Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La entrega de un país jamás prospera ante una Nación y un Estado soberanos

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 25/10/2024 02:42

    Por Luis Esterlizi (*) El Coloquio de IDEA y la planificación del país Milei aseguró que les quitará el peso del Estado a las empresas. Defendió la marcha del ajuste y dijo que lo hizo en las vacaciones “para que la gente no se enterara”. Atribuyó al empresariado la responsabilidad de hacer crecer la economía porque en el futuro “el Estado no se se va a ocupar, no produce nada”. Además, dio “las gracias por cometer el error” de haberlo invitado –bromeó- tras lo cual se plegó a la consigna del coloquio (“Si no es ahora, ¿cuándo?”), por lo cual demandó a los empresarios que avancen en procesos de inversión. En esa línea, Milei volvió a decirles: ”Ustedes son los responsables de ustedes mismos, los arquitectos de su propio futuro; el Estado no se va a ocupar, no produce nada, cuando da algo es porque se lo robó a alguien”, enfatizó (Extracto de La Voz, edición del pasado día 19). Estas expresiones del presidente Milei resultan lastimosamente tan inverosímiles como prepotentes y agraviantes para con el pueblo argentino, ya que no lo votaron sólo los grandes empresarios, quienes no son los únicos que trabajan y producen en el país, si se consideran miles de pymes que proveen al mercado interno y muchas logran exportar sus productos. Sólo es fundamental recuperar y preservar la ética y la moral -ya que durante 40 años estuvieron ausentes- única manera de restablecer el respeto y la valorización en las relaciones políticas y sociales. Sin embargo, esto no sucede, ya que -como gobernante- su comportamiento no ha sido ni ético ni moral, porque en su persona esos valores están ausentes y tanto su forma de expresarse como su actuación pública atentan contra su condición de Presidente, mientras sus tenaces seguidores lo siguen acompañando como festejando el papel propio de un bufón, encargado de divertir a reyes y cortesanos. No conozco ningún país libre, independiente y soberano donde tanto el Presidente como el Estado o la Nación misma abdiquen o cedan su soberanía -como el manejo de sus recursos y obras de infraestructura a intereses empresariales, financieros o especulativos- cuando a éstos no les importa ni la historia, la cultura e idiosincrasia de nuestra sociedad, como tampoco el respeto y la integración entre provincias, según sus recursos y necesidades. Peor aún: resulta imposible de comprender a este gobernante, cuando afirma que él como Presidente y mucho más el Estado -donde se encuentra representado el pueblo argentino- cede totalmente sus derechos soberanos, como la facultad indelegable de planificar el futuro de Argentina, a intereses ajenos a nuestra idiosincrasia. Lamentablemente Argentina quedará al arbitrio de poderosas empresas que, con sus inversiones, se convertirán en las dueñas de cubrir o no demandas y regiones, cuando muchas de ellas tal vez no sean rentables en el momento. Su misión también contiene el propósito de convertirnos en un país insolidario, que aborrece a los humildes y a los pueblos que no poseen otros valores más importantes que su historia, su cultura y su idiosincrasia aunque muchos portan los jalones conseguidos con sus heroicas participaciones, sosteniendo siempre la lucha contra los imperialismos en decadencia. Lo más inaudito es que muchos de los que conforman la oposición dialoguista parecen complacidos con la decisión de Milei de entregar Argentina al mundo anglosajón, que ya nos usurparon las Islas Malvinas y ahora -con la incorporación efectiva de las Fuerzas Armadas de EEUU- se adueñaron de nuestro río Paraná y de las costas del Atlántico Sur, como si fuesen fuerzas de ocupación, mientras continuan participando en la guerra de Ucrania contra Rusia y en una confrontación comercial y tecnológica con China, en tanto Israel prosigue su desaforado genocidio contra Palestina y países aliados de ésta. Por lo tanto, la independencia nacional de los argentinos, implementada y sostenida a partir del gobierno de Yrigoyen durante el conflicto de la 1ª Guerra Mundial, fue correspondida por todos los gobiernos, liberando al país y a los argentinos de quedar involucrados en conflictos bélicos cuando no somos parte de éstos, hasta la llegada del actual presidente anarcolibertario, quien borró de un plumazo tal posición, llevándonos a una posible conflagración que orilla la posibilidad de un conflicto nuclear. Sobre estos aspectos esenciales, también deben tomar posición los