Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Valera

    » Diario Cordoba

    Fecha: 22/10/2024 09:38

    Este años del que abordamos su último tramo ha sido muy prolijo en efemérides para la cultura cordobesa. Cito alguno de los más descollantes. El 200 aniversario del nacimiento de Juan Valera; las 100 velas que hubiese soplado Rafael de la Hoz; o el 150 aniversario del natalicio de Julio Romero de Torres. El Ateneo de Córdoba se ha implicado en homenajear a estos prohombres de esta provincia, como la conferencia que impartió Francisco Daroca sobre la incidencia de De la Hoz en el paisaje urbano de esta ciudad. O el ciclo que ha programado para honrar a nuestro pintor más universal. Pero permitan que me detenga en don Juan Valera, y en subrayar la generosa colaboración del Ayuntamiento de Cabra y la Fundación Aguilar y Eslava con el Ateneo para irradiar la figura de uno de los egabrenses más ilustres, cediendo los paneles del pintor Lozano Sidro, reproducción de las ilustraciones que este pintor prieguense hizo para una de las ediciones más condiciones de Pepita Jiménez; o respaldando con la presencia del alcalde de Cabra la visión que el embajador Juan Leña Casas ofreció sobre la faceta de Valera como diplomático. Del autor de Juanita la Larga habría que resaltar ese perfil menos conocido por el público, las cancillerías como buen crisol para que aflorase esa prosa reflexiva. Merece la pena destacar esa deliciosa y socarrona relación epistolar que mantuvo con el también diplomático Leopoldo Augusto de Cueto sobre la apertura de la embajada española en aquella Rusia de los zares y los desconcertantes avatares de su misión como secretario de aquella legación, con el duque de Osuna como el más manirroto y acaso pintoresco de los embajadores de esta nación. Las Cartas desde Rusia son toda una corresponsalía de aquel lujo decadente de una corte que en la opulencia comenzaba a fraguar su final. En esas cuartillas aflora la indigesta derrota rusa en Crimea, al tiempo que cuenta sus aventuras literales -a punto estuvo de ahogarse al resquebrajarse el lago helado que atravesaba su trineo- como sus devaneos amorosos. Porque don Juan era incluso a su pesar un seductor -el ejemplo más dramático fue el romance que mantuvo con Katherine Bayard, la hija del secretario de Estado norteamericano, que se suicidó cuando el invierno del diplomático llama a tornar a España-. Vivir las primeras ascuas de Crimea, o deambular por la Casa Blanca unos años antes de la voladura del Maine nos tienta a especular con la ucronía de un Valera en estos tiempos tan sórdidos, donde el afilado cinismo de las relaciones internacionales sigue carcomiendo la armonía entre los pueblos. La literatura es la sublimación de la realidad y nuestro escritor tuvo la maestría de embozarse en la patria chica para lúcidamente aproximarse al lúcido desencanto de este tránsito mundo. *Licenciado en Derecho. Graduado en Ciencias Ambientales. Escritor Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por