los 16 años. Todas las plazas están completas, es lo habitual. De hecho, el recurso surgió por la demanda y necesidad que había al respecto. El perfil, sin embargo, ha cambiado, ahora acuden cada vez personas más jóvenes o que han pasado por atención temprana, un recurso que no existía antes. Las familias también han cambiado, ahora están más informadas, saben más sobre las discapacidades y sus características, agrega la responsable de la residencia. Trabajadores del espacio sociocomunitario de Ciudad Jardín. / Víctor Castro En cuanto a los trastornos, «seguimos encontrando lo mismo». Por un lado, personas con problemas de autolesiones, de agresividad, y por otro personas muy aisladas y que no se relacionan. Eso sí, la manera de abordar la situación es ahora mucho más inclusiva y menos restrictiva que cuando empezó la labor. «Hemos pasado a poner en el centro a la persona, respetar mucho sus decisiones, sus deseos, y conseguir que se cumplan» porque, al final, estos 25 años han trabajado para que niños y familias salgan adelante. Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por