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  • Envidiosa, a mitad de camino entre Susanita y mujer moderna

    » Elterritorio

    Fecha: 24/10/2024 08:22

    La serie que está en boca de todos genera risa y ruidos. Lo claro es que nos trae algunos interrogantes sobre cuánto evolucionamos por un lado y cuánto le exigimos a nuestras ficciones jueves 24 de octubre de 2024 | 5:30hs. Todos hablan de la nueva serie que copó las pantallas argentinas. Disponible en Netflix hace un mes y a pesar de que pareciera una renovación en las historias que contamos, Envidiosa cae en los mismos ejes de siempre. Infinidad de críticas, favorables y no tanto, se colaron en los medios desde su estreno y más allá de las opiniones personales, uno de sus aciertos es poner en el tapete el debate, cuestionarnos cuánto evolucionamos. El elenco de la serie es impecable con personajes que son más que creíbles, graciosos y fácilmente trasladables al mundo real. Si bien desde los primeros capítulos genera risas, empatía, parece quedarse a mitad de camino con otras cuestiones más trascendentales. Es que todo el quid de la cuestión es la imperiosa necesidad de Vicky (Griselda Siciliani) de casarse y tener hijos. Pero no de casarse con cualquiera sino con alguien que –más allá del dolor o la inseguridad que le pueda generar- sea un buen partido socialmente, es decir un tipo hegemónico, bello, poderoso, profesional y con dinero. La serie tiene el acierto de poner a la envidia como tema central visible e indisimulable pero el problema es que Vicky, como buena hija del sistema patriarcal, solo compite y envidia a sus pares féminas. No envidia una carrera profesional, el desarrollo personal, el amor o algún logro en otro ámbito de la vida más que el casarse y tener hijos. Y como es de esperar, sus amigas tampoco se bancan que sea siempre una mala onda. A medida que avanzan los capítulos, se avizora que los diálogos con la psicóloga podrían dar sus frutos, pero siempre volvemos al punto cero. Es muy difícil deconstruirse. Incluso en el diván psicológico, donde se dan unos idas y vueltas muy cómicos e irónicos buscamos desentrañar ¿Quién es Vicky? ¿En que se parece a Susanita o La Sirenita. ¿Qué le gusta de la vida en pareja, qué no? ¿Le gusta cantar, bailar, viajar? O solamente es una tóxica celosa? No se muestra mucha vida propia de la protagonista, ni preferencias, ni gustos ni saberes que la destaquen más que algunos comentarios sobre su buen desempeño como decoradora. No terminamos de conocerla más allá de sus aventuras y desventuras centradas en el amor romántico, sí, ese de novela de antaño, que no tiene profundidad ni explicaciones. El equilibrio feminista está marcado claramente por la mamá, la hermana y la psicóloga con quien se dan los diálogos más reflexivos y poderosos. Pero una madre libre y una hermana que decide sobre su cuerpo no parecen ser suficientes para balancear la trama. Además, la culpa de todo este pensamiento retrógrado que tiene la protagonista parece ser simplemente una secuela de un drama familiar y no un constante bombardeo publicitario de toda la cultura que nos rodeó siempre. Sin embargo, aunque no hace énfasis en la sororidad, sí hay algunos guiños y se puede desentrañar la fortaleza de los lazos entre mujeres. El acompañamiento entre hermanas, amigas, madre-hija, en tiempos apremiantes y a pesar de todo. Esos segundos deben ser de los más emotivos de la serie, si es que buscamos apelar a algún sentimiento por sobre la mera comedia. Si bien la idea de Envidiosa es novedosa en el sentido de interpelar y decir: soy una mujer machirula, consumista, envidiosa? ¿Cuán Susanita soy o por qué? El problema es que el personaje no sale de esa dinámica tóxica que detona su vida. Incluso hay escenas tan cliché, con vestido de novia, alcohol y depresión que ni siquiera le hacen juicio a Friends o Sex and the city, pergeñadas en otras décadas. Vicky llora más al perder una oportunidad de llegar a su vacío objetivo que a un ser querido. No la mueve el amor, un deseo profundo de maternar, de vivir una vida acompañada sino simplemente el ganar, el lograrlo, sentirse elegida, campeona de lo que considera el juego de la vida. Y sí, la exageración es parte de la ficción y genera ambivalencias a veces buscadas en la audiencia. Hoy los extremos están de moda y tanto algoritmos como política bien lo explotan. Pero a pesar de que podemos entender que Vicky es producto de una vida llena de imágenes de cuentos de hadas donde la familia feliz es todo, esperamos un poquito más de ella en estos tiempos. ¿Y por qué le pedimos tanto a una ficción? ¿Por qué juzgamos más duramente a nuestros productos y perdonamos tanto de Hollywood? Porque Envidiosa llegó como un tanque que parecía tenerlo todo y porque queremos sentirnos identificados. Porque aunque porteñocentrista, prometía ser más cercana que Emily en París, y buscamos que nos toque una fibra íntima. Y al menos, desde esta visión, Envidiosa es tan pretenciosa como superflua o quizás nos toque mirarnos mejor al espejo y no pedirle peras al olmo. Creemos que la historia de Vicky da para más y en un principio parecía despegar en ese sentido, pero aunque no nos haya conquistado del todo, ojalá la segunda temporada la protagonista salga de la dicotomía y muestre más atisbos de evolución en su motivación y elecciones, más profundidad en sus deseos. Sobre la serie Envidiosa es una comedia romántica argentina dirigida por Gabriel Medina con guión de Carolina Aguirre (Ciega a citas) y producida por Adrián Suar. Está protagonizada por un elenco encabezado magistralmente por Griselda Siciliani que se lleva todos los laureles, Esteban Lamothe en un rol de tipo ‘ordinario y bueno’ que se convierte previsiblemente en el héroe masculino que salva y cuida, Benjamín Vicuña como galán garca y Martín Garabal en un papel de novio aburrido. Se suman Pilar Gamboa como la hermana progre, Violeta Urtizberea como la cheta extrema que tiene todo el cuento resuelto, Lorena Vega como la paciente psicóloga, Susana Pampin como la madre libre sexualmente. Además, Milla Araujo en un típico papel de mujer extranjera hot, Leonora Balcarce como compañera de trabajo que termina siendo empática, las amigas Marina Bellati y Bárbara Lombardo y como dueña del restaurante chino Débora Nishimoto, en un personaje que aporta mucha frescura. Según adelantó Netflix, la segunda temporada se estrenaría durante el verano 2025. De acuerdo a la estadística online, el 86% de las personas marcó que le gustó la serie, su estética, fotografía y las actuaciones.

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