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  • Laia San José, escritora: "Xenófobos, misóginos y homófobos utilizan una imagen inventada de los vikingos para sus propios fines. No tiene sentido"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 22/10/2024 12:29

    Uno no nacía vikingo o vikinga, sino que se hacía vikingo. Esta será quizá una de las primeras sorpresas con las que se encuentren los lectores de La huella vikinga (Roca Editorial), el nuevo libro de Laia San José, pero no precisamente la última. La historiadora, conocida en redes sociales como The Valkyrie’s Vigil, es la mayor divulgadora de la Era Vikinga en nuestro país, colabora en programas de radio y televisión como El condensador de Fluzo y ha trabajado para Play Station y Xbox España, Fox TV o History Channel Latinoamérica creando contenido sobre historia y mitología nórdica. Ahora ha decidido poner por escrito sus conocimientos a través de este volumen que revisa la visión que tenemos de la mitología nórdica y la historia de esos pueblos, además de explorar su profundo impacto en nuestro presente: desde la Cabalgata de las Valkirias hasta la toma del Capitolio de Washington en 2021. Sostiene que la idea que tenemos de los vikingos es muy poco realista aunque “lo vikingo” está todo el tiempo a nuestro alrededor. Así es. En las últimas décadas han proliferado múltiples productos populares que tienen a los vikingos como protagonistas y no solo eso, es fácil ver el adjetivo “vikingo” junto a cosas tan dispares como peinados, tatuajes, maquillaje, ropa, entrenamientos, filosofía… Está por todas partes y, sin embargo, de una forma poco histórica. Porque lo que se ha ido gestando desde el siglo XIX es la imagen de “lo vikingo” a través de la cultura popular y no tanto la imagen de “los vikingos” históricos. ¿Por qué cree que nos fascinan tanto? Nos llevan fascinando 250 años, desde finales del siglo XVIII y, sobre todo, desde el XIX. Fascinaron a victorianos, románticos y nacionalistas porque representaban la imagen del buen salvaje, de lo primitivo pero noble frente a la civilización occidental corrompida. Se les vio como símbolo de libertad, de valor, de honor… Y es un poco la idea que —salvo otros usos más retorcidos como el que de ellos hicieron los nazis— se ha mantenido en el tiempo. Hoy en día fascinan tanto a personas que se sienten atraídas por este periodo de la historia de Europa, pero no tienen ningún interés ideológico, como a ciertos grupos ideológicos que ven en los vikingos un (mal) ideal de masculinidad. Vikingo no es una sociedad, una cultura o una etnia, sino una actividad: la del saqueo" Estrictamente, ¿qué significa ser un vikingo? Un vikingo, o una vikinga, fue una persona que desde finales del siglo VIII, primero desde Escandinavia y posteriormente también desde otros sitios donde los escandinavos tuviesen bases establecidas, se dedicó, entre otras cosas, al saqueo. Es decir, la Era Vikinga es un periodo de la historia de Escandinavia que se enmarca en el final de su prehistoria, es decir, la Edad del Hierro. Un periodo que se extiende entre finales del siglo VIII y mediados o finales del siglo XI. No es que aparezcan o desaparezcan los vikingos, sino que durante ese tiempo una parte de su población llevó a cabo una actividad de saqueo, a veces estacional o puntual, a veces más permanente. La Era Vikinga termina cuando Escandinavia se cristianiza y deja de lado esta actividad. Vikingo no es una sociedad, una cultura o una etnia, sino una actividad. Aunque, por comodidad y por importancia, decimos Era Vikinga para designar ese periodo histórico que culmina en la llegada de la Edad Media. Siendo así, ¿hubo vikingas? La arqueología nos revela que sí hubo mujeres que participaron en estas campañas de incursión, así que también podríamos hablar de vikingas. El problema con el mundo nórdico es que las fuentes literarias son muy escasas y se escribieron ya en época cristiana, en un contexto en el que las mujeres apenas aparecen, no solo en la narrativa del saqueo, sino en casi ninguna narrativa. Entre las pocas que nos han llegado está Freydís Eiríksdottir, la hija de Erik el Rojo, primer colonizador de Groenlandia, que formó parte de las primeras expediciones de exploración a Vinlandia, un territorio colonizado por ellos en América del Norte. Según su libro, la llegada de los vikingos a la cultura moderna se produce en el siglo XIX. ¿Cómo ocurrió, dónde y por qué? Durante la Edad Media y el Renacimiento el interés principal de los círculos artísticos e intelectuales europeos se centró de manera más o menos general en el pasado clásico: Grecia y Roma. Con la irrupción de la Ilustración estos intereses fueron cambiando y desde países como Escandinavia, Inglaterra, Alemania o Estados Unidos se puso el foco en el mundo germánico antiguo. En este momento también se recuperan y se traducen los textos de la literatura nórdica medieval, y su publicación produce una auténtica locura por el mundo vikingo. Al reconstruirse la historia vikinga con pocas fuentes, la mayoría de ellas literarias, la imagen que se creó de los vikingos fue una muy idealizada y romantizada que poco coincidía con la realidad. Si a ello le sumamos que muchos de estos países tenían intereses nacionalistas detrás de esta recuperación del pasado germánico, la cosa todavía se retuerce un poco más. Hoy en día, con las investigaciones que se llevan