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  • Cómo evitar los esquemas Ponzi con criptomonedas

    » LT10 Digital

    Fecha: 23/10/2024 22:23

    La estafa perpetrada por RainbowEx en la ciudad de San Pedro, que tuvo como victimas a unas 20 mil personas, puso de relieve, una vez más, que las estafas Ponzi evolucionaron al calor del auge de las criptomonedas. El antecedente inmediato a lo sucedido en la localidad del interior bonaerense es el caso protagonizado por Generación Zoe, el emprendimiento delictivo de Leonardo Cositorto. Frente al crecimiento de esta modalidad de estafa surge la pregunta sobre cómo evitar este tipo de robos con criptoactivos. Un poco de historia Primero, es preciso aclarar a que nos referimos cuando hablamos de los esquemas Ponzi. Se trata de una forma de estafa ideada por un estafador italiano llamado Carlo Ponzi, quien una vez emigrado a Estados Unidos, en los años 20 del siglo XX se hizo famoso por haber estafado a miles de inversionistas a quienes les prometía enormes rendimientos en poco tiempo al afirmar que podía generar un 50% de ganancias en solo 45 días o un 100% en 90 días. Su secreto consistía en que, supuestamente, podía comprar cupones de respuesta internacional. Estos cupones eran como un boleto que alguien compraba en su país para que una persona en otro país a bajo costo pudiera enviar una carta de vuelta sin tener que pagar el franqueo y por un valor mayor. Pero la realidad fue que Ponzi nunca utilizó tales cupones para generar beneficios, sino que pagaba a los inversionistas iniciales con el dinero de nuevos inversores, creando así un ciclo que eventualmente colapsó. Este tipo de esquema sentó un precedente en materia de estafa a gran escala y proliferó en distintas partes del mundo a lo largo del siglo XX y el XXI. Un antecedente a nivel masivo, a tal punto que llegó a provocar el colapso de un país entero, fue el caso de Albania en 1997, cuando la mayor parte de la población, sumida en la pobreza tras la salida del comunismo y la transición al capitalismo, se sumó a esquemas piramidales que no se sostuvieron en el tiempo y se derrumbaron, causando una guerra civil en ese año entre distintas facciones que buscaban recuperar lo invertido valiéndose de una constelación de bunkers ocultos llenos de armas heredados de la época comunista que atravesó ese país, los cuales nunca habían sido utilizados en su tiempo para lo que fueron construidos: la posibilidad de una guerra total en un contexto de Guerra Fría. Esquemas Ponzi y criptomonedas Pero volvamos al presente. Los esquemas Ponzi evolucionaron a un nuevo nivel con el surgimiento de las criptomonedas en 2009. Según lo contado por la abogada tributaria y Senior Research Follor de la Fundación Internacional Bases, Marianela Mendoza, en ambito.com, el primer caso de estafas de este tipo con criptoactivos estalló en 2013, cuando la Comisión de Valores de los Estados Unidos presentó la primera demanda civil en contra de Trendon T. Shavers, también conocido como Pirateat40 y su compañía Botcoin Savings and Trust. Shavers prometía a los inversionistas enormes retornos generados por ganancias a través del arbitraje de Bitcoin. Esto es, compraba bitcoins a bajo precio y los vendía a un precio más alto en distintos mercados. En ese marco, ofrecía rendimientos de hasta un 7% semanal. Sin embargo, Shavers usada el dinero de los inversores para pagar a los antiguos, sin realizar en realidad las actividades que promocionaba. Cuando no pudo pagar a todos los inversionistas, la estafa colapsó y dejó perdidas estimadas en 700 mil bitcoins, que se traduce en una cantidad astronómica de moneda física en la vida real en base al valor actual de esta criptomoneda. Los precedentes argentinos: Generación Zoe y RainbowEx El primer caso en Argentina, como se mencionó, fue el protagonizado por Leonardo Cositorto y su Generación Zoe, el cual fue denunciado por la ONG Bitcoin Argentina a raíz de dos artículos publicados en la prensa, en la que este grupo se presentaba como una entidad que combinaba coaching, educación y servicios financieros. Cositorto promocionaba su emprendimiento a partir de su supuesto gran crecimiento y la creación de su criptomoneda Zoe Cash. La denuncia se basó en los delitos de denuncia por estafa, amparado en el Artículo 172 del Código Penal, intermediación financiera no autorizada (Art. 309 del Código Penal), y captación de ahorros (Art. 310 del Código Penal). La modalidad de estafa de Cositorto se basaba en la promoción engañosa de Zoe Cash como una inversión respaldada en oro, lo que resultó ser falso. También difundía servicios propios de coaching coercitivo, que prometía ganancias financieras exorbitantes y atraía a personas con falsas expectativas de crecimiento. Asimismo, Generación Zoe captaba ahorros ajenos de forma no autorizada, por medio de un fideicomiso sin autorización de la Comisión Nacional de Valores ni del Banco Central. Otros elementos de la estafa de Cositorto con sus criptoactivos sin fondos consistían en ofertas engañosas en medios como Clarín, Youtube y redes sociales en general, fraude piramidal en el que las inversiones de nuevos participantes se usaban para pagar a los anteriores en lugar de generar ganancias reales y uso indebido de logos y avales de la Comisión Nacional de Valores. El antecedente de Cositorto se repitió pero a una escala mucho mayor con RainbowEx, a tal punto de estafar a casi toda una localidad como San Pedro, donde los vecinos llegaron a poner a la venta sus maquinas agrarias para invertir en dicha plataforma de trading, que prometía rendimientos del 1% al 2% diario en dólares. Se trató de una producida fachada en la que una joven “exitosa” promocionaba y guiaba diariamente a los inversores a que invitaran a nuevos usuarios a invertir en la plataforma. Pero la realidad es que muy pocos de todos estos inversores pudieron recuperar el dinero invertido, mientras que la mayoría nunca podrán hacerlo. Lo preocupante, es que esta modalidad de estafa está teniendo lugar en otros puntos del país como Bahía Blanca, Córdoba y Mendoza, entre otros lugares del territorio nacional. ¿Qué hacer ante estas propuestas? Según Mendoza, frente a este tipo de propuestas, lo mejor antes de participar en ellas es buscar asesoramiento profesional de brokers registrados en la Comisión Nacional de Valores, abogados y contadores especializados. También es importante contar con un monto de capital no destinado a gastos fijos, sino de ahorro, así en caso de que un inversor caiga en la estocada, no se quede sin nada. Otro factor a tener en cuenta suele operar en el plano psicológico de quienes invierten en este tipo de esquemas, que se se manifiesta cuando los inversores siguen poniendo capital cuando es evidente que no dará buenos resultados, pero irracionalmente piensan en que es mejor hacerlo por temor a perder lo que ya se ha gastado, por más que no sea recuperable. El temor psicológico que conduce a seguir invirtiendo en lo que a todas luces es una estafa provoca que las victimas no denuncien el fraude hasta que es demasiado tarde. Los delitos más comunes con criptomonedas son las estafas piramidales en las que se prometen altos retornos con criptomonedas ficticias, Pump and dump, que es la manipulación del precio de criptomonedas poco conocidas para inflarlas artificialmente y luego venderlas antes de que colapsen, el Phishing o la suplantación identitaria de empresas o personas para robar información confidencial, o las páginas web falsas de inversión.

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