Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La ley kirchnerista que los libertarios aman

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 23/10/2024 12:50

    “Cuanto más se alejen del centro dos posturas opuestas, paradójicamente, más cosas comenzarán a tener en común” Jean Pierre Faye, escritor y filósofo francés Transcurridos más de diez meses de la nueva gestión libertaria, comienzan a tornarse más nítidas las verdaderas características de aquello que en la teoría autodenominaron minarquismo en tránsito (estado mínimo) y anarcocapitalismo de llegada (sin estado). No es el objeto de este artículo analizar las gruesas incongruencias entre la teoría y la práctica del gobierno de Milei, muchas de las cuales surgen de la necesidad de domar la herencia kirchnerista y otras de propia cosecha. Milei sube a Cristina al ring Es difícil calificar al kirchnerismo como extrema izquierda, más bien se acercaría a algo así como un populismo de estado. Pasa lo mismo con los libertarios, que no encuadran en el molde del liberalismo tradicional, sino en el de una concepción de un autoritarismo de derecha. Lo cierto es que en la política argenta, no existe en puridad un eje derecha/izquierda como extremos de dos concepciones ideológicas opuestas, más bien hoy esos lados opuestos están ocupados por el kirchnerismo y el libertarismo. Esto fue advertido por ambos sectores políticos de la Argentina, que en las elecciones de 2025 jugarán a una polarización entre ambos, disolución del medio mediante. De allí la reaparición de Cristina en el escenario político, también la nueva estrategia gubernamental de elegir a la expresidenta cómo contendiente. “Ambos extremos, Cristina y Milei, se necesitan, no sobrevivirían el uno sin el otro” La expresión de Milei, que siempre demuestra que los límites de la prudencia política pueden extenderse siempre un poco más, lanzó días pasados que “me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro”. Típico derrape del libertario, aunque no menos calculado, gestó en el kirchnerismo duros cuestionamientos y pedidos de disculpas. Cristina contenta con Milei, la sube permanente al ring de desafiante de la corona, en detrimento del resto de los dirigentes y fuerzas políticas. Milei contento con Cristina, la adversaria ideal para polarizar. No son iguales, pero se parecen La teoría de la herradura forma parte de la ciencia política. Debe su formulación al escritor y filósofo francés Jean Pierre Faye, en su obra “El siglo de la ideología”. Pensando en una herradura de caballo cómo un óvalo inacabado en su parte inferior, Faye sostiene que dentro de la distribución de las diferentes ideologías políticas, cuanto más se alejen del centro dos posturas opuestas, paradójicamente, más cosas comenzarán a tener en común. Milei fue votado para acabar con el kirchnerismo, como contraparte extrema del mismo. Fue una buena estrategia de campaña, que se abandonó en parte en los primeros meses de gestión, en los que los enemigos de la “casta” fueron extrañamente los sectores del medio político. Por necesidades electorales, hoy vuelven a agitarse los extremos, que conviene a ambos lados. Pero, como una suerte de paradoja existencial, comienzan a advertirse algunas coincidencias que los hace ver como hijos de una misma madre, o, por lo menos, con un parentesco político. No vamos a analizar en profundidad el tema, salvo para destacar una circunstancia harto demostrativa del asunto. La ley de Cristina que Milei defiende La división de poderes es propia de una democracia republicana. La Constitución prohibió legislar al Poder Ejecutivo, con las únicas salvedades del veto y de los Decretos de Necesidad y Urgencia. Contrariando la manda constitucional, en 2006 se sanciona la Ley 26.122 o “ley Cristina”, que reglamenta el trámite de los DNU con una dinámica opuesta a lo previsto por los convencionales: los DNU son ley “salvo que sean rechazados por las dos Cámaras legislativas”. Se configura lo que se llama en derecho “sanción ficta”, es decir sanción por omisión. En esos tiempos, el kirchnerismo quiso asegurarse la preeminencia presidencial ante un Congreso eventualmente adverso. Luego no tuvo necesidad de tanto DNU, suficiente fue con las mayorías legislativas para obtener las leyes que les interesaban. “Legislar sin el Congreso, una reglamentación de los DNU que la oposición se propone cambiar” Pero, esa ley le vino como anillo al dedo a Javier Milei, en atención a su indigencia en el Congreso: tiene atribuciones legislativas con los DNU, y las Cámaras no tienen mayoría para rechazarlos. Advertida la situación, los distintos sectores políticos quieren invertir el paradigma: en vez de que el silencio del Congreso signifique validez y vigencia del DNU, deberá ser lo opuesto, es decir que perderá vigor si no hay una ratificación legislativa expresa. Hay 16 proyectos en la Cámara de Diputados en tal sentido, todos de la oposición. Las comisiones comenzaron a tratarlos el miércoles pasado, Milei tiembla ante tal perspectiva. Del modo indicado, observamos que, cuando de gestión de gobierno se trata, los libertarios son iguales a los kirchneristas, quieren administrar sin las molestias de la pluralidad política del Congreso, haciendo “leyes” sin los debates molestos del Poder Legislativo. Insólitamente, o no tanto, hoy los kirchneristas, junto a gran parte de la oposición, quieren derogar su propia ley, que es defendida con uñas y dientes por los libertarios. Cuando no hay principios, la ley del más fuerte rige, y esa normalmente es la que dicta el poder político de manera oportunista.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por