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» Diario Cordoba
Fecha: 26/10/2024 14:18
Ni en Córdoba ni en España. Uno de los cordobeses más ilustres de la historia está enterrado lejos de la ciudad que lo vio nacer. A casi cinco mil kilómetros, concretamente. Su tumba se ha convertido en un importante lugar de peregrinaje. De hecho, tal es el respeto por su figura que se erigió una gran estructura en forma de corona sobre el complejo funerario, muestra del gran respeto a su memoria. Aquella ciudad donde yacen los restos del célebre cordobés dan nombre, además, a una plaza del centro de Córdoba. En la capital cordobesa, bibliotecas, centros educativos y otros lugares públicos recuerdan a este importante pensador. Médico de príncipes A estas alturas, el nombre del cordobés del que hablamos quizá haya venido a la cabeza de más de uno de los lectores. Si no, ahí van algunos datos más: fue filósofo, teólogo, físico, astrónomo y hasta juez, pero por lo que más se le conoce es por su aportación a la medicina. Quien fuera médico de príncipes y sultanes como Saladino, dejó un muy valioso legado en forma de obras y tratados. Hablamos de Maimónides. Este judío sefardí nació en 1138 en la ciudad de Córdoba, cuando esta permanecía bajo dominio de los almorávides. Creció en una familia de jueces (se habla, incluso, de que eran descendientes del rey David) y, además de notable estudioso de la ciencia, fue un gran religioso. Las crónicas antiguas cuentan que llegaba a encerrarse en la parte para mujeres de la Sinagoga con el fin de no ser molestado en sus meditaciones. Monumento a Maimónides, en Córdoba. / AJ González A lo largo de su trayectoria, Maimónides asistió a príncipes y sultanes, ganándose el respeto de las altas esferas de la sociedad de entonces. Sin embargo, la religión, materia que tanto le apasionó, causó que su destino estuviera muy lejos de su Córdoba natal. ¿Pero dónde está enterrado? El exilio La llegada de la tribu bereber de los almohades, que conquistaron Marruecos y Al-Andalus mediante sangrientas batallas, hizo que esta familia judía abandonase la ciudad. Entre el exilio o la conversión al islam, optaron por mantener sus creencias lejos de Córdoba. Hay diferentes versiones sobre esos años. Unas apuntan a que, primero, fueron a Almería y, más tarde, a Marruecos. Otras, sin embargo, explican que directamente se desplazaron a la ciudad marroquí de Fez en 1160. Durante esa época en el Magreb, se dedicó al estudio y a la producción de obras. De Maimónides se dice que fue discípulo del mismísimo Averroes. Lo que sí está claro es que recibido una notable formación. Probablemente, de maestros musulmanes. La situación de Fez no variaba mucho respecto a la presión existente en Córdoba y eso obligó a la familia a volver a desplazarse. Llegaron a Egipto y trataron, más tarde, de asentarse en Tierra Santa. Maimónides murió en Fustad, una localidad de la ciudad de El Cairo (Egipto). El legado filosófico del judío cordobés Maimónides, en el Museo de Israel. / Joan Mas Autonell / EFE El lugar donde fue enterrado La sepultura de Maimónides se encuentra en la ciudad de Tiberíades, en la costa oeste del mar de Galilea. La tumba es una importante atracción turística, pero sobre todo un importante lugar de peregrinaje en Israel para los judíos. Turistas en la plaza de Tiberíades, junto a la estatua de Maimónides, en Córdoba. / AJ González En el lugar, según la documentación histórica, yacen otros notables judíos. Fue el historiador árabe Al-Qifti el primero que documentó que el ilustre cordobés permanecía enterrado en esta ciudad israelí. Posteriormente, crónicas de los siglos XIII al XV corroboraron esa información. Tiberíades es el nombre que recibe también la plaza en la que se levantó una estatua de este médico y pensador cordobés.
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