a cabo desde hace décadas y con una histórica nórdica académica mucho más real, ya comienza a haber productos de ficción en la cultura popular que nos presentan una imagen más histórica de los vikingos. Uno de los ejemplos más claros de cómo se ha manipulado la historia de los vikingos es la figura de Thor y cómo ha ido cambiando de aspecto a lo largo del tiempo. La historia de la evolución de la imagen de Thor es un poco la historia de la evolución de la imagen de los vikingos en sí misma. Durante mucho tiempo a los vikingos, y a Thor también, se les representaba de forma anacrónica con los cánones de belleza y vestuario del momento. A partir del siglo XIX la cosa cambia bastante, porque a la hora de representar a los vikingos, o a Thor, comienzan a pesar otros motivos, algunos ideológicos. Muchos cuadros decimonónicos muestran a Thor como el salvador de la patria y por eso es musculoso, fuerte y aparece en actitud desafiante, violenta y enfadada. La evolución posterior de Thor es muy interesante porque su salto al estrellato viene de la mano de los cómics y, posteriormente, de las películas de Marvel. En el mundo del cómic hace su irrupción en los años de la Segunda Guerra Mundial, lo que hace que en su primera aparición, como dios de los germanos representado por Estados Unidos, aparezca como el malo, asociado a los nazis. Por eso aparecerá como un bárbaro poco agraciado. Poco a poco Thor se volverá musculoso, rubio, atlético, bien plantado y muy americano y pasará a luchar contra los malos, como una especie de Capitán América mitológico. Ese Thor bellísimo y de gimnasio ha imperado durante décadas y se han convertido en canon (sin serlo), pero ahora mismo otros productos de ficción han explorado otras imágenes de Thor, más diversas, como pasó con el Thor del videojuego God of War: Ragnarök, al que consideraron gordo y poco digno. Si bien es cierto que los vikingos llegaron a América 500 años antes que Colón, la huella de su llegada fue efímera y muy poco profunda" Es muy interesante toda la reivindicación que se hizo en Estados Unidos sobre el pasado vikingo. ¿Cuáles fueron las razones? En el siglo XIX, Estados Unidos vivió dos factores que acabaron confluyendo. Por una parte la inmigración masiva y organizada de muchísima población escandinava que buscaba mejores oportunidades económicas y, por otro, una creciente reivindicación ideológica de un pasado alejado de lo latino, lo colombino y lo católico. El catalizador común que encontraron fue ese supuesto pasado vikingo de Estados Unidos porque consideraban que el “descubridor” no había sido Colón, sino Leif Eriksson en el año 1000 cuando llegó a las costas de Terranova en Canadá. Esto se dio en un momento en el que las teorías evolutivas y biologicistas desarrollaron el racismo científico que consideraba unas “razas” mejores que otras, el norte blanco europeo mejor que el sur no blanco, por ejemplo. Y, por ello, era preferible estrechar los lazos con esas naciones norteñas en vez de con las sureñas o las del este. Esta teoría no tiene mucho sentido ni demasiado peso porque, si bien es cierto que los vikingos llegaron a América 500 años antes que Colón, la huella de su llegada fue efímera y muy poco profunda. Desde el año 1000 hasta el siglo XIX no modeló el desarrollo de Norteamérica de ninguna forma, como sí lo hizo la llegada de Colón y todo lo que vino después. Pero ciertos sectores estadounidenses y canadienses se acogieron a ello para desligarse de ese pasado que no les gustaba y crear uno nuevo que llegaron a intentar justificar incluso falsificando pruebas arqueológicas. Libros como el suyo y su labor en redes son importantes para evitar que grupos como los neonazis se apropien de los vikingos. ¿Cómo diría que los más jóvenes perciben a los vikingos y su mundo? Creo que desde hace unos años la cosa está cambiando, pero es cierto que los vikingos han suscitado mucho interés entre ciertos sectores ideológicos como el neonazismo y el supremacismo blanco. Para esos grupos siguen encarnando los mismos valores tradicionales, raciales, etcétera. Valores que no existían en la Era Vikinga y que no tienen ningún sentido, además. Pero ya va más allá la cosa, actualmente hay otro tipo de círculos ideológicos no solo xenófobos, sino misóginos y homófobos que también utilizan esa imagen inventada de los vikingos para sus propios fines; la manosfera tiene mucho fan de lo vikingo entre sus filas. Pero como digo, creo que aunque eso sigue existiendo y toma nuevos caminos conforme evolucionan otros aspectos, los vikingos también tienen hoy muchos más “fanes” de su realidad histórica; hay mucha más gente interesada en la realidad de este periodo histórico al sentir que encarnaban esos valores o ideales, gente que incluso un tiempo atrás no sentía interés o que directamente tenía aversión por el tema. Una cosa de la que me siento particularmente orgullosa es cuando llega alguien a mis redes sociales, a mi trabajo, y después de un tiempo me dice cosas como “te empecé a seguir porque te vi en la tele o en no sé qué sitios y a mí los vikingos no me gustaban nada, pero ahora me gustan y los veo de otra manera”. Creo que hay, que somos, mucha gente trabajando ya para que la perspectiva cambie. Y es que la realidad es mucho más interesante, en el fondo, que su leyenda. Y no tiene nada que envidiarle a la ficción.

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