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  • Patoruzú, el cacique argentino cumple 96 años

    » Facundoquirogafm

    Fecha: 19/10/2024 12:17

    Superman en los Estados Unidos, Asterix en Francia, Astroboy en Japón y Patoruzú en la Argentina. Sí, el indígena más famoso de nuestro país se metió entre los grandes protagonistas del comic mundial, aunque sus características son bien criollas. Lejos del prototipo del superhéroe de físico escultural y rasgos agraciados, el personaje es un héroe imperfecto. Nariz enorme, espalda encorvada y la chuequera típica del hombre de a caballo: Pampero es una extensión de su cuerpo. "El hombre perfecto dentro de la imperfección humana", lo definía su creador, Dante Quinterno, resaltando su bondad, uno de los rasgos que más lo definían. El indio tehuelche de intrincado árbol genealógico (descendiente de la dinastía Patoruzek, con raíces egipcio-patagónicas) es dueño de media Patagonia. En sus primeras décadas de vida, Patoruzú se convirtió en una figura súper popular (en su apogeo, la revista llegó a vender 300 mil ejemplares) y en el gran superhéroe nacional. ¿Si alguna vez salió del país? El no, pero su nombre fue objeto de estudio fuera de la Argentina. En 1942, Walt Disney convocó a Dante Quinterno para que lo ayudara en la recreación del ambiente donde corretearía el célebre Bambi, que finalmente se inspiró en el increíble bosque de arrayanes de la isla Victoria, en el lago Nahuel Huapi. El indio creado por Quinterno llegó tan lejos que en 1997 llamó la atención de la revista Américas (de la OEA), que le dedicó un artículo titulado "Un Superman del Cono Sur". Vale decir, el hombre de hierro creado por Marvel llegó una década después que nuestro famoso indio tehuelche. Patoruzú nació el 19 de octubre de 1928. Dante Quinterno tenía 18 años cuando decidió incluirlo en las Aventuras de Don Gil Contento, que aparecían en la contratapa del diario Crítica. Una semana antes, Hipólito Yrigoyen había asumido la presidencia de la Nación por segunda vez. Aquel fue el estreno del indio que se convertiría en un ícono de las historietas argentinas, aunque en esta ocasión sería debut y despedida: Patoruzú no volvería a las páginas del diario creado por Natalio Botana. La cosa fue más o menos así: el 18 de octubre de 1928, un recuadro publicitario anunciaba que el indio Curugua Curiguagüigua –tal como lo había bautizado Quinterno– irrumpiría en el popular diario. Ese día el cacique patagónico arribó en tren a Buenos Aires, la París de Sudamérica. El hit de esos días en los cien barrios porteños –y en los arrabales– era Mi Buenos Aires querido, de un tal Carlos Gardel. Dado el contexto, volvamos a la ficción… "¡Por fin llegaste, Patoruzú!", lo recibió Don Gil Contento –bosquejo inicial de Isidoro Cañones, playboy mayor de Buenos Aires– dejando en claro que Quinterno había tomado el consejo del periodista Mario Sáenz: "Con ese nombre no vas a ningún lado. ¿Quién va a recordar 'Curugua-Curiguagüigua'? Tenés que usar algo pegadizo, criollo, como la pasta de oruzú…", unas golosinas muy populares entre los chicos de entonces. Y así quedaría bautizado para siempre.

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