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» Diario Cordoba
Fecha: 20/10/2024 14:05
Miriam González Durántez y su marido, el viceprimerministro Nicholas Clegg, en 2010 / 'activos' En el año 2000, una prometedora abogada española, Miriam González Durántez, especialista en derecho comunitario, hija del que fue alcalde de Olmedo (Valladolid) y senador por el PP José Antonio González Caviedes, se casó con un representante del Gotha británico: Nicholas William Peter Clegg. Hijo de uno de los banqueros y hombres de negocios más afamados de la City. Su madre, Eulalie Hermance van den Wall Bake, prestigiosa pedagoga holandesa, estuvo en un campo de internamiento japonés en Indonesia en la Segunda Guerra Mundial. También nieto de la baronesa rusa Kira von Engelhardt, Clegg pasó por todos los escalones habituales de la aristocracia británica. Fue periodista, en The Nation en Estados Unidos, y becado por el Financial Times, donde trabajó desde Budapest, e inició su carrera política de la mano del Partido Conservador como escritor de discursos del comisario Leon Brittan. No aceptó la oferta para formar parte de los tories (el laborista Tony Blair ganó las elecciones), y decidió integrarse en el tercer partido del país: el Liberal Demócrata. Fue elegido eurodiputado y acabó siendo su líder. Otros artículos de Martí Saballs Pons En mayo de 2010, tras las elecciones generales, firmó un pacto de Gobierno con los conservadores, liderados por David Cameron. Clegg fue nombrado viceprimer ministro. Europeísta convencido, defensor de las libertades civiles, su figura fue siempre objeto de vigilancia y ataque por parte de los medios más derechistas del país. En aquel momento, su esposa ya era una reputada abogada de la City. Desde 2006 dirigía el Departamento de Comercio Internacional y Unión Europea del bufete DLA Piper en Londres, especializada en Comercio Exterior y regulación. Española y católica, Miriam González, que había mantenido su apellido de soltera -poco habitual en el Reino Unido-, empezó también a ser vigilada desde el primer día en que su marido asumió el cargo. En 2010, además, ella se incorporó al consejo de la empresa Acciona, donde estuvo hasta 2014. Han pasado ya más de 14 años desde que Miriam González empezó a convertirse en una persona pública y recuerda, en conversación con ‘activos’, la dureza del escrutinio público al que fue sometida debido al cargo de Nick Clegg. Defiende acérrimamente la necesidad de que las mujeres profesionales e independientes puedan seguir manteniendo sus posiciones. No ser mujer florero, como dice. No es el cargo lo que importa, sino la transparencia. Cuenta como todas las semanas estaba obligada a informar, siempre bajo confidencialidad, sobre sus clientes para poder establecer un muro que evitara los conflictos de interés. Un código ético en el que nunca cupiera ninguna duda. La persecución de la prensa, añade, fue constante para intentar buscar el mínimo rasguño que pusiera en peligro su carrera. La abogada defiende que para evitar los conflictos de interés hay que ser transparente desde el principio Hoy, Miriam González y sir Nick Clegg, padres de tres hijos con nombres españoles, han cambiado de vida. Desde 2018, él es responsable de Asuntos Globales de Meta/Facebook y, tras un paso por Palo Alto (California), ha vuelto a instalarse en Londres. Ella ha acentuado su presencia en España, donde, más allá de su trabajo como abogada y consejera de empresas, sigue comprometida con su proyecto Inspiring Girls y con el desarrollo de la Plataforma España Mejor. Aunque su nombre ha sonado como posible candidata electoral, ella niega su interés en emprender una carrera política. Muy crítica con la evolución del sistema político español, el "parasitismo", su voz quiere incorporarse y hacerse oír en el debate público para buscar soluciones a los grandes desafíos: desde la vivienda hasta la incorporación de las tecnologías en la empresa y la sociedad. Miriam González tiene otro objetivo, casi una cruzada: ayudar a propulsar el papel de la mujer en el ámbito profesional. Para ella, independientemente de las cuotas y los progresos realizados en los últimos años para romper techos de cristal, hay tres elementos donde queda mucho por hacer. El primero: hasta que no exista igualdad y conciliación en las tareas del hogar, poco más podrá avanzarse. La casa y la gestión de los hijos las sigue llevando mayoritariamente la mujer. El segundo: las mujeres que lleguen a posiciones relevantes en el mundo profesional deben ser mucho más visibles y dar ejemplo. Tercero: hay que lograr inspirar a las niñas en el colegio para que no teman fracasar en las asignaturas STEM en los momentos claves de su desarrollo. La agenda y la presencia de Miriam González seguirán creciendo. La portada que le dedica ‘activos’ es premonitoria. Al tiempo.
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