gobernadores ya que, como administradores de las provincias, integran la esperanza de un destino común trascendente, al conformar el territorio de Argentina y ante la obligación ética y moral de mantener su compromiso en el diseño de un futuro trascendente, ya que ninguna podrá realizarse sí no se realiza el país en su conjunto. Por lo tanto, la planificación estratégica de hacia dónde marchar deberá contemplar el contexto internacional que está a las puertas de un cambio de época al salir del unipolarismo ejercido durante 500 años por el mundo anglosajón, y reformularse un nuevo orden mundial con la conformación de un multipolarismo con todos los países soberanos del mundo. Entonces, ¿deben las provincias conceder dichas atribuciones al gobierno anarcolibertario, así como la decisión de adjudicar a empresas o corporaciones financieras las concesiones de la construcción de las rutas troncales que pasan por sus territorios, igualmente que el resto de las comunicaciones, como también la producción extractivista del petróleo, el litio, el uranio, etcétera, etcétera, o es de esperar la sensata reacción de las provincias ante tales despropósitos? De la partidocracia a la democracia social A partir del golpe de Estado de 1976 y durante 40 años de democracia de partidos enrolados en la lucha por el poder, se produce la decadencia que, acompañada por el ejercicio de un neoliberalismo especulativo y corrupto, engendró un personaje que potenció la bronca popular contra lo que él mismo definió como “la casta”, desplazando al macrismo, que en la segunda vuelta negoció la entrega de sus votantes para que Milei pudiera coronarse como presidente del país. Con esos votos “prestados”, llevamos 10 meses de confrontaciones por imposiciones disruptivas que atacaron a toda la institucionalidad por medio de arbitrarias imposiciones anarcoliberales, cuando el objetivo máximo es emprender la recuperación ética y moral de aquélla. Era esperable que en estas cuatro décadas de desgobierno se produjeran dichas aberraciones, pero ello no sugiere -ni mucho menos- destruir la institucionalidad sino emprender una guerra contra dichos estigmas y dejar de atosigar constantemente al pueblo, ya que es la principal víctima de tales atrocidades como de las arbitrariedades y el desplante del gobierno actual. La realidad es la única verdad y es que detrás de Milei no está la destrucción de “la casta”; más bien está su negociación permanente. Su objetivo principal es destruir el poder del pueblo, destruyendo a sus organizaciones intermedias. También La Libertad Avanza aprovecha la falta de integración en un proyecto común y trascendente de la sociedad argentina, sosteniendo que la libertad individual hace libres a todos para que hagan lo que quieran. Por eso sostengo que Milei representa la antipolítica de los argentinos. Es notorio tanto el desconcierto como la desesperanza en vastos sectores populares por no encontrar las razones trascendentes de esta lucha, ya que una comunidad organizada sin estar consustanciada con un proyecto nacional, es lo que aprovecha el anarcoliberalismo, para avanzar en su despropósito de generar un Gobierno autocrático ante una infinita multitud de ceros. Sostengo que el poder no está en los partidos ni lo poseen los líderes del afiche y los discursos de ocasión. El auténtico poder radica en el pueblo organizado e integrado a un futuro común. Eso lo sabe Milei y contra eso ha forjado una guerra a fondo, hasta conseguir que seamos un pueblo pleno de individualidades libres, encerrados en sus celdas individuales. Ésta es la democracia liberal, la que hay que cambiar por una democracia social, cuando las que representan realmente al pueblo son sus organizaciones intermedias sectoriales, sociales, políticas, empresarias, etcétera. Conclusión ”La configuración política de una Comunidad Organizada implica la creación de un sistema de instituciones políticas, sectoriales y sociales que garantizan la presencia del pueblo en la elaboración de las decisiones y en el cumplimiento de las mismas”. El Proyecto Nacional, Pág.84, agosto de 1986. Tanto en el nacimiento como en la trayectoria de las organizaciones libres del pueblo, encontramos la simiente del natural proceso de evolución social que -acompañada por la ética y la moral- conforma la existencia de una comunidad organizada, con la capacidad de participar en la toma de decisiones nacionales, sin olvidar que una comunidad organizada sin estar integrada a un proyecto nacional corre el riesgo de quedar a mitad del camino. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por