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    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/10/2024 14:59

    Hable con quien hable, estos días de otoño, todos mis interlocutores insisten en recuperar el diálogo entre todas las instituciones del Estado. Los ciudadanos, la gente de a pie, vivimos en otro mundo bien distinto del que cada día ofrecen los medios a escala nacional. Nuestros pueblos están inmersos en desarrollar modelos sociales de progreso y convivencia. Sirva como ejemplo, este fin de semana nos hemos preocupado por la lucha o ayuda a los enfermos de cáncer; un grupo de mujeres promueven una feria de diseñadores con verdadero éxito; una coral alemana canta en un templo; el teatro Coliseo se llena para ver la obra La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca; y podemos seguir en otras esferas. La oposición al completo en Hornachuelos denuncia un presunto caso de incompatibilidades y falta de ética en un concejal del gobierno municipal, el grupo socialista palmeño considera desorbitadas las posibles subidas de tasas de basura, agua y veladores; y un continuo del día a día de la vida de nuestros pueblos. Pero, sobre la base de la libertad creativa, la leal oposición y el franco diálogo. La sociedad se interpela, si es tan difícil establecer un código de entendimiento sobre la base de la defensa de la democracia, es decir, respetar la voluntad de los ciudadanos electores y los acuerdos parlamentarios. Insistir en la separación de poderes, un juez no debe pretender medrar en política (grabaciones muy lamentables hay) ni un político judicializar la política (grabaciones muy lamentables hay). Si el escenario de presente y futuro es y será una agonía judicial, vamos muy mal. Qué fue del espíritu de los Acuerdos de la Moncloa, de los avances sociales, de los interesantes debates del estado de la Nación y de tantos logros admirados por todo el mundo. La España real, no esa que grita y grita, creando un clima de desasosiego y desafecto a la democracia. Preocupante, que tanta inquina conduzca a la exaltación del extremismo. Algunos piensan que la política es un lugar a donde se va a por un sueldo; y cuanto más alto mejor. Eso ni es así ni deben consentirlo los partidos políticos. A la política se va a servir al prójimo, con unas convicciones políticas, éticas y morales. Con una conducta transparente y comprometida. A veces, con exigencias superiores al resto de los mortales. Si de nada sirve ir a dialogar, podemos comprender por qué los nazis alemanes quemaron el parlamento, el Reichstag. Ni creían necesario un congreso de los diputados ni la necesidad de hablar con la oposición ni respetar a la ciudadanía en su diversidad. Mientras oían música clásica en sus elegantes salones ,despreciaban a los demás ciudadanos por ir a la universidad, por implicarse en la economía, por asistir a una función religiosa, por ser distinto, por tener dignidad de hombres. Los españoles, hayamos nacido donde hayamos nacido, merecemos un mayor respeto de quien hable en nombre de España. *Doctor en Historia

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