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» Diario Opinion
Fecha: 21/10/2024 16:40
El suceso ocurrió el pasado viernes por la noche en la colonia Paso Báez, cuando la pequeña Daniela fue picada por un alacrán. En busca desesperada de auxilio, su madre Analía Andrea la trasladó al Centro de Salud local, donde no pudieron brindarle el tratamiento necesario. Ante la urgencia, decidieron llevarla al Hospital interdistrital de Laguna Blanca, a 30 kilómetros, localidad natal del gobernador Gildo Insfrán y sede de la Facultad Provincial de Medicina. Sin embargo, lo que debería haber sido un refugio médico, se convirtió en una nueva parada de su infortunado trayecto. A las 00:51 de la madrugada, Daniela ingresó al hospital de Laguna Blanca junto a su madre, Analía Andrea Medina, quien ya estaba inmersa en una angustia inenarrable. Pese a los esfuerzos del médico de guardia, Marcelo Vázquez, quien le aplicó dexametasona para intentar contrarrestar los efectos de la picadura, la situación no mejoró. La decisión fue derivarla al Hospital de La Madre y el Niño, en la ciudad de Formosa, a 140 kilómetros de distancia. Luego de visitar dos centros de salud y recorrer 30 Km, la ambulancia del SIPEC tardó dos horas en llegar para trasladarla 140 Km más, tres horas después falleció Lo que ocurrió después es un reflejo de la ineficacia y falta de recursos del sistema sanitario provincial. La ambulancia del SIPEC (Sistema Integrado Provincial de Emergencias y Catástrofes), encargada de realizar el traslado, tardó dos horas en llegar. Recién a las 3:15 de la madrugada, Daniela fue subida a la ambulancia, pero a esas alturas, su estado ya era crítico. Lamentablemente, no alcanzó a llegar con vida al hospital de la capital. A las 6:30 de la mañana, el doctor Vázquez informó a las autoridades que, durante el traslado, Daniela había fallecido. Este trágico episodio resalta las severas deficiencias del sistema de salud en Formosa, particularmente en áreas rurales. La falta de atención inmediata en el centro de salud local, la incapacidad del hospital de Laguna Blanca para manejar la situación, y la demora de la ambulancia del SIPEC, señalan fallas sistémicas que han convertido un caso de emergencia médica en una tragedia evitable. El comunicado oficial calificó la muerte de Daniela como una "fatalidad", sugiriendo que se trató de un desafortunado azar. Sin embargo, para la madre destrozada de la pequeña, y para los muchos ciudadanos que dependen de un sistema de salud deficiente, la tragedia de Daniela no es una cuestión de suerte, sino de negligencia institucional. ¿Cuántas vidas más deben perderse antes de que se asuman responsabilidades y se realicen los cambios necesarios ? La muerte de Daniela es un llamado urgente para abandonar el relato, los esloganes fáciles de campaña y el cuento de que "La Salud es una Cuestión de Estado". Es hora de hacerse cargo, de los hechos y no solo palabras, es hora de repensar las prioridades en la gestión de Gildo Insfran. No puede seguir considerándose normal que una emergencia médica deba atravesar tres hospitales y más de 140 kilómetros para recibir la atención adecuada.